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Víctor Miguel Gallardo (Página 8)

Publicaciones periódicas (VI): Billboard y Rolling Stone

AutorVíctor Miguel Gallardo el 8 de mayo de 2011 en Divulgación

Rolling Stone

Para los aficionados a la música la palabra inglesa Billboard trae indefectiblemente a la cabeza la imagen de listas y más listas de todo tipo, hasta el punto que, sobre todo fuera de Estados Unidos, muchos olvidamos a veces que Billboard es una revista de aparición semanal. Fundada en Cincinatti en 1894, fue una revista comercial que pronto se ocupó de dar información sobre espectáculos tales como ferias, circos, carnavales, parques de atracciones, etc. En la primera década del siglo XX empezó a cubrir también actos relacionados con el cine, y en los años 20 también añadiría la radio. Sin embargo, ha sido la música lo que realmente ha dado notoriedad a Billboard: su primer ránking musical no llegó hasta principios de 1936, y en los años 50 la música ya tenía un papel tan importante en la publicación que los demás temas salieron de ella (formando una publicación propia), convirtiéndose Billboard en el referente que hoy es para toda la industria musical.

Sus dos listas más populares son la Billboard 200 (en la que aparecen los doscientos discos más vendidos en Estados Unidos en la semana en curso) y, sobre todo, la Billboard Hot 100, que mide la popularidad y las ventas de las canciones. Esta lista apareció por primera vez en 1958, y proviene de dos de las listas que Billboard ya tenía, Best Sellers in Stores (que hacía referencia a las ventas) y Most Played by Jockeys (después llamada Airplay, y que mide las veces que una canción es radiada). También, en menor medida, le influyó una tercera lista de los Billboard de la época, desaparecida en 1957, llamada Most Played in Jukeboxes, y que medía la popularidad de las canciones en las gramolas de bares y restaurantes, que solían tener públicos muy jóvenes interesados en rock and roll.

Hoy día Billboard mantiene su prestigio intacto, y sigue siendo usada hasta la saciedad ya no sólo por los aficionados en general a la música, sino por la propia industria musical. Sus listas, además, ya incluyen desde hace años información sobre ventas digitales, y Billboard trabaja con algunas de las empresas de análisis más importantes del mundo, que legitiman su trabajo.

En contrapartida a Billboard y sus bien argumentadas listas (más les vale ya que una buena parte de la industria musical lleva décadas observándolas de reojo) estaría la mucho más reciente Rolling Stone. Nacida en 1967 al calor del movimiento hippy, aunque siempre evitó emitir opiniones extremas, adquirió pronto una importancia capital, sobre todo dentro de lo que podríamos considerar como más alternativo. Sin embargo, y después de la importancia de los 60 y 70, Rolling Stone fue decayendo paulatinamente, llegando al fin de siglo muy debilitada. Aun así, un cambio de línea editorial que la acercó dolorosamente (al menos para los fanáticos de la publicación de toda la vida) a posiciones comerciales la salvó por completo, gozando hoy de una relativa buena salud en un contexto que, por lo general, no es demasiado favorable para las publicaciones periódicas en papel.

Relacionar Billboard con Rolling Stone no es gratuito: existen muchas otras revistas musicales en el mundo, pero estas son las dos que elaboran listados más influyentes. Sin embargo, Rolling Stone no se especializa en teoría en ellos, lo que no le impide publicar cada cierto tiempo extensísimas enumeraciones arbitrarias que siempre resultan muy polémicas pero cuya importancia en el mundo de la música actual no puede negarse.

Fallece Ernesto Sabato

AutorVíctor Miguel Gallardo el 4 de mayo de 2011 en Noticias

Ernesto Sabato

No pudo ser: el escritor argentino Ernesto Sabato falleció a menos de dos meses de cumplir cien años. También es cierto que no necesitaba de esto para agrandar su figura: estamos ante, sin duda, uno de los literatos más importantes en lengua española del siglo XX. Y eso que su producción, exceptuando el ensayo, no fue especialmente fecunda.

