Resumen y sinopsis de La Policía de la Memoria de Yoko Ogawa
Una poderosa y delicada novela, de tintes orwellianos, sobre el control social y la memoria.
En una pequeña isla se produce un misterioso fenómeno. Un día desaparecen los pájaros, al siguiente podría desaparecer cualquier cosa: los peces, los árboles... Peor aún, también se desvanecerá la memoria de ellos, al igual que las emociones y sensaciones que llevaban asociadas. Nadie sabrá ni recordará entonces qué eran. Hay incluso una policía dedicada a perseguir a los que conservan la capacidad de recordar lo que ya no existe. En esa isla vive una joven escritora que, tras la muerte de su madre, intenta escribir una novela mientras trata de proteger a su editor, que está en peligro porque forma parte de los pocos que recuerdan. La ayudará un anciano al que empiezan a fallarle las fuerzas. Mientras, lentamente, nuestra protagonista va dando forma a su novela: es el relato de una mecanógrafa cuyo jefe acaba reteniéndola contra su voluntad en un altillo. Una obra sobre el poder de la memoria y sobre la pérdida.
Historia de corte fantástico que tiene lugar en una isla, en la cual poco a poco van desapareciendo elementos sin ninguna razón plausible. Todo lo que desaparece cae en el olvido, aunque hay personas que se oponen a ello, como sucede con los protagonistas. Para asegurar el olvido de lo que desaparece existen unos oficiales llamados "Policía de la Memoria" con ademanes severos e intransigentes. El libro es entretenido, con el interrogante de si los que se oponen a este régimen lograrán pasar desapercibidos ante los severos mandatarios. Recuerda mucho a Bradbury y a Orwell, con quema de libros incluida en un régimen totalitario. Además tiene aspectos de la vida japonesa, como es el vivir en estancias de reducidas dimensiones, los terremotos y olas gigantes o el gusto por los sentimientos melancólicos. El único borrón es no explicar la razón por la cual van desapareciendo los elementos de la isla.
Esta extraña obra de una de las escritoras japonesas más leídas en la actualidad combina los rasgos clásicos de una distopía con elementos oníricos. Una sociedad aislada en una isla experimenta un extraño fenómeno: cada cierto tiempo se producen pérdidas —desde las flores o los pájaros hasta miembros corporales de los habitantes—, a las que la gente se ve obligada a acostumbrarse. Una brigada especial, la policía de los recuerdos, se encarga de que las personas realmente olviden estos objetos, deteniendo a aquellos que insisten en conservarlos, sea físicamente o en su memoria. Una escritora de cierto éxito —que está intentando escribir una nueva obra acerca de una joven aprendiz de mecanografía que va perdiendo el habla y otras facultadas, y vive encerrada en una torre— decide ayudar y salvar a un anciano marino, sin trabajo desde que desapareció la idea y la función del ferri, y a su antiguo editor, que conserva todas las pérdidas en su memoria.
El libro se lee con agilidad, pero desconcierta por la falta de una interpretación evidente, que solo se intuye. Está clara la intención de acentuar la importancia de los recuerdos, y cómo su ausencia condiciona a toda una sociedad, que sigue existiendo y se habitúa a la pérdida. La protagonista de la novela-en-la-novela vive un drama propio, en el que sufre una especie de síndrome de Estocolmo, pues no desea realmente ser rescatada. Si se sigue por esa línea, el carácter distópico adquiere dimensiones dramáticas, dignas de Orwell, Huxley o Kafka. La novela es anterior a la pandemia de Covid, por lo que no hay que buscar por esa línea. La policía de los recuerdos de la novela actúa de una forma casi automatizada, totalmente inhumana, pareciendo casi algo inherente a las personas que sufren bajo su poder. Es inevitable establecer relaciones con Murakami y con otros escritores japoneses, pero con un tinte propio.
No es una novela para los que buscan una trama rápida, construida, con un desenlace tranquilizador. Es más bien todo lo contrario.