Resumen y sinopsis de El proceso de Franz Kafka
Tanto para la crítica como para los lectores, Franz Kafka supone uno de los más grandes escritores del pasado siglo. Dotado de una interioridad y unos poderes de expresión extraordinarios, ansiaba encontrarle un sentido a la vida y reflejarlo en sus escritos, a pesar de lo cual no pudo hallar más que paradojas. "El proceso" representa el mundo de un hombre dividido interiormente e inseguro de estar en la realidad. En él su protagonista, Josef K., arrestado una mañana por una causa que desconoce, se verá envuelto en un verdadero laberinto judicial, sin posibilidad de defenderse o apelar a la razón y la empatía.
Ha participado en esta ficha: Candalf1989
La novela tiene algunos capítulos muy buenos y otros no tanto, en ocasiones no sigue una línea argumental sólida y da la impresión de estar leyendo capítulos sueltos, lo cual es comprensible tratándose de una obra inacabada y no corregida por el autor. Lo que sí logra es crear un ambiente agobiante, asfixiante, claustrofóbico, oprimente, ilógico y muy surrealista.
"Piense usted que el resultado de mi proceso me es completamente indiferente y que no me preocupo de la condena que pudieran aplicarme. Eso, suponiendo que el proceso termine realmente algún día, cosa que me parece muy dudosa."
Obra que refleja un transitar "kafkiano-dantesco" en el cual el protagonista, Josef K., trata de comprender los entresijos de la Justicia a partir de su propia experiencia como acusado de un delito indeterminado por el que terminará pagando un alto precio. Un transitar que inicia al trabar conocimiento con subalternos de oficinas tribunalicias, jueces de instrucción, abogados, verdugos, con un tío suyo que llega en su ayuda, y hasta con un extraño pintor y un curioso sacerdote quienes, en una mezcla entre realidad y surrealismo, le ofrecen a Josef peculiares puntos de vista de las leyes, la culpa, la absolución, los trámites burocráticos, la angustia y la incertidumbre por un "proceso sin fin", en el que también se involucran sentimientos de orden personal con los cuales tendrá que lidiar al relacionarse con féminas como la señorita Bürstner o la joven Leni, con resultados poco convincentes, un reflejo que parece proyectar al propio autor en esos menesteres.
Con una carga simbólica importante, es una de las obras más populares de Kafka, pese a ciertos detalles inacabados en su conjunto y otros quizás innecesarios y recargados para efectos de la historia concebida.
Teniendo en cuenta el carácter inacabado y fragmentario de la novela, con unas partes que pueden ser mejores y otras peores, o un criterio de edición discutible, estamos ante una obra imprescindible y de una enorme capacidad de sugerencia.
Puede decirse que Kafka es, ante todo, un visionario de la modernidad y que en su trabajo se pueden encontrar geniales intuiciones; el individuo despersonalizado, deshumanizado, a tientas por un mundo que no entiende. Marcado por una lógica que no tiene sentido alguno, o que tiene uno propio, pero inescrutable. La vida la gobiernan unas fuerzas arbitrarias contra las cuales apenas puede hacerse nada, y lo que debería ayudar, ponerse al servicio del ciudadano, es precisamente su peor enemigo, el más hostil e implacable. Nace, por lo tanto, la paranoia, la desconfianza ante lo real. La descripción viene cargada de detalles incómodos y fuera de lugar, de entornos físicos y arquitectónicos agobiantes (habitaciones, buhardillas, callejones...), irrespirables, conforme a una realidad que se nos ofrece distorsionada.
El protagonista quiere terminar rápido con un proceso que comienza siendo una simple contrariedad, una molestia o quizá una equivocación, pero ese proceso acabará invadiendo y dominando por completo la vida del procesado hasta las últimas consecuencias, destruyéndole. La existencia es un proceso que lleva en sí una condena, una condición penosa que sobrellevar como buenamente se pueda, antes que algo que pueda solucionarse de manera definitiva. El proceso y la sentencia terminan por ser una sola cosa, independientemente de la culpabilidad o inocencia del acusado.
