Resumen y sinopsis de Los ojos cerrados de Edurne Portela
Los ojos cerrados es una novela de un solo lugar, un pueblo que podría tener cualquier nombre y que por eso se llama Pueblo Chico. Pueblo Chico está anclado en una sierra agreste que a veces se cubre de niebla, otras de nieve, una sierra en la que a veces se pierden los animales, desaparecen las personas. En el pueblo vive Pedro, el anciano protagonista de esta novela, depositario de secretos que rodean a la violencia que ha atravesado el lugar durante décadas. Cuando Ariadna llega a Pueblo Chico por motivos al principio poco claros, Pedro la observa y vigila, mientras Ariadna va desvelando su propia vinculación con la historia silenciada del lugar. El encuentro entre pasado y presente, entre Pedro y Ariadna, da pie a una novela en la que Edurne Portela indaga sobre una violencia que si bien trastoca para siempre la vida de los personajes, genera la posibilidad de crear un espacio de convivencia y solidaridad.
No me ha gustado. Pretencioso y demasiada "nebulosa" en el desarrollo de la trama. Bien escrito pero con argumento flojo.
Brutal y lúcido retrato de cualquier sociedad de posguerra, Los ojos cerrados es una maravillosa novela en la que se dan cita los peores instintos del ser humano. Pero también es una aguda reflexión sobre la necesidad de justicia y reconocimiento y de cómo el no obtener ninguno de los dos puede consumir la vida de alguien en el odio y la tragedia más absolutas. Y todo esto en poco más de 200 páginas. Asombroso.
Edurne Portela firma la autoría de esta fascinante novela. Es una absoluta desconocida, por lo menos para mí, pero ni qué decir tiene que resulta una magnífica escritora, que presenta un estilo de escritura rico, complejo y con una ejecución impecable. Todo esto gracias a una prosa dinámica, ingeniosa y con un gran desarrollo, aunque una cierta confusión a la hora de descubrir el narrador en cada capítulo, un lenguaje muy bien escogido y con un punto de lirismo precioso y unas descripciones variadas aunque un tanto monótonas, pero que crean una imagen completa que consigue situarte y meterte de lleno en la novela. Y como siempre, hablemos de personajes. El protagonista indiscutible, Pedro, resulta un ser tan complicado y misterioso que hace difícil el conocerle. No obstante, como la intención de la autora es generar cierta ambigüedad con dicho personaje, su construcción le ha salido redonda. El resto complementa y favorece el ambiente tétrico y silencioso típico de los pueblos de aquella época.
Con el título la autora quiere hacer toda una declaración de intenciones. Y es que Los ojos cerrados nos narra cómo se va sucediendo la vida cuando decidimos cerrar nuestros ojos frente a la injusticia y la violencia. Así, el libro nos sitúa en Pueblo Chico, lugar inventado pero a la vez terriblemente real, puesto que está hecho a través de la imagen de múltiples pueblos que sufrieron la represión tras la guerra. En este sitio vive Pedro con sus padres. Cuando presencia un trágico acontecimiento que cambia su vida, Pedro debe decidir cómo continuar con su vida y qué hacer con aquellos que le han hecho daño. Y no puedo contar más. Sé que así dicho no parece muy interesante. Pero este libro habla de mucho más. De la incomprensión, la cobardía y la permisividad de la población. El silencio, el rechazo y el odio constante son mucho más dolorosos y crueles que los golpes o los asesinatos. Y es que la autora nos muestra de manera impecable todos los tipos de violencia habidos y por haber que pueda padecer una persona. Así que el final te deja un sabor agridulce. Y es que se vuelve a retomar el eterno dilema del perdón contra la justicia. El perdón está sobrevalorado y lo que las víctimas necesitan es una reparación del daño, si es posible, o un castigo a sus agresores.
En resumen, Los ojos cerrados es una novela que invita a reflexionar y a aprender de los errores pasados. Una novela muy corta que te hace sufrir pero que te deja valiosas lecciones. Por lo que creo que merece la pena leerla y sí, la recomiendo plenamente. Habrá gente que no pueda terminarla pero es importante. Porque no podemos permitirnos volver a sufrir estas situaciones. No podemos seguir viviendo con los ojos cerrados ante el dolor y la incomprensión de los demás.
Un libro, otro más, sobre la guerra civil y sus alrededores. Si dejamos aparte el tema, la forma en la que está escrito me ha gustado y aunque haya saltos y cambios de personaje si he podido seguirlo bien. Interesante.
No me gustan nada los libros que están escritos de manera tan poco convencional, como es el caso de esta novela. Hay muchas cosas que no me han quedado claras y el final... Vamos, que no me he enterado de la madre del cordero de la historia.
Me ha sorprendido mucho esta última novela de Edurne Portela porque abandona sus temas habituales y crea unos personajes muy distintos a los de sus otras obras. Me gusta su estilo narrativo, pero en esta ocasión la historia me ha resultado algo deslavazada, inconexa, ya que se sitúa en dos espacios temporales —la guerra, la posguerra y nuestros días— que se alternan, y es fácil perder el hilo. Es una novela dura y desgarradora, que habla sobre todo de la violencia y su memoria.