Tampoco lo necesitó: con tan sólo tres novelas publicadas fue más que suficiente para comprender que el genio literario que residía en Sabato era de una escala que está reservada sólo a unos pocos elegidos, sobre todo al acercarnos detenidamente a las dos primeras. Imposible una ópera prima mejor que El túnel (1948), imprescindible en cualquier compendio de buena literatura del siglo pasado que, como tantas y tantas veces ha pasado con grandes obras, fue rechazada por docenas de editoriales hasta que por fin pudo verse publicada. No es una novela al uso, ya que aunque habla de un crimen (el asesinato de María Iribarne a manos de Juan Pablo Castel), éste, que culmina la historia, es conocido desde el principio, y conforme vamos leyendo la obra iremos desentrañando los entresijos que llevarán a los protagonistas al fatal desenlace, final lógico tras una historia que, empezando en el amor, acabará en el odio más absoluto.

La segunda novela de Sabato, Sobre héroes y tumbas, también imprescindible, se publicó en 1961 y terminó de consolidar la carrera del autor, ya suficientemente importante debido a sus numerosos trabajos ensayísticos. Relataba la decadencia de una familia argentina de rancio abolengo, y pretendía, en palabras del propio autor

penetrar en ese corazón que alberga el amor y el odio, las grandes pasiones y las infinitas contradicciones del ser humano en todos los tiempos y circunstancias, lo que sólo se logra mediante lo que debe llamarse poesía, no en el estrecho y equivocado sentido que se le da en nuestro tiempo a esa palabra, sino en su más profundo y primigenio significado.

En comparación, la tercera novela tiene un peso específico menor en la obra del autor: se trata de Abaddón el exterminador, y se publicó en 1974, y es con mucho la más experimental de sus obras, con un estilo fragmentario y de corte autobiográfico, entroncada argumentalmente con su segunda novela.

Dejando a un lado su obra literaria, Sabato tuvo un importante papel durante los años posteriores a la dictadura militar. Así, presidió a instancias del presidente de gobierno, Raúl Alfonsín, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), cuya investigación dio lugar al libro Nunca Más, que recoge íntegramente el informe con que concluyó, y que es también conocida bajo el nombre de Informe Sabato. Su trabajo al frente de la Comisión le valió ser reconocido como un icono de la restauración democrática argentina.

Sabato falleció justo el año en que Buenos Aires había sido designada como Capital Mundial del Libro, y cuando las celebraciones por su Centenario ya estaban siendo planificadas. No podrán realizarse más que póstumamente, por desgracia, pero su obra estará siempre presente para millones de lectores de todo el mundo que lloran la muerte de un autor cuya obra ya es inmortal.

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Publicaciones periódicas (V): National Geographic

AutorVíctor Miguel Gallardo el 29 de abril de 2011 en Divulgación

National Geographic

Las revistas suelen basar su contenido en los artículos y reportajes escritos. Ésta es, al menos, la regla general, pero no siempre es así. Algunas de ellas se han hecho famosas por su contenido gráfico, y de todas tal vez, aparte de las dedicadas al mundo de la moda (o las de contenido erótico), la más característica es National Geographic. Para miles de personas en el mundo, muchas de ellas fieles suscriptores, la popular publicación con las portadas enmarcadas en amarillo es especialmente conocida por sus fotografías. También hay que destacar el resto de sus contenidos gráficos, especialmente sus mapas, de una calidad excepcional y hechos a propósito de cada reportaje.

La importancia que las fotografías tienen en la actual National Geographic no es gratuita: los mejores fotógrafos del mundo desean ver sus trabajos publicados en ella. No son sólo fotografías de naturaleza, sino también de paisajes urbanos o de carácter etnográfico. La revista fue una de las primeras en incluir fotografías a todo color, a principios del siglo pasado, cuando ésta todavía era una técnica costosa y poco utilizada en publicaciones tanto periódicas como puntuales. National Geographic, sin embargo, consideró que el poder dotar de color a sus documentos gráficos era de vital importancia para la publicación; es obvio que fue una buena idea apostar por ello dado el prestigio que pronto adquirieron los trabajos publicados, lo que a su vez desencadenó que algunos de los más importantes fotógrafos del mundo se sintieran casi obligados a participar en este proyecto.

