Resumen y sinopsis de Páradais de Fernanda Melchor
Páradais abarca dos de los grandes males que laceran México: la violencia hacia las mujeres y la desigualdad social. Una novela que explora los giros oscuros que el deseo y la ambición pueden tomar.
En un conjunto residencial de lujo, dos adolescentes inadaptados se reúnen por las noches para embriagarse a escondidas y compartir sus descabelladas fantasías. Franco Andrade, obeso y solitario, adicto a la pornografía, sueña con seducir a la vecina de al lado #una atractiva mujer casada, madre de familia-, por quien ha desarrollado una obsesión malsana; mientras que Polo, su reacio compañero, fantasea con renunciar a su agobiante empleo como jardinero del exclusivo fraccionamiento y huir de su casa, de su pueblo infestado de narcos, y del yugo de su dominante madre. Ante la imposibilidad de conseguir lo que cada uno cree merecer, Franco y Polo maquinarán un plan tan pueril como macabro.
Páradais, escrita por Fernanda Melchor, una de las escritoras mexicanas más destacadas de la actualidad, explora la facilidad con la que el deseo puede convertirse en obsesión y, más aún, en violencia, al tiempo que narra la alianza entre los polos opuestos de la sociedad mexicana contemporánea.
Buena novela corta. Aire fresco. Una interesante novela sobre lo que puede ser México. Dos mundos completamente opuestos que chocan por profundas diferencias sociales.
Con unas maneras espontáneas y a veces necesariamente vulgares, la autora habla en esta novela de pura violencia y de cómo esta se abre paso, de una forma o de otra, a través de las grietas de una sociedad mexicana que a veces puede parecer perfecta, como un “paraíso” para la gente acomodada, pero que dista mucho de serlo. Violencia emanada del clasismo de los más privilegiados, de sus niños consentidos, desde sus bonitas urbanizaciones, dirigida a quienes les hacen el trabajo sucio, víctimas de la pobreza y del nefasto influjo del narco, de una delincuencia instaurada cotidianamente hasta el punto de ser realmente difícil resistirse a ella, en especial cuando la otra opción es un empleo en malas condiciones y sin ninguna perspectiva de futuro, con el que los de arriba abusan de quienes no pueden ni pestañear sin su permiso, sin elección posible.
Violencia también familiar y contra las mujeres, en forma de misoginia atroz frente a la que estas deben responder a su manera, a veces con el sexo como única defensa; aunque pudiera parecer machista, el mensaje es el contrario, ellas se llevan la peor parte y son poco tranquilizadores los referentes de masculinidad de quienes apenas comienzan a ser hombres, pero dicha actitud de macho apenas les sirve de nada. Polo y Franco son los hijos degenerados de una realidad tan asfixiante que no ofrece salidas ni asideros fáciles, cuyas frustraciones crecientes les harán llegar demasiado lejos, a una situación sin retorno. La mejor forma de sobrevivir en estas condiciones, parece decirnos Melchor, es estar o bien borracho, o bien moralmente anestesiado contra todo.
La narración es la reconstrucción de un hecho brutal apenas insinuado que no por disparatado es menos susceptible de pasar de la fantasía a la más indeseable de las realidades. Se focaliza en una individualidad inestable, una figura acosada desde todos los flancos que busca una evasión inútil en el aturdimiento con el alcohol. Otros buscan lo mismo, pero con la pornografía, dar rienda suelta a unas obsesiones sexuales que ocultan unas carencias terribles. Pero cuidado, porque nuestro narrador es fruto de una mentalidad amargada y algo victimista. Nos podemos poner de su parte, pues se trata en buena medida de una confesión, de una forma de exculparse que es también consecuencia de la violencia; mirar para otro lado, cayendo en cierta cobardía, sin asumir la parte de responsabilidad que nos toca, la culpa es siempre de otros y no nuestra.
Integrando otras voces y testimonios sin salirse de la mirada del protagonista, la novela renuncia a una estructura clásica y adopta la forma de un torrente de palabras, en apariencia desordenado y repetitivo, pero controlado, cual composición musical que se repite a sí misma en círculos, pero que va añadiendo nuevos detalles y adelantando información; cuando queramos darnos cuenta, tendremos que juzgar nosotros mismos las acciones de unos y otros. Se cuelan además aspectos de narrativa gótica, una naturaleza lujuriosa a pocos pasos de la aparente civilización, la huella de un pasado trágico, semejante a una leyenda de horror cuasi-vampírico o fantasmal, y es que la literatura de estas latitudes difícilmente sustraerse a la mirada fantástica hacia las cosas.
Mucho ruido y poca chicha.
Se hace repetitivo y, con el léxico empleado, difícil y pesado. Poco pasa y lo que ocurre relata un mundo frustrado y torpe que poco aporta. Esperaba bastante más.
Habia leído Aquí no es Miami y pienso que se le dio bien a la autora esa serie de cuentos, pero no pude con Páradais y no por su uso exagerado de modismos, sino por su exceso de violencia verbal que cansa tras leer un par de páginas.
Primera obra que leo completa de Fernanda Melchor y me ha parecido compleja de leer por los extensos párrafos que la gusta usar, donde en el mismo puede ir varios diálogos mezcladas con reflexiones de los personajes y todo con la mínima puntuación. Y gran cantidad de palabras y expresiones coloquiales mexicanas.
A pesar de todo esto hace que se lea con el mismo nervio con el que está escrito.
La historia es tan simple o tan compleja como sus protagonistas.