Resumen y sinopsis de Cerezos sin flor de Reina González Rubio
«En la esquina norte de uno de los huertos de cerezos situado junto al río, protegido por la imperturbable peña rocosa, podían observarse, aún altivos, los esqueletos de algunos viejos árboles.»
En un campo de cerezos del Valle de las Caderechas, en la comarca de La Bureba de Burgos, un vecino decide recuperar un abandonado campo de cerezos. Algunos árboles están secos y el dueño, junto a un amigo, los quiere arrancar para volver a plantar nuevos. Al quitar uno de ellos, junto a las raíces, encuentran unos huesos que parecen humanos. Llaman a la Guardia Civil que acude junto al juez Carlos García y la forense Susana Mateo.
En el pueblo se comienza a hablar de un suceso que ocurrió tiempo atrás cuando una mujer, Catalina Quintana, desapareció misteriosamente. Entonces se empezó a murmurar que huyó con un amante, que fue asesinada por un forastero o por su marido a causa de los celos.
El reconocimiento forense dice que los huesos pertenecen a una mujer que murió por un fuerte golpe en la cabeza y una prueba de ADN confirma que Catalina Ortega, la única pariente consanguínea viva, es su nieta.
¿Qué es lo que sucedió entonces? Marcada por el suceso de la desaparición de su abuela durante toda su vida, e intrigada ante el descubrimiento, intenta reconstruir el rompecabezas que desea le lleve a la verdad. En el camino, Catalina encuentra al juez Carlos García, que no duda en ayudarla a descubrir el misterio y la atracción se va forjando poco a poco entre ambos.
Segunda entrega de una trilogía que transcurre por tierras burgalesas, con lectura rápida y sencilla, con un antiguo crimen que sale a la luz, con dosis de misterio y con un romance entre sus protagonistas.