Resumen y sinopsis de Bajo la fría lluvia de Dublín de Loles López
Descubre esta divertida e intensa historia de amor en la que aceptar el pasado y atreverse en el presente provocarán que dos personas que se odian desde siempre y que no tenían en mente enamorarse caigan sin remedio en el influjo del amor.
Mónica se prometió que nunca volvería Dublín, pero, después de once años viviendo en España, las circunstancias la obligarán a regresar a su ciudad natal. Y aunque su intención es pasar allí una cortísima temporada, acabará instalándose en la casa de su estricta y liante abuela, donde compartirá techo con Connor O’Callaghan. ¡El mismo chico que le hizo la vida imposible los últimos años que vivió ahí! Y aunque haya pasado tiempo desde el inicio de esa mutua enemistad, parece que Connor sigue aferrado a ese odio que sentían. Entre discusiones, situaciones hilarantes, recuerdos y secretos desvelados, comenzarán a darse cuenta de que la convivencia será mucho más difícil de lo que pensaban.
Una carta que no recibió.
Un instante que no debería haber ocurrido.
Y un viaje por Irlanda que les hará encontrar algo que ni siquiera buscaban.
¿Qué harías si te tocara vivir con la persona que más odias en el mundo?
Pocas veces me ha dolido físicamente leer una novela. Y es que, Bajo la fría lluvia de Dublín es tan horriblemente mala que forzarte a su lectura acaba provocando toda una batería de síntomas físicos que van desde escalofríos al dolor articular. Pero de ellos, el más persistente son las náuseas que te asaltan en casi todos los capítulos de esta espantosa novela. Si al menos fuera corta, no habría que sufrirla demasiado. Pero no, son más de 450 páginas de insufrible dolor.
Loles López es la autora de este bodrio. Viendo su trayectoria literaria tampoco esperaba nada bueno de ella. Y es que López es una escritora completamente mediocre que posee un estilo simplón, fácil, sin atractivo y con una ejecución que dan ganas de llorar durante días de lo espantosa que es. Todo esto lo consigue gracias a una prosa lenta, tediosa, delirante y con un desarrollo digno de un niño de cinco años poco espabilado, un lenguaje funcional que raya lo vulgar y unas descripciones tan básicas que podrían haber sido creadas (de nuevo) por el infante anteriormente descrito. Pero he dejado lo mejor para el final: los personajes. Los protagonistas son el tándem más espantoso que la literatura haya “parido” nunca. Os presento a Mónica y Connor. La primera es simplemente retrasada mental. Su CI es de los más bajos que se haya visto nunca. Jamás se da cuenta de nada y todo el mundo la puede manipular como quiere. Connor es el prototipo irreal de tío: guapísimo, con dinero e imbécil. Lleva años odiando a Mónica por un malentendido que no ha tenido narices de aclarar desde hace más de una década. El resto de los personajes son tan creíbles como un conejo verde. Y tienen el mismo peso en la trama que el citado roedor.
Si te cuento que Bajo la fría lluvia de Dublín pertenece al género Chick-lit, ya te estoy diciendo muchísimas pistas, como que va a contar una historia de amor y que pretenderá ser divertido. Eso es inherente a este género de literatura. Pero lo que no aparece por ningún lado es que esta novela es un absoluto pestiño, lleno de momentos tan estúpidos y convencionales como los que inundan las malas comedias románticas. Pero para que juzguéis con propiedad aquí os hago una pequeña sinopsis. Mónica, hija de padre español y madre irlandesa, juró no volver a Dublín cuando su madre los abandonó y su padre y ella se marcharon a España. Pero cuando se entera de que su abuela a muerto, decide volver, más que nada por la herencia. La sorpresa es mayúscula cuando se encuentra a su abuela vivita, coleando y haciendo planes de volver a incorporarla a la familia. Y entonces aparece Connor, el archienemigo de su juventud. Mónica y Connor no se soportan desde la adolescencia, pese a que cuando eran pequeños fueron amigos cercanos. Ahora tienen que vivir juntos y… el resto es historia. Un clásico de enemies a lovers pesado, repetitivo y previsible. Y queda el infumable final. El desenlace es obvio, abierto y con tanto azúcar que podrías comértelo, degustarlo y vomitarlo en cuestión de minutos.
En suma, Bajo la fría lluvia de Dublín es una lectura terroríficamente aburrida. Tampoco es que esperara mucho de una obra de esta clase, pero es que ha superado mis expectativas: Es lo peor que he leído este año (de momento). Y por eso nunca comprenderé por qué esta clase de libros tienen tanto éxito. Esta en concreto está llena de personajes planos y una trama tan vacía que ni toda la lluvia de Dublín podría llenarla.