Resumen y sinopsis de Hijos de Dune de Frank Herbert
Hijos de Dune es la tercera novela de la serie «Dune» de Frank Herbert, una obra maestra unánimemente reconocida como la mejor saga de ciencia ficción de todos los tiempos.
Leto Atreides, el hijo de Paul -el mesías de una religión que arrasó el universo, el mártir que, ciego, se adentró en el desierto para morir-, tiene ahora nueve años. Pero es mucho más que un niño, porque dentro de él laten miles de vidas que lo arrastran a un implacable destino. Él y su hermana gemela, bajo la regencia de su tía Alia, gobiernan un planeta que se ha convertido en el eje de todo el universo. Arrakis, más conocido como Dune.
Y en este planeta, centro de las intrigas de una corrupta clase política y sometido a una sofocante burocracia religiosa, aparece de pronto un predicador ciego, procedente del desierto. ¿Es realmente Paul Atreides, que regresa de entre los muertos para advertir a la humanidad del peligro más abominable?
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Recupera en buena medida el espíritu del primer libro, añadiendo a las conjuras y contra-conjuras, a las digresiones filosófico-religiosas, la dimensión ecológica que estaba más ausente en la segunda parte de la saga, las abundantes descripciones de la vida y la ética desértica y de su imponente paisaje.
Dune se ha transformado en un mundo parcialmente verde en el que han cambiado las duras formas de subsistencia del pueblo fremen, pero a costa de perder sus tradiciones e identidad, con la amenaza de la pérdida de la preciada “especia” que lo mueve todo, tal es la paradoja de este desarrollismo, impulsado por un culto mesiánico que ha degenerado en un régimen autoritario e ilegítimo (cabe pensar si no ha sido siempre el imperio Atreides un culto autoritario y genocida…). Nos encontramos con una guerra, pero en el propio seno de la dinastía mesiánica, que se encuentra con numerosos frentes abiertos, propios y ajenos, que cuestionan y directamente desafían su poder.
Herbert nos sumerge en una lectura de enorme complejidad que por momentos se hace difícil de seguir, no sólo por la complicada trama, lo elevado de los personajes, con sus facultades y poderes que desafían lo humano, cuyas motivaciones a veces se hacen difusas e incluso incomprensibles… sino por los nuevos conceptos que introduce, en especial el de las “memorias”, la conciencia del pasado remoto que, junto con la “presciencia” de los libros anteriores, es lo que condiciona tanto las decisiones y los actos de los personajes como el porvenir del universo.
Los gemelos Atreides, como protagonistas, son seres más allá del bien y del mal y resulta cuanto menos difícil encontrar el lado humano en ellos. Esta cuestión meta-humana que se introduce como vuelta de tuerca es algo que roza el surrealismo y cambia las reglas del juego; no puede decirse que el final sea “feliz” ni tampoco un fracaso, sólo podemos definirlo como raro e inquietante, algo que el lector debe digerir por hallarse al margen de toda cuestión moral.
Las disquisiciones, sea en forma de diálogo o de pequeños prólogos a cada capítulo, tratan casi siempre de la continuidad y el cambio en el universo, la necesidad de que los sistemas evolucionen para evitar el estancamiento… pero también del destino que rige a escala individual o civilizatoria, la capacidad de predecir los acontecimientos como determinante de esos mismos acontecimientos, la realidad vista como un todo de posibilidades más allá de los estrechos límites de la conciencia del común de los mortales. También hay cosas más mundanas, como la lealtad puesta a prueba, la traición y el sacrificio, el conflicto interno entre unos principios u otros, o incluso relaciones materno-filiales tortuosas como poco.
Novela sin duda excesiva, irregular como todo Herbert y llena de aspectos contradictorios, interpretables, incoherentes incluso, pero que quizá aspira a ser entendida a modo de intuiciones o ráfagas, a partir de lo que sugiere, en lugar de pretender que se comprenda todo completa o incluso lógicamente (peligra nuestra salud mental si lo intentamos).
Tercera entrega de la saga “Dune” y para mí la mas floja de las tres. La novela sigue las pautas de las dos anteriores, aquí se nos cuentan conspiraciones dentro de conspiraciones, traiciones, corrupción , la degradación de la religión de Muad Dib... pero la narración me resulta pesada, pastosa, un poco liosa y para mi gusto se abusa del vocabulario “universo Dune”... así que voy a parar de momento la lectura de la saga y ya la continuaremos en un futuro lejano.
De los tres libros de la saga que he leído hasta ahora es el que menos me ha gustado, la trama se complica demasiado con intenciones e intrigas ocultas.