Maite Carranza gana el Premio Nacional Infantil y Juvenil 2011
La barcelonesa Maite Carranza ha ganado el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en su edición de 2011 con su libro, escrito en catalán, Paraules emmetzinades (Palabras envenenadas). El premio, que otorga cada año el Ministerio de Cultura, tiene una dotación de 20.000 euros (10.000 menos que el recién instaurado Premio Nacional Taurino, por cierto), y fue creado para galardonar una obra de autor español publicada durante el año anterior en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado.
No es la primera vez que una obra escrita en un idioma diferente al español gana este premio en su categoría de Infantil y Juvenil: es la sexta novela en catalán que lo consigue, sumándose Maite Carranza a los autores Josep Vallverdú (1983), el balear Gabriel Janer Manila (ganador en 1988 y en 1994), Emili Teixidor (1997) y Miquel Desclot (2002), aunque en 1989 Andreu Martín y Jaume Ribera lo ganaron con No pidas sardina fuera de temporada, que también había sido publicado en catalán con el título No demanis llobarro fora de temporada. En lengua gallega cuatro han sido los autores ganadores: el lucense Paco Martín (1986), Xabier P. Docampo (1995), Fina Casalderrey (1996) y Agustín Fernández Paz (2008). En lengua vasca, por último, sólo ha habido una novela ganadora: fue en 2003, por lo que tuvieron que pasar nada menos que 25 años desde que se creó el premio en 1978, se titulaba Kokodriloa ohe azpian (Cocodrilo bajo la cama) y su autora es Mariasun Landa, natural de Rentería.
Paraules emmetzinades tiene una particularidad que la ha hecho sobresalir de entre los miles de títulos infantiles y juveniles publicados el pasado año: habla de forma clara de un tema peliagudo que habitualmente es obviado por los narradores, el de los abusos sexuales infantiles. Carranza, que es muy conocida por su Trilogía de las Brujas (formada por los títulos El clan de la loba, El desierto de hielo y La maldición de Odi), que se ha publicado ya en una veintena de idiomas, reconoce que una de las razones por las que escribió la novela fue el caso de Natascha Kampusch, la chica austriaca que había sido retenida contra su voluntad durante ocho años. Aunque al principio pensó en crear el guión para una película para televisión, al final la idea que le rondaba la cabeza para contar desde su punto de vista el maltrato y el abuso sexual, acabó convirtiéndose en esta novela.
Se ha hecho hincapié por parte de los editores y de ella misma acerca de que la novela no se recrea en los pasajes comprometidos: no se trata de escandalizar al joven público lector, sino de hacerles ver una realidad que no por estar habitualmente escondida deja de ser menos cierta.
Maite Carranza
Palabras envenenadas