Resumen y sinopsis de El mensajero de Agartha. Zombies de Mario Mendoza
Zombies inicia una saga latinoamericana que Mario Mendoza ha concebido para que Felipe, su protagonista, viaje por los lugares más misteriosos de nuestro continente. Después de tantas sagas extranjeras, Mendoza propone un proyecto para reivindicar nuestra cultura.
Felipe pertenece a una familia de clase media. Sus padres discuten, pelean, no se hablan. La atmósfera en casa no es la mejor. Él suele pasear por ahí solo, va a los parques a buscar un poco de paz, monta en bicicleta, lee mucho. Los libros le dan una sensibilidad especial, le otorgan una imaginación poderosa.
De pronto, después de la muerte de su abuela, es contactado por una entidad que se hace llamar Max, y ese ser le anuncia que a través de él van a hacer llegar un mensaje muy importante. Felipe no sabe si esos contactos son reales o producto de su imaginación, sin embargo, en un viaje a México visita el famoso jardín surrealista de Edward James y en ese extraño lugar un chamán le confirma que los seres humanos están siendo atacados por fuerzas malignas.
El chico sabe entonces que debe advertirle a todos sus congéneres de los peligros que ya están propagándose a gran velocidad entre la humanidad.
Aburrido y confuso, Zombies, la primera novela de la extensa saga de Los mensajeros de Agartha, es una novela demasiado pobre, incluso para los estándares del público juvenil. Lo mejor que se puede decir de ella es su corta extensión, que hace que no tengas que soportar demasiado una trama tan simple como pesada.
Ya había leído algún otro libro de Mario Mendoza, autor de este bodrio. Sé que es su primera incursión en este género literario, pero se ha estrellado de forma preciosa. Mendoza es un buen escritor que ha escogido muy mal el tema y el contenido de esta obra. Posee un estilo de escritura excesivamente sencillo, pésimamente ejecutado y estructurado con poco acierto, que se apoya en una prosa lenta, con un nefasto desarrollo, un lenguaje funcional y unas descripciones que oscilan entre lo básico y lo enrevesado, sin que haya un término medio al cual agarrarse. Pero, sin duda alguna, los personajes son, con muchísima diferencia, lo peor de todo. No es solo que sean planos y superficiales, sino que su construcción es tan mediocre, tan poco notable que te cansas de ellos demasiado rápido.
Está claro que, en este caso, el título induce a error. Y es que Zombies no trata sobre muertos vivientes y apocalipsis modernos, sino sobre despertar conciencias y trascender de nuestras vidas como humanos para defendernos de los malos. ¡Qué no cunda el pánico! Lo explicaré mejor con la sinopsis. Felipe es nuestro protagonista. Un niño que tiene una vida familiar complicada y, tras la muerte de su abuela, empieza a advertir una serie de presencias sobrenaturales. A través del ordenador contacta con Max, una de estas entidades que le explica que es mensajero de una civilización antigua llamada Agartha. Para conocer el mensaje debe trasladarse a una serie de localizaciones, donde se va encontrando con personajes peculiares, mientras descubre que la humanidad de encuentra amenazada por los reptilianos, unos espectros negativos que se alimentan de los buenos pensamientos y sentimientos de la gente. Y poco más hay que decir del libro. El problema del argumento, además de su simpleza, ya que no deja de ser otra variante de la sempiterna batalla del bien contra el mal, es que toca numerosos tema de una manera tan trivial como aburrida. Y es que el modo diario no cuadra demasiado bien con el tipo de historia que intenta crear el autor, debido a que el narrador es un inepto total a la hora de contarnos los hechos, prestando demasiada atención a situaciones soporíferas y pasando muy rápido por escenas y temas que si le resultarían interesantes al público joven. Aunque lo peor se lo lleva el final. Como buen inicio de saga, el final es abrupto, a la espera de próximas partes, que es difícil que lea.
En suma, Zombies es una obra horrible que no llega ni a entretenerte. Su tediosa historia, su irritante protagonista y la normalidad con la que todo el mundo acepta las presencias sobrenaturales y la existencia de otros mundos te descoloca y hastía hasta el punto de que se te hace complicado terminar sus poco más de 130 páginas. Y es que hay que huir de este tipo de libros. Este, por lo menos, tiene el título bien puesto ya que tras leerlo te deja como un auténtico zombi.