La National Geographic Society nació nada menos que en enero de 1888. Su primer presidente fue el filántropo y político Gardiner Greene Hubard. Le sucedió Alexander Graham Bell, su yerno, al que durante mucho tiempo se le atribuyó la invención del teléfono (realmente él no lo inventó, sólo fue el primero en patentarlo), y que es más conocido por sus investigaciones referentes al habla y el lenguaje que por su vinculación con National Geographic, una modesta revista en su época fundada por un pequeño grupo de hombres que pretendían difundir el conocimiento geográfico entre el público en general.

Lo consiguieron. Si para los profesionales de la fotografía y la infografía (y también para los especialistas en geografía, antropología, arqueología, viajes, etc.) la National Geographic tiene una importancia capital dentro del mundo de las publicaciones periódicas, para el público no es menos popular, contando con unos cincuenta millones de lectores estimados (para nueve millones de ejemplares mensuales) de más de treinta países distintos. Como curiosidades habría que señalar dos: en primer lugar, la primera portada “fotográfica” data de 1960 (hasta entonces sólo aparecía texto). Para terminar, National Geographic no ha estado exenta de polémica, especialmente cuando hablamos de ciertas voces críticas con el enfoque de la revista (a la que acusan de estar escrita por y para estadounidenses, lo cual tiene cierta lógica) y, sobre todo, con la manipulación de los reportajes fotográficos, ya que se sospecha que algunos de ellos, sobre todo los que se desarrollan en países exóticos, han mostrado fotos idealizadas para conseguir ser más llamativos para el público occidental.

Publicaciones periódicas (IV): Cosmopolitan

AutorVíctor Miguel Gallardo el 25 de abril de 2011 en Divulgación

Cosmopolitan

La revista Cosmopolitan es una de las revistas femeninas más importantes del mundo editorial actual, pero no nació como tal, sino como revista familiar, y sus orígenes se remontan nada menos que al año 1886. Eso sí, ya desde el principio incluyó amplios artículos dedicados a la mujer, aunque siempre desde la perspectiva de la época (es decir, enfocados a su labor como ama de casa y amantísima esposa). Tras un cambio de dueño poco después, empezó a incluir pequeñas obras de ficción de autores que nos son conocidos, tales como pueden ser Jack London, Ambrose Bierce o Rudyard Kipling. En 1897, por ejemplo, se publicó en Cosmpolitan, de forma seriada, la popular novela de H. G. Wells La Guerra de los Mundos.

En 1905 el magnate editorial William Randolph Hearst compró la revista, que entró en una edad dorada que duraría hasta los años cincuenta. Durante este período de bonanza, Cosmopolitan contó con colaboradores de la entidad de George Bernard Shaw, Upton Sinclair o David Graham Philips, llegó a tener tiradas cercanas a los dos millones de ejemplares, y se afianzó como una de las revistas más importantes de la época. Sin embargo, Cosmopolitan se vio afectada, como la mayor parte de las publicaciones periódicas estadounidenses, por el boom de la televisión de los años 50: de repente, las revistas perdieron cientos de miles de lectores, que ya no veían en ellas su primera opción para el ocio y la información. Esto desencadenó un curioso fenómeno: muchas de ellas, que tenían temáticas generalistas, se reinventaron, especializándose en temas muy concretos. Cosmopolitan, que ya llevaba un tiempo sin incluir ficción (relatos y demás), dio un giro espectacular en la década de los sesenta, con Helen Gurley Brown como editora jefe, convirtiéndose en una revista enfocada al público femenino.

Las críticas no tardaron en llegar: Cosmopolitan, durante los ochenta años anteriores, se había labrado un prestigio bien merecido como revista seria, con especial hincapié en temas literarios, y de repente llegaba a los quioscos irreconocible, con chicas con poca ropa en la portada y hablando de temas que poco o nada tenían que ver con los anteriormente habituales. Gurley Brown no se amedrentó por las voces en su contra, y Cosmopolitan siguió sus designios. En los años 70 se hizo aún más popular gracias a unas fotos del entonces semidesconocido Burt Reynolds, muy ligero de ropa para disfrute de las lectoras más atrevidas del momento.

