Comentarios y opiniones de Los geniecillos dominicales
pasiondelalecturaLos geniecillos dominicales7.5
«Los geniecillos dominicales» es su segunda novela de sólo tres que dejó, publicada en 1965 y ganadora del premio de Novela del diario limeño Expreso. La novela desarrolla el tema del desencanto juvenil a través de las vivencias de Ludo Totem, personaje que conlleva rasgos autobiográficos del autor. Es una novela urbana en toda su acepción, que retrata el mundo de la clase media limeña venida a menos, al mismo tiempo que pugna una nueva clase social por surgir, la del proletariado que tiende a mejorar. El título viene de la pandilla que frecuenta Ludo Totem, todos esos muchachos fanáticos de literatura y que intercambian en torno a este tópico, sobre todo los domingos.
Ludo Totem tiene la edad que debió tener Ribeyro en los años 50, cuando transcurre el relato: se trata de un joven apasionado por la literatura, que ya escribe cuentos y es un fumador empedernido. La historia es sombría, es una bajada al infierno de la decadencia física y moral de un muchacho de buena familia (aunque venida a menos), que decide abandonar su empleo de funcionario para « vivir » su bohemia. A partir de ese momento la narración se vuelve sórdida, con la frecuentación del lumpen limeño. Es la quintaesencia de un anti- héroe: ningún proyecto, ninguna línea de conducta, búsqueda desenfrenada de un placer patético porque efímero y vacuo. Ningún examen de consciencia, el vacío existencial total.
«Los geniecillos dominicales» es su segunda novela de sólo tres que dejó, publicada en 1965 y ganadora del premio de Novela del diario limeño Expreso. La novela desarrolla el tema del desencanto juvenil a través de las vivencias de Ludo Totem, personaje que conlleva rasgos autobiográficos del autor. Es una novela urbana en toda su acepción, que retrata el mundo de la clase media limeña venida a menos, al mismo tiempo que pugna una nueva clase social por surgir, la del proletariado que tiende a mejorar. El título viene de la pandilla que frecuenta Ludo Totem, todos esos muchachos fanáticos de literatura y que intercambian en torno a este tópico, sobre todo los domingos.
Ludo Totem tiene la edad que debió tener Ribeyro en los años 50, cuando transcurre el relato: se trata de un joven apasionado por la literatura, que ya escribe cuentos y es un fumador empedernido. La historia es sombría, es una bajada al infierno de la decadencia física y moral de un muchacho de buena familia (aunque venida a menos), que decide abandonar su empleo de funcionario para « vivir » su bohemia. A partir de ese momento la narración se vuelve sórdida, con la frecuentación del lumpen limeño. Es la quintaesencia de un anti- héroe: ningún proyecto, ninguna línea de conducta, búsqueda desenfrenada de un placer patético porque efímero y vacuo. Ningún examen de consciencia, el vacío existencial total.