Resumen y sinopsis de El hombre analógico de Daniel Fuentes Casado
Puedes conseguir El Hombre Analógico en la web de la editorial Nazarí.
El hombre analógico es una suerte de heterotopía, algo a lo que nunca nos acostumbraremos lo suficientemente, por mucho confinamiento que se empeñe. Pero no se haga ilusiones, querido/a lector/a, ni cualquiera tiempo pasado fue mejor, ni peor, ni todo lo contrario. Somos y no somos seres infaustos y ungidos. No se haga ilusiones, la gran novela sobre el coronavirus todavía se hará esperar un poco más. El Hombre Analógico se parece bastante más a la heterotopía anterior, a la "vieja normalidad", a cuando éramos todavía inocentes y podíamos abrazar a gente sin voltear la cara o alquilar una casa sin pensar en si era un buen sitio para confinarse. Y también, también de esa edad del oro en que contaminábamos y deforestábamos y trabajábamos a destajo para no llegar a fin de mes. Y cuando estudiábamos tres carreras y un máster para trabajar de becarios hasta los 40 y no poder independizarnos ni tener familia. ¿Se acuerda, querido/a lector/a, se acuerda de lo felices que éramos entonces, de cuando vivíamos en bloques de vecinos/as que no conocíamos, y nos quedábamos en casita solos/as, aislados/as, mirando pantallas, sin salir aunque pudiéramos? ¿Le suena? Pues eso. Para eso están las novelas y películas de los hombres y mujeres analógicos que en el mundo serán y han sido, para venir a zarandearnos, para darnos una patada en la entrepierna cuando nos creemos los amos del universo o para darnos consuelo, compañía y sosiego cuando nos creemos seres únicos e infaustos. Ni estábamos tan mal cuando creíamos que estábamos mal, ni tan bien como cuando nos lo parecía ni ahora estamos tan como ahora creamos que estamos ni tampoco todo lo contrario. Yo mismo quería publicar la novela en marzo, y, cuando estaba a punto de salir, pensaba: "¿para qué me habré metido en este embolao?", y cuando estuvimos confinados quería estar de promoción, y ahora que la presentamos en Granada el 3 de julio tengo miedo escénico...y estaría más cómodo confinado, la verdad...¿o no?
Sí, querido/a lector: no es un retruécano, la realidad es paradójica, el hombre analógico necesita trabajar y odia necesitarlo. Quizá odiaría todavía más perder el trabajo. El hombre analógico echa de menos a la pareja que si tuviera echaría de más. El hombre analógico odia estar confinado en casa, pero sabe que es una suerte tener un sitio en que confinarse. El hombre analógico tiene smartphone, odia tenerlo, lo necesita, odia necesitarlo, simplifica su vida, se la complica. Le salva la vida y lo aliena en la cuarentena. Todo es igualmente cierto y simultáneo. ¿No es acaso usted también un hombre/mujer analógico/a? ¿Ah, no? Pues si está libre de culpa, tire la primera casa por la ventana. O al menos, tire el primer smartphone, ande...tírelo valiente.