Resumen y sinopsis de La inocencia del aceite de Julián Granado Martínez
«...esto es tan real que parece de novela», piensa el médico que cuenta esta historia.
Se había visto arrastrado hasta sus entresijos tres años atrás, en 1981, cuando estalló la más terrible de las intoxicaciones alimentarias jamás conocidas en España que dejaría tras de sí 600 muertos, más de 20.000 afectados por secuelas y un olvido alimentado por el tupido silencio oficial.
Según la versión gubernamental, el veneno provenía de cierto aceite de colza adulterado con anilinas. Pero el médico sabe que eso es una patraña. Ha aprendido a valorar los consistentes rumores sobre hortalizas tratadas con pesticidas sospechosos, sobre organofosforados procedentes de la industria militar que habrían contaminado la cadena alimenticia, sobre tomates y armas químicas... Un impenetrable conglomerado de intereses geostratégicos que, en vísperas del inminente ingreso de España en la OTAN, provocó aquella catástrofe que nadie consentirá en reconocer por sórdidas razones de alta política.
Nuestro narrador se aparta del epicentro madrileño a refugiarse en el ostracismo de una oscura plaza de médico de prisiones en Tarragona. Donde, precisamente, esperan juicio varios de los industriales aceiteros señalados como los criminales responsables de la intoxicación. Entre ellos encontrará a Ricard Bersabé, considerado el cabecilla de la trama. Como el criado madrugador que huye de la muerte al verla en el mercado, el médico se la encontrará al anochecer en Samarra, el lugar de su cita.
Esta historia es a cada paso visitada por la muerte. La del imparable goteo de las víctimas de aquella intoxicación, la de los personajes perseguidos por la insidia del cáncer... y la que portan los sicarios de turno para administrársela a inocentes como la esposa de Bersabé, Lidia Miquel, que, al emprender su viaje de averiguación, ignoraba que iba a acabar integrando la horrenda crónica de sucesos.