Cosmopolitan, como muchas revistas enfocadas al público femenino, ha ido progresivamente abordando temas más controvertidos y menos políticamente correctos desde los 70, incluyendo poco a poco noticias y artículos relacionadas con el sexo, aunque otros temas recurrentes serían la salud o la moda. Hoy día es una de las revistas de este género más vendidas, se publica en más de cien países (aunque fue prohibida en otros como Singapur) y cuenta con ediciones en nada menos que 36 idiomas. Aún sigue perteneciendo a la empresa fundada por Hearst, al igual que otras publicaciones como Marie Claire, Harper´s Bazaar, Esquire o la popular revista O, de Oprah Winfrey.

Rintintín y el cabo Rusty ya tienen nueva casa

AutorVíctor Miguel Gallardo el 24 de abril de 2011 en Noticias

Rintintin

La ceguera de los responsables políticos de turno en cuanto a asuntos culturales a veces no tiene límites. Al tiempo que se emplean grandes partidas presupuestarias para traer, durante las fiestas populares, a los grupos pop más conocidos del momento o para financiar descontextualizadas exposiciones que poco o nada aportan a la “cultura” del ciudadano, a veces se dejan pasar oportunidades únicas por desconocimiento, ignorancia o simple dejadez. La ciudad de Albacete, que se jacta de poseer la más importante feria de las tierras del interior de nuestro país (y las ferias son culturales, o al menos de los presupuestos culturales viven), ha llevado esta inoperancia al extremo, ya que ha tenido una oportunidad magnífica de aumentar su patrimonio de forma gratuita que ha dejado escapar de forma absurda. Los beneficiados del despropósito serán los habitantes de un municipio del norte de la provincia de Granada llamado Huéscar. Huéscar se encuentra a pocos kilómetros de la provincia albaceteña… pero no es Albacete, eso está claro.

La historia empezó hace años, cuando se puso en contacto con el consistorio castellano-manchego el dibujante José Antonio de Huéscar, nacido en Albacete en 1938. De Huéscar había abandonado la ciudad que lo vio nacer muy joven, primero rumbo a Barcelona, y después se instaló en Francia, en donde se convirtió en un importante dibujante durante varias décadas, trabajando para algunas de las más importantes editoriales del momento. La serie más popular de las que realizó seguramente sea Rintintín y el cabo Rusty, habiendo ilustrado también, en España, las más que populares Hazañas Bélicas que acompañaron a varias generaciones de españoles de la postguerra. En Francia fue un habitual de la revista Pif Gadget, en la que compartió páginas con figuras míticas del cómic europeo como Marcel Gotlib, Hugo Pratt (el creador de Corto Maltés), Nikita Mandryka, Roger Lécureux o André Chéret.

La intención de De Huéscar era la de donar todo el material acumulado durante una vida de dedicación al cómic a la ciudad de Albacete. Los responsables del consistorio albaceteño no debieron darle demasiada importancia al ofrecimiento, rechazando la posibilidad de recoger el legado de De Huéscar alegando falta de espacio. El dibujante se puso entonces en contacto con el ayuntamiento de la granadina Huéscar, población con la que solamente compartía apellido. Los oscenses sí vieron una gran oportunidad en el ofrecimiento, y enviaron una pequeña delegación hasta Francia para conocer en persona al dibujante.

El acuerdo llegó a buen término. En 2007 De Huéscar fallecía, y su viuda, la también dibujante Carmen Levi, cumplió a rajatabla la voluntad de su marido de enviar su legado (cientos de páginas originales, bocetos, cuadros y esculturas) al municipio granadino. En la actualidad se está procediendo a su valoración por parte de técnicos de la Diputación Provincial de Granada, tarea que desembocará en la creación de una Fundación pública que gestionará el valioso patrimonio donado y la expondrá al público.

Publicaciones periódicas (III): Reader’s Digest

AutorVíctor Miguel Gallardo el 16 de abril de 2011 en Divulgación

Readers Digest

La idiosincrasia del Reader´s Digest es absolutamente original, dentro del mundo de las publicaciones periódicas, debido a una serie de características que la convierten en inconfundible. En primer lugar hay que mencionar su formato, de bolsillo, lo que la convierte en ideal para llevar a todas partes. Pero es su contenido lo que realmente marca la diferencia desde su nacimiento en 1922.

