Lecturalia Blog: reseñas, noticias literarias y libro electrónico 112.545 libros, 24.650 autores y 91.914 usuarios registrados

Víctor Miguel Gallardo (Página 12)

Algunos libros de recetas de famosos

AutorVíctor Miguel Gallardo el 23 de octubre de 2010 en Divulgación

Roger Ebert cocina

No es poco frecuente que algunos famosos (desde actores y actrices hasta deportistas, políticos, habituales de la prensa del corazón o cantantes) aprovechen su fama para llenar las estanterías de las librerías de todo tipo de obras: los más habituales son las autobiografías, la mayor de las veces escritas por encargo gracias a esos “negros” literarios que todo el mundo sabe que existen y que nunca dan ruedas de prensa ni acuden a presentaciones, pese a ser los responsables de una parte nada despreciable de la producción editorial actual. Otras veces los autores de esas biografías son también conocidos periodistas o literatos, que se prestan a este particular juego por afinidad con los protagonistas de la biografía o, simplemente, y como ya he mencionado, por encargos que las editoriales les hacen.

Sin embargo, no son sólo biografías lo que vamos a encontrar con una gran foto del famoso en cuestión en la cubierta: también hay libros de chistes, de autoayuda, de fitness y salud en general, de cuentos infantiles e incluso, y de eso vamos a hablar hoy, de recetas de cocina. Uno de los últimos famosos en subirse al carro de los recetarios es Roger Ebert.

Roger Ebert es relativamente famoso en todo el mundo, sobre todo entre los aficionados al cine: estamos hablando de uno de los críticos cinematográficos más importantes e influyentes del mundo, que lleva décadas comentando las últimas novedades del séptimo arte, siempre desde su sección en el Chicago Sun-Times y el Chicago Tribune, aunque empezó a desarrollar esa función en 1961 en otros medios más modestos. Ebert, además, fue el primer crítico de cine en ganar el premio Pulitzer, distinción que le fue otorgada en 1975, e incluso ha patrocinado un festival de cine en Champaign, Illinois. Que Ebert sea el nuevo famoso en sacar un libro de recetas no tendría la menor trascendencia de no ser porque él ya no puede comer: después de múltiples operaciones quirúrgicas derivadas de un cáncer tiroideo que se le manifestó en 2002, Ebert ha perdido gran parte de su mandíbula inferior, por lo que no puede alimentarse más que con sonda. Ha perdido también el olfato, para más inri. No obstante, se las ha arreglado para escribir un recetario basado en su memoria sensitiva, libro que seguramente no pasará desapercibido ya que, en cierto sentido, Ebert es para los aficionados al cine lo que Harold Bloom para muchos aficionados a la literatura.

En España no hace mucho hubo otro libro de cocina que contó con la ayuda de varios famosos intolerantes al gluten. El prestigioso chef Sergi Arola incluyó varias recetas aptas para celíacos, a lo que hay que sumar las aportaciones de, entre otras personas, las actrices María Valverde y Silvia Marsó, el subcampeón de España de culturismo Leo Carballo o la Condesa de Romanones. El libro tiene un título muy explícito: “Celíacos famosos