Resumen y sinopsis de Los colores del adiós de Bernhard Schlink
Nueve relatos prodigiosos que exploran la complejidad y las paradojas del alma humana. El autor de El lector sigue en plena forma.
Este libro reúne nueve deslumbrantes relatos que presentan un minucioso catálogo de actitudes y emociones humanas. Arranca con unos científicos pioneros en el campo de la inteligencia artificial en la Alemania comunista, con la Stasi y los remordimientos de fondo, y siguen otras historias: la del hombre que asiste impasible a la evolución del romance de una joven vecina a la que dio clases cuando era niña, intuyendo que no puede acabar bien; la del hijo que descubre el verdadero rostro de su madre durante unas vacaciones de verano en una isla y de este modo también se descubre a sí mismo; la del profesor de música que tiene un encuentro casual con una mujer de la que estuvo enamorado, del que emerge un secreto y acaso la posibilidad de volver al pasado; la del padrastro que se enfrenta al deseo de su hija lesbiana de tener descendencia; la del hombre que debe asimilar la muerte de su hermano, que ha sido para él casi un desconocido...
Bernhard Schlink, como ya hizo en su bestseller internacional El lector y en sus libros posteriores, continúa aquí la minuciosa y sutil exploración de las flaquezas y anhelos de los seres humanos: el amor, el miedo al paso del tiempo, la culpa, el autoengaño, los sueños que se evaporan, el dolor de la pérdida, los lazos afectivos que nos mantienen a flote...
En este caso lo hace a través de unos relatos que son prodigiosas piezas de cámara, construidas con elegancia, precisión e infinitos matices, en las que se pueden apreciar su profundidad psicológica, su portentoso manejo de las emociones, su perspicacia para plantear dilemas morales... El resultado es un libro redondo, que nos muestra al escritor en plenitud de facultades, como uno de los grandes narradores europeos en activo.
Increíblemente aburrido, Los colores del adiós es una antología de relatos pesada e indigesta que no termina nunca de enganchar y cuya lectura se hace interminable pese a contener tan solo nueve relatos.
El autor de este tedioso recopilatorio es Bernhard Schlink, célebre por haber escrito “El lector”, obra que tuvo versión cinematográfica. Y sin embargo, nunca había tenido interés en leer algo suyo. Mi instinto lector estaba en lo cierto. Y es que, en lo esencial, Schlink resulta un escritor complejo con un estilo de escritura enrevesado, artificioso e increíblemente lento. Para ello cuenta con una prosa pedante y cargante, un lenguaje bien escogido aunque sin demasiada floritura literaria y unas descripciones que no son muy numerosas, pero si mínimamente explicativas.
Al ser un libro lleno de cuentos, los personajes son muy diversos. O así debería ser en teoría. En la práctica, el tono y los protagonistas son tan similares unos a otros que te parece estar leyendo siempre la misma historia con los mismos personajes. Esto no hace ganar puntos al libro.
Como he dicho anteriormente, Los colores del adiós es un compendio de narraciones con un claro nexo en común que aparece en el título. Todos estos cuentos hablan de la pérdida en todas sus formas y el posterior duelo. Así a través de estos nueve relatos nos encontramos con diálogos con amigos muertos, una curiosa relación intergeneracional que acaba de forma trágica, un amigo que se interpone entre la relación tóxica de dos hermanos, una nostálgica reconciliación con el pasado, el fantasma del incesto, las infidelidad conyugal vista desde los ojos de un niño que empieza a descubrir el sexo, la desolación de la muerte de un ser muy querido, el arrepentimiento por lo que pudo ser, pero se dejó pasar y la felicidad de estar enamorado, así como el miedo a perderlo. Pese a los diversas temáticas y protagonistas que aparecen, todos ellos tienen muchos puntos semejantes. Y es que, como he dicho antes, el dolor a perder algo que necesitamos o queremos en nuestras vidas, nos lleva al sufrimiento, por haberlo perdido, y a la nostalgia, al recordar lo que teníamos. Si bien es cierto que cada cuento termina de una forma diferente, también presentan similitudes cuando llegan al final. Para empezar, todos ellos presentan un desenlace abierto. El autor no cierra realmente las historias, y además este fin resulta demasiado abrupto, dejando algunas cuestiones sin respuesta. Es del todo insatisfactorio que tras haberte hecho con la historia, Schlink no la quiera (o sepa) cerrar de manera apropiada.
Definitivamente, Los colores del adiós es una lectura soporífera que te deja una sensación de haber perdido el tiempo. Estas narraciones son demasiado superficiales y cortas como para dejarte algún poso de reflexión, pero suficientemente cargantes como para que su lectura se te haga eterna. Y es que independientemente de qué color sea el adiós, yo se lo he dicho, y para siempre, a este libro (y posiblemente al autor también).