Resumen y sinopsis de La guerra de los trofeos de Javier Fernández de Castro
Dos curiosos personajes cruzan sus vidas en un desierto que sólo tiene de tal la desolada apariencia, pues en la práctica allí pasan cosas sin parar. Uno es un deportista acabado que, mientras provoca inadvertidamente explosiones demográficas de conejos o abraza causas perdidas, se pregunta qué hacer con su vida, ahora que su cuerpo le ha dejado tirado en semejante lugar. El otro es un vigoroso veterinario de pueblo al que de pronto, y cuando ya se había resignado a curar perros y gatos para redondear su sueldo de empleado en unos laboratorios de Zaragoza, se le ofrece la oportunidad de ver cumplidas sus audaces ambiciones científicas.
Pero mientras ambos se entregan a una suerte de celebración perpetua valiéndose de las propiedades alucinógenas de la flora local, lejos de allí fuerzas tan dispares como puedan ser una multinacional del automóvil, un enigmático criador de galgos, un ayudante suyo sobre el que las sandías ejercen una atracción fatal o la alcoholizada esposa de un banquero eligen ese secarral azotado por el cierzo como botín (piadosamente calificado de trofeo por el autor) de sus respectivas querellas.
Javier Fernández de Castro se vale de tan abigarrado material para construir una historia que atrapa al lector desde las primeras páginas para sumergirlo en un universo en el que el dolor, las miserias de la ambición o la tangible presencia de la muerte no logran acallar el bullicio de la vida. Se trata, como cabe imaginar, de una obra insólita y que rompe con los usos literarios actuales, pero que sorprenderá por la solidez de su estructura literaria y por la osadía de una propuesta narrativa que aspira a contar la verdad a través de una catastrófica acumulación de imágenes engañosas y situaciones surrealistas que, una vez traspasado el límite de lo verosímil, conforman una historia entrañable porque resulta perfectamente cotidiana y, por lo tanto, posible.
Con esta excepcional novela puede afirmarse, sin lugar a dudas, que Javier Fernández de Castro se sitúa definitivamente en primera fila de los escritores de su generación.