Resumen y sinopsis de El oso y el ruiseñor de Katherine Arden
En la estepa rusa, el invierno dura casi todo el año y los montículos de nieve son más altos que las casas. A Vasia el hielo le recuerda a los cuentos sobre Morozko, el misterioso rey del invierno, que trae las heladas y engaña cruelmente a las jóvenes para quedarse con sus almas. En cuanto su padre regresa de Moscú con una nueva esposa muy devota, las cosas cambian. La mujer ve demonios invisibles a ojos de todos, excepto de Vasia... Aunque para ella son espíritus: como el vodianói, un hombre hecho de ramas de árboles, o la rusalka, la ninfa que ahoga a los incautos en el lago. Mientras los aldeanos sigan haciéndoles ofrendas, no pasará nada malo.
Pero un despiadado invierno, cuando las ventiscas cubren las casas de escarcha y el miedo se cuela por las cerraduras, las ofrendas dejan de llegar.
Ambientada en un paraje helado de la Rusia medieval, la trilogía que inicia El oso y el ruiseñor teje un tapiz irresistible en el que se entrelazan la magia de los cuentos de hadas y el temor a lo desconocido. Tras su publicación, el libro resultó ganador en la categoría de Mejor Novela Fantástica en Amazon (2017), quedó finalista en los premios de Goodreads, se tradujo a una veintena de idiomas y cosechó un gran éxito de ventas.
Preciosa y excepcional, El oso y el ruiseñor nos habla de las creencias, de la magia ancestral que habita en lo más profundo de nosotros mismos y nos hace ser supersticiosos y precavidos, porque intuimos que hay algo más allá del mundo que podemos ver y sentir. Pero también nos muestra cómo cuando la intolerancia y el miedo entran en juego, puede desatarse la maldición más horrible del mundo: la incomprensión.
No conocía a Katherine Arden, la autora, pero me parece que tiene una gran maestría con la pluma, pese a ser esta su primera obra. Me parece una escritora notable con un estilo complejo, lleno de matices y muy bien desarrollado. Para ello cuenta con una prosa dinámica y equilibrada, un lenguaje con aderezos líricos de gran belleza y una riqueza en nombres antiguos y populares rusos, y unas descripciones que te golpean con toda su fuerza y te introducen totalmente en un universo que cabalga entre dos mundos muy bien definidos, el que históricamente hemos llamado “real” y otro que siempre se ha sugerido habitado por criaturas mágicas.
Los personajes están desarrollados de forma magnífica. Construidos con una gran solidez resultan creíbles y verosímiles. Bien descritos y mejor perfilados, todos ellos resultan importantes para configurar el mundo de la novela, incluso aunque solo salgan tangencialmente.
La historia que narra El oso y el ruiseñor es tan antigua como los seres humanos. Nos habla del conflicto que va apareciendo entre las antiguas tradiciones, llenas de demonios, duendes, gnomos, etc., que constituyen el imaginario popular y la religión monoteísta, que poco a poco ha ido eliminando aquello que deplora como simple creencias sin ninguna base. Pero empezaremos haciendo una pequeña sinopsis. En este libro nos encontramos con Vasia, la menor de cinco hermanos que vive en un entorno rural al norte de Rusia. Vasia es una chica extraña. Le gusta la lectura, correr por el bosque y pelear, cosas muy impropias de una señorita. Pero es que Vasia es especial. Es la única capaz de ver a todas aquellas criaturas que ayudan y protegen a los habitantes del pueblo, a cambio de unas pocas ofrendas. La vida cambia muy rápidamente cuando su padre vuelve a casarse con una mujer profundamente piadosa. Pero termina de empeorar cuando aparece el padre Konstantin, un clérigo inflexible que mete el miedo en el cuerpo a los habitantes del pueblo que deciden darle la espalda a los espíritus protectores que siempre les han ayudado. Y de repente, las cosas se complican. Un invierno brutal y un mal pernicioso se cierne sobre el pueblo y Vasia es la única que parece darse cuenta. Ahora deberá hacer todo lo posible para detenerlo. Y hasta aquí puedo hablar sin desvelar nada importante. Pero no hay duda de que Arden crea un magnífico tapiz de la Rusia Medieval en el que tiene cabida la intolerancia y la suspicacia hacia los individuos diferentes. Dos hechos, que por desgracia, continúan siendo vigentes en la actualidad y que el libro trata de manera magnífica demostrándonos que más allá de las épocas, los seres humanos siguen comportándose igual. Y esto se demuestra hasta en el final. Como buen inicio de trilogía/saga, es abierto. Pero no deja cuestiones por contar ni dudas que resolver. Solo unas increíbles ganas de continuar leyendo las aventuras de Vasia.
En resumen, El oso y el ruiseñor es una de esas pequeñas e inesperadas joyas que se cruzan en tu camino lector y, que agradeces haber leído, porque terminas siendo un poquito más sabio de lo que eras cuando empezaste. Es, por tanto, un libro cuyos contrastes ya aparecen en el propio título. Y es que al Oso, que representa la fuerza del miedo, se le une el ruiseñor, animal de constitución débil, pero cuyo canto infunde la esperanza suficiente para poder pelear contra aquello que más tememos.