Resumen y sinopsis de El mesías de Dune de Frank Herbert
El mesías de Dune es la segunda entrega de la excepcional saga de Frank Herbert «Dune», considerada la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos.
Arrakis, también llamado Dune: un mundo desierto en pos del sueño de convertirse en un paraíso, cuna de mil guerras que se han extendido por todo el universo y de un anhelo mesiánico que intenta alcanzar el sueño más antiguo de la humanidad...
Paul Atreides: un personaje mítico, perturbado por la cercana presencia de una sombra dominante: su hermana Alia. Y frente a ellos, los grandes intereses económicos, políticos y religiosos que sacuden los espacios interestelares: la CHOAM, la Cofradía espacial, el Landsraad, la Bene Gesserit...
Todo ello, y mucho más, conforma esta segunda entrega de «Dune»: un fresco impresionante y una obra cumbre de la imaginación.
Ha participado en esta ficha: bclaudia
Se siente como un epílogo, un poco alargado porque se repite a sí misma sin llegar a ningún lado. Sus últimos capítulos son los que realmente valen la pena recordar.
Esta es la continuación del primer libro. Es más corto, pero ciertamente no tiene el mismo ímpetu de la primera novela. Es una novela más política, filosófica, existencial. Si buscan aventuras como en la primera, pues no lo van a encontrar.
Por esa causa a mí se me hizo algo pesado. El primer libro es el que tiene la aventura épica, los que le siguen son más reflexivos. Solo para incondicionales de la saga.
Continuación de la gran novela Dune, donde podemos seguir las andanzas de Paul. Mucho más corta, no llega al nivel de la primera.
Secuela situada años después del final de “Dune” y que por lo tanto nos permite saborear mejor lo que tan solo intuíamos tras el busco desenlace del libro anterior. El imperio de los Atreides ha conquistado la galaxia a sangre y fuego y ha impuesto su credo fanático, pero aunque nada escapa a su aplastante fuerza militar e ideológica lo amenazan sus propias contradicciones, como el tesoro que supone el agua en un planeta desértico, pero que no puede evitar disolver y corromper las costumbres, la inocencia originaria de sus habitantes. Poco a poco se fragua una conspiración tras la que se encuentra un nuevo y terrible enemigo; la Bene Tleilax, una casta de ingenieros genéticos capaz de cualquier cosa. Herbert es un autor que desde luego no se caracteriza por su sencillez, esta es una novela “menor” en comparación con su obra previa, pero vuelve a centrarse en las intrigas cortesanas, en unas conjuras por el poder donde cada encuentro, cada diálogo, supone un duelo de inteligencias superiores, con unos personajes dotados de habilidades sobrehumanas y muy alejados del común de los mortales… No dejan de manejarse unos conceptos enrevesados que dan sentido a este mundo, a una gran partida de ajedrez donde cada jugador mueve sus piezas meticulosamente y cada plan puede encubrir otro plan.
Sin embargo, en el centro de tantas facciones y alianzas laten unas individualidades atormentadas; las de unos personajes que se nos descubren trágicos, atrapados por la marea del tiempo. Por un destino que, pese a sus inmensas capacidades, son incapaces de vencer, solo lo pueden percibir, ser sus títeres. Paul Atreides tiene que cargar con el peso de haber desatado una yihad, de no poder ser él mismo libre. De haber dejado de ser un libertador para convertirse en el mayor tirano. Pero incluso seres tan superiores, como su hermana Alia, son capaces de sentimientos inesperados. Nos apartamos por esta vez de los temas ecológicos para centrarnos en los vericuetos de la política, en la conclusión lógica del ciclo del mesías; en su psicología, sus dudas y miedos, pues son los dos hermanos los primeros infieles de su propio culto. Parece que tienen un significado especial los ojos, no únicamente los ojos azules del pueblo fremen, con su visión única de la existencia, sino los ojos artificiales, equiparables a la ausencia (al menos aparente) de un alma… o la pérdida de la visión física, que convierte a los dioses en simples hombres. Es un último sacrificio, o martirio, lo que permite la renovación de la dinastía, la restauración de la pureza y de los lazos con la tradición del desierto.
Se nos presenta un Paul ya encumbrado como emperador, canonizado en su propia religión. Todo es aquí dotado de una monótona flema. Corto, al mismo tiempo dilatado a más no poder, pues su argumento se desarrolla entre inverosímiles intrigas políticas, propias de corte del medievo, y las profundizaciones en la psique de los personajes resultan frecuentemente insulsas. Si son interesantes las reflexiones en cuanto a la religión y al poder, muy presentes en la historia, y es inevitable desear conocer el destino de los Atreides. Pero algo ha perdido de la primera parte; quizás, el agua y el desierto.
Yo soy de los muchos que se sintieron defraudados por esta secuela del maravilloso Dune. Ciertamente, hay cosas interesantes, pasajes (sobre todo al final) en los que logré emocionarme. Pero desafortunadamente se pierde mucho de la magia del primero. Creo que lo terminé únicamente por ser un libro corto. Luego traté con el tercero, Hijos de Dune, y ese sí tuve que abandonarlo. Este libro, claro, será valioso para los amantes de la saga, para los fans de hueso duro.
En “El mesías de Dune” vemos las consecuencias de la llegada al trono de emperador de Paul Atreides. Como se profetizada en “Dune”, se inicia la Jihad, el fervor y fanatismo religioso, en nombre de Paul que lleva a la conquista y aniquilamiento de cantidad de mundos...la creación de una nueva religión en torno a las figuras idolatradas de Paul Muad´dib y su hermana Alia.
“El mesías de Dune” es una novela de conspiraciones y engaños, de política... pero ambientado en el miedo, amor , fervor religioso, temor e incomprensión que generan Paul Muad´dib y Alia.
El primero me enamoró por su alegato ecológico. También por su alegato mesiánico, político... pero en mi caso en concreto, por el alegato ecológico.
Poco de eso hay aquí. Esto es el libro de una conspiración. Y está bien (no excepcionalmente) urdida. Comienza fuerte, baja un poco a mitad (aunque no se detiene tan brutalmente como pasaba en el primero) y termina de nuevo subiendo. Entretiene sobradamente.
Después de leer Dune pensé que la historia terminaba en ese libro (dividido en dos partes) y que no continuaba. Al saber que había muchos más libros continuando con la historia de Dune no pude contenerme y fui a buscar este segundo. No es, para nada, lo que yo esperaba. Se pierde la atmósfera que se consigue con el primero, la trama es simple y creo que poco creativa si se compara con el primer libro. Herbert intenta cear una nueva atmósfera más "gótica" en torno a Alia que no acaba de cuajar del todo.
La narración cuenta como Arrakis, liderada por Paul, se enfrenta a problemas más bien políticos, como los ciudadanos fremen se vuelven infelices y como parece que se van perdiendo un poco las viejas costumbres para dejar paso a las nuevas. El primer libro ofrecía una amplia perspectiva general del funcionamiento de Arrakis y este parece que se atasca entre el despacho (gigante) de Paul y el espacio de culto a Alia.
No me pareció tan completo como el primer libro, sin embargo tiene el mérito de darle un buen fin a la saga, lo que no es menor.