Los fundadores de la revista fueron el matrimonio formado por Witt y Lila Wallace. Él, ex combatiente de la Primera Guerra Mundial, había tenido esa idea precisamente durante la contienda, cuando al quedar ingresado tras ser herido en la batalla de Verdún, y observar el tipo de lecturas a las que tenían acceso los soldados hospitalizados, creyó que sería una buena idea que existiera una revista que recopilara y condensara lo más interesante de todas las diversas publicaciones periódicas estadounidenses, incluso resumiendo los textos para hacerlos de más fácil lectura y comprensión. De regreso a Nueva York, donde residía con su esposa en el Greenwich Village, Witt maduró su idea durante un tiempo, y finalmente en 1922 se decidió, animado entusiásticamente por su esposa, a poner en marcha el proyecto.

En un primer momento pensaron que la idea podía interesar a los grandes editores de la época, pero sus intentos de conseguir financiación o patrocinio a través de ellos fracasaron: a nadie le pareció buena idea. Lejos de perder la ilusión, los Wallace recurrieron al método de la suscripción directa para afrontar la edición de los primeros números. Enviaron cerca de 5000 cartas a amigos y conocidos hablándoles de su proyecto, pidiéndoles que se suscribieran por 3 dólares anuales; 1500 de ellos respondieron afirmativamente, con lo que se consiguió el capital necesario para que Reader´s Digest pasara de ser una buena idea editorial a una revista que pronto se convirtió en un auténtico fenómeno de masas.

La revista, que ha tenido múltiples ediciones internacionales adaptadas cada una al país en cuestión, ha vivido tiempos mejores: las características propias de su contenido, que suelen ser artículos originales pero sobre todo de otras revistas, la mayor parte de las veces redactados de nuevo para hacerlos más accesibles y menos extensos, así como libros condensados, colecciones de chistes o citas, etc., son las propias de las que suelen aparecer en miles de sitios web como blogs y demás. Así, Internet hizo decaer las ventas de una forma nada anecdótica, hasta el punto de que en 2007 la The Reader´s Digest Association fue adquirida por 2700 millones de dólares por Ripplewood Holdings. Sin embargo, en 2009 cayó en bancarrota, aunque resurgió en 2010, siendo precisamente en 2009 cuando, por primera vez en décadas, Reader´s Digest perdió su condición de ser la más vendida de las revistas de consumo en EEUU, en favor de Better Homes and Gardens.

No obstante, la importancia de la revista sigue siendo muy importante, siendo especialmente popular entre las clases más pudientes del país norteamericano (hay que decir al respecto que la ideología de la publicación es conservadora, muy enfocada a la familia y haciendo especial hincapié en temas religiosos). Aunque algunas ediciones internacionales han ido cerrando, la expansión de la revista no sólo no se ha detenido en la última década, sino que han aparecido nuevas ediciones en algunos países del este de Europa. Cuenta, asimismo, con una edición en braille y otra con caracteres tipográficos de mayor tamaño para personas con problemas visuales.

Publicaciones periódicas (II): Time y Newsweek

AutorVíctor Miguel Gallardo el 11 de abril de 2011 en Divulgación

Time

La revista Time es una de las más influyentes publicaciones de información general del mundo, y en EEUU su papel preponderante es casi indiscutible. Fue fundada en 1923 por Henry Luce y Briton Hadden, dos destacados miembros de la sociedad secreta Skull & Bones, radicada en Yale. Su principal competidora, la más conservadora Newsweek, no se editaría por primera vez hasta diez años más tarde.

El prestigio de Time se ha ido consolidando a través de los años de forma demoledora, y hoy día la revista goza de una salud envidiable (sobre todo en comparación con Newsweek, que desde hace unos años se ha visto inmersa en una crisis económica que ha llegado incluso a poner en peligro su continuidad). Time siempre ha estado, en términos de ventas y repercusión, por delante de su principal competidora, aunque ésta la adelantó durante un breve período de tiempo en cuanto a ingresos publicitarios se refiere.