Josef K. es un miembro respetable de su comunidad, y productivo, que goza del éxito profesional. Alguien completamente normal y anónimo, e ingenuo (inocente, en este sentido). Pero experimentará el peso de una culpa que no le corresponde. El desarrollo de la trama se asemeja al de una comedia grotesca y de enredos, conforme se suceden los encuentros y las situaciones absurdas, los diálogos al borde del galimatías, y desfilan ante K unos personajes degenerados, a menudo egoístas, interesados; desde los corruptos subalternos que lo detienen (quienes, por cierto, son igualmente víctimas de un castigo atroz) hasta los pretenciosos abogados que teóricamente auxilian a los necesitados. Y no sólo en la esfera jurídica, pues también hay ejemplos de nepotismo, picaresca, arribismo laboral, de relaciones emponzoñadas, más propias de animales que de personas. Las mujeres, por cierto, aparecen retratadas más bien negativamente, como seres a menudo engañosos, tentadores y significativos de cierta lujuria.
El silencio, el desconocimiento de lo que realmente está ocurriendo, del funcionamiento del sistema y de las consecuencias de realizar una acción u otra, lo opaco de unas instituciones judiciales que conforman en sí mismas un submundo de siniestros mecanismos… son los medios para mantener y para ejercer cruelmente el poder y el miedo; un poder que se extiende y del cual todos participan en mayor o menor grado. Por último, una fábula en torno a esa ley inaccesible pero omnipotente, de moraleja discutible o inexistente, pero que podría condensar el significado último de la novela.
Libro no apto para todos los públicos debido a su complejidad. Es recomendable para entender esta obra tener un conocimiento previo sobre la vida de Kafka, ya que está plagado de símbolos. El protagonista sufre una acusación absurda: no sabemos el motivo y además hace su vida normal trabajando en un banco, pero la misteriosa acusación le va afectando interiormente. Se nota que el autor trató de reflejar lo enmarañada que puede llegar a ser la ley para el ciudadano, con una clara asimilación a la figura autoritaria de su padre. A pesar de reconocer esto no me acabó por satisfacer esta historia.
El adjetivo "kafkiano" se inventó por algo: extraña, claustrofóbica, inquietante, misteriosa... Es difícil definirla, por eso lo mejor que uno puedo hacer es leer esta inclasificable obra del gran Kafka.
Difícil de catalogar. La relación con esta novela es de amor-odio, atracción-repulsión, con capítulos adictivos como el guardián y otros cuya lectura requiere mucho esfuerzo como el del abogado, si bien lo achaco a mis limitaciones como lector. Muy surrealista y con un final demoledor. Totalmente recomendable y muy buena la edición en la que indica pasajes tachados por el autor y al final pone fragmentos, ya que hay que recordar que no está totalmente concluida.
Muy recomendable su lectura.
Cuando se dices que algo es Kafkiano es esto, el proceso.
Un libro al que le hace plena justicia el adjetivo "kafkiano": Opresivo, asfixiante, absurdo y desolador. Para lectores ocacionales puede resultar denso, pero para quienes gusten del autor o de buscar metáforas o segundas lecturas en una obra literaria, es recomendable.
Asfixiante, absurda y claustrofóbica; tal vez no hay una mejor definición que describa esta novela, que a través de sus innumerables laberintos logra transmitir una sensación de desesperanza pero también consigue hacer una crítica muy bien lograda de uno de los grandes poderes de la sociedad de la manera que lo sabe hacer éste autor. Una lástima que esta historia quedara inconclusa pero un acierto de Max Brod de no cumplir con una de las voluntades de Franz Kafka.
No me resulto sencillo terminarlo. Pero es un muy buen libro, yo diría que es el punto álgido de Kafka en su prosa.