Más allá de sus artículos de información y artículos, Time es más que conocida incluso para sus lectores no habituales debido a sus controvertidas portadas, algunas de las cuales son documentos gráficos que han pasado a la historia del periodismo, y también a otras particularidades, tal como es la elección de la Persona del año, que habitualmente ha generado opiniones diversas y es un popular tema de discusión en Estados Unidos. En 2001, por ejemplo, se generó una polémica enconada cuando Time decidió otorgar ese título honorífico al alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, ya que, siguiendo la política editorial de la revista, que ya había premiado a Adolf Hitler o a Stalin, lo coherente habría sido obviar a Giuliani y darle la distinción a Osama Bin Laden. La decisión de elegir a Giuliani fue interpretada de diversos modos, pero no es habitual que Time se deje llevar por efluvios patrióticos en detrimento de la actualidad mundial en el más amplio sentido de la palabra. La persona del año de 2010, por ejemplo, fue Mark Zuckerberg, el creador de Facebook. En esta ocasión casi nadie ha discutido su elección, por supuesto.

Una de las peculiaridades de Time ha sido la de mantener a lo largo de los años ciertos elementos reconocibles en la publicación a toda costa: por ejemplo, su portada tiene un borde rojo que la hace sumamente reconocible (lo mismo ocurre con el borde amarillo de National Geographic, por ejemplo). Ese borde ha permanecido del mismo color durante años, y sólo tras el 11-S se tiñó de negro por primera y única vez como señal de luto por los miles de asesinados en los atentados suicidas realizados en Estados Unidos por Al-Qaeda. Otra particularidad de Time es no publicar editoriales. Esta norma también se rompió una única vez: fue en 1974, y lo hizo nada menos que para pedir públicamente la dimisión del presidente estadounidense Richard Nixon.

Tanto Time como Newsweek poseen ediciones internacionales. Time se publica también en Europa (desde Londres), Asia (desde Hong Kong), Oceanía (desde Sydney) y cuenta asimismo con una edición canadiense. Newsweek, por su parte, ha tenido una especial incidencia en los mercados editoriales latinoamericanos, teniendo un peso específico grande en el panorama editorial mexicano y argentino. También publica ediciones en japonés, coreano, turco, árabe y polaco.

Publicaciones periódicas (I): Nature y Science

AutorVíctor Miguel Gallardo el 5 de abril de 2011 en Divulgación

Nature

Hoy, año 2011, el mundo ya es digital. No es esta una afirmación gratuita: existen incluso voces entre los historiadores de medio mundo que proclaman muy convencidas que la Edad Contemporánea (que empezó con las revoluciones burguesas y las industriales) ha dado paso a una nueva Edad, marcada por la informática, la globalización de las comunicaciones, etc. Está por ver que se llegue a un consenso con esto, y probablemente ninguno de los presentes llegará a ver la definición de esta nueva época, que las pasará canutas para encontrar un nombre adecuado que nos haga olvidar el significado literal que la palabra Contemporánea tiene (ya sucedió algo parecido con el concepto de edad Moderna: esperemos que se imponga la lógica y se acuñe un término para la nueva Edad que sea atemporal).

No obstante, y por muy digital que sea el mundo, inicio con este post una serie que hablará de las publicaciones periódicas más prestigiosas e influyentes del mundo actual, la práctica totalidad de las cuales basan todavía hoy su existencia en la publicación en papel. Al repasar mentalmente la pequeña lista que he elaborado llegué a la conclusión de que el inicio perfecto de esta serie era la revista Nature, posiblemente la más prestigiosa publicación científica de la historia.

Publicar en Nature supone, para cualquier científico del planeta, el colofón a cualquier investigación que se haya llevado a cabo. Conseguir aparecer en esta publicación británica iniciada en 1869 no es fácil, eso por descontado: sólo se llegan a publicar el 5% de los artículos que se les envían, lo que pone de manifiesto el prestigio que tiene la revista entre la comunidad científica. Los artículos, antes de su publicación, son revisados a conciencia y sometidos al arbitraje de comisiones independientes. Se han llegado incluso a realizar experimentos ex profeso para comprobar los resultados expuestos en artículos dudosos. Pero incluso con todas estas medidas encaminadas a convertir a Nature en un referente de credibilidad total, a veces se han colado artículos que, después, se han demostrado como falsos. Uno de los casos más escandalosos ocurrió en el número 333 de la revista, publicado el 28 de junio de 1988, cuando apareció un estudio del inmunólogo francés Jacques Benveniste acerca de la supuesta memoria del agua. Nature, no obstante, hizo aparecer en ese número un editorial de John Maddox, su editor, pidiendo cautela a la hora de valorar la investigación de Benveniste, abogando por la realización de estudios independientes a la menor tardanza ya que, de ser ciertas las teorías del francés, se estarían violando leyes fundamentales de la física y la química.

La revista Nature, británica, tiene su contrapartida estadounidense en la revista Science, iniciada en 1880 gracias al apoyo de Thomas Edison y del posterior de Graham Bell, aunque los problemas económicos no cesaron hasta 1900, cuando pasó a convertirse en el órgano de comunicación de la AAAS (Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia). Publica también artículos de todos los campos científicos, al igual que Nature.

Nature y Science consiguieron, conjuntamente, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2007, un merecido galardón a dos publicaciones que, pese a que no podamos encontrarlas en nuestros quioscos habituales, han tenido más importancia en nuestras vidas de lo que podemos imaginar a simple vista.

Desmontando a Ernesto Che Guevara

AutorVíctor Miguel Gallardo el 3 de abril de 2011 en Divulgación

Che Guevara

Ernesto “Che” Guevara es uno de los iconos más emblemáticos del siglo XX, y una de las personas que más literatura ha generado. En el buen y el mal sentido: para la izquierda internacional es una figura esencial de los movimientos revolucionarios; para la derecha, un personaje injustamente considerado héroe. Es muy difícil ser objetivo con el Che, el término medio no existe: o se le ama o se le odia. Por supuesto, podemos disentir en cómo ha sido utilizado su legado después de muerto, no me refiero a eso: es lícito preguntarse hasta qué punto el gobierno cubano se ha beneficiado de la épica de su historia personal, hasta qué punto esta historia es verdadera y, desde luego, cómo podemos aceptar que un símbolo marxista haya devenido en prácticamente un señuelo comercial que ha hecho ganar millones a empresarios de todo el mundo. Camisetas, pegatinas, pines… la imagen de Ernesto Guevara es rentablemente usada por cientos de visionarios que pronto comprendieron que su mítica personalidad vendía. Mucho. Lo mejor de los mitos, al menos para el libre mercado y sus depredadores, es que mueran pronto. Si, encima, no dejan bien atados sus derechos de imagen, mejor que mejor: Michael Jackson, Kurt Cobain o Jim Morrison deberían haber sido guerrilleros y no músicos.

El Che Guevara vende, está claro, y los libros son un producto comercial que busca ser rentable. Sumando dos y dos podemos adivinar que no hay en el mercado una o dos obras hablando de su vida y milagros, precisamente. No todas laudatorias, por supuesto, aunque sí la mayoría.

Uno de los libros más interesantes para conocer a este controvertido argentino está firmado por Jon Lee Anderson, y fue publicado en España en 2006 (casi diez años después de que viera la luz en Estados Unidos) bajo el título Che Guevara. Una vida revolucionaria. Esta obra tiene algo de las que el resto carecen, ya que el autor consiguió que la viuda de Guevara, Aleida March, aportara sus impresiones al relato. March siempre ha sido cauta en sus relaciones con la prensa, no queriendo hablar apenas de Guevara, así que Anderson se apuntó un tanto al convencerla para colaborar. El gobierno cubano también abrió sus archivos al escritor estadounidense, que no es precisamente un desconocido: habitual del The New Yorker, ha colaborado activamente con muchas de las publicaciones periódicas más importantes del mundo (podemos citar al Financial Times, New York Times, The Guardian, Harper´s, Time, The Nation, Life, Le Monde, El País o Clarín, entre otras) y ha hecho biografías, más o menos extensas, de personajes como Juan Carlos I, Augusto Pinochet, Fidel Castro, Hugo Chávez o Saddam Hussein (pido encarecidamente que nadie saque conclusiones precipitadas de este listado). El libro, de más de 800 páginas en su edición original, es considerado por la mayor parte de los críticos como la biografía más completa sobre Ernesto Guevara.

Pero no todo son libros de los que el Che salga beneficiado. Por poner un ejemplo hay que mencionar uno muy reciente, publicado por la editora argentina Edivern, titulado El canalla. La verdadera historia del Che Guevara, escrito por Nicolás Márquez, en el que se intenta desmitificar al revolucionario y guerrillero más famoso del siglo pasado. Es una pena, para aportar algo de credibilidad, que Edivern y Márquez no sean conocidos precisamente por su imparcialidad: otro libro del mismo autor y editorial, La mentira oficial, niega tajantemente los asesinatos masivos que las dictaduras militares argentinas de hace treinta años cometieron. Habrá que ser cautos, por tanto, con esta biografía no autorizada de Guevara.

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Maneras de decir

AutorVíctor Miguel Gallardo el 2 de abril de 2011 en Noticias

Morente

Acaba de inaugurarse en Granada, de la mano de la joven y ambiciosa empresa de gestión cultural Caravansar y del Área de Cultura de la Diputación Provincial, el ciclo Maneras de decir, un evento que durante los próximos meses aunará a poetas y músicos variopintos. La idea del ciclo es la de ofrecer en cada conferencia a un poeta y un músico cuyas propuestas artísticas sean similares “en forma o en ánimo”, haciendo un recorrido paralelo a sus carreras. En los próximos meses podremos disfrutar, en el Palacio de los Condes de Gabia de la capital granadina, de Javier Ruibal y Luis Muñoz (moderados por Mariano Maresca y con el título genérico de Raíces, el 25 de marzo), Señor Chinarro y Rafael Espejo (moderados por José Carlos Rosales y con el título Sobriedad e ironía, el 29 de abril), Antonio Arias y Jesús Aguado (con Pepa Merlo de moderadora y con el título Misticismos. La tercera cultura) y, por último, El existencialismo es un humanismo” el 3 de junio, con Javier Corcobado y Chantal Maillard, con Enrique Novi como moderador.

La primera de las citas, el pasado 25 de febrero, fue el verdadero plato fuerte (a nivel mediático) de la iniciativa: moderados por el incombustible Tato Rébora, un icono de la cultura granadina desde hace años gracias a La Tertulia (lugar de encuentro ineludible de la ciudad), presentó a dos de las grandes voces de la poesía y la música españolas. Por un lado, Luis García Montero, uno de los poetas más prestigiosos de la actualidad; por el otro, Joaquín Sabina. Sabina, que había pedido a la organización que tuviera a punto una guitarra afinada (aparte de la consabida botella de champagne bien fría que todo músico quiere tener en el backstage), finalmente no pudo cantar, presuponemos que por problemas en su garganta, lo que no impidió que el acto, que llevaba el título de Lo cotidiano urbano y que al final fue un homenaje póstumo a la figura del recientemente fallecido Enrique Morente, fuera un rotundo éxito.

Desgraciadamente, no todo van a ser parabienes: para muchos resulta incomprensible que una iniciativa de tal calado, que reúne a artistas con suficiente poder de convocatoria como para llenar auditorios enteros, se realice en una sala en la que, oficialmente, sólo caben 91 personas. Dejando a un lado las invitaciones que la organización (en este caso Diputación Provincial de Granada) se reserva para sus propios compromisos, que según parece no son pocos, el resto fueron entregadas horas antes del evento por riguroso orden de llegada. Intentar convencer al nutrido público que anhelaba ver juntos a Sabina y García Montero de que éstas se habían evaporado tras los primeros minutos debió de ser un trago difícil para los organizadores. Comprendemos que se quería dotar al ciclo de un carácter intimista, casi de tertulia entre amigos, aunque yo personalmente no conozco ninguna reunión de este tipo en la que haya un centenar de personas. Lo cierto es que la ubicación del acto, el ya mencionado Palacio de los Condes de Gabia, en el que el área de Cultura de la Diputación tiene su sede administrativa y que también cuenta con la oficina técnica del flamenco de la ciudad y con la film commission de Granada, no es tal vez el lugar más indicado para este tipo de eventos, pero fue la única solución posible tras desmarcarse del proyecto la Universidad de Granada, que según parece la apoyaba en un principio, y que, dicen las malas lenguas, no pudo ponerse de acuerdo con Diputación para su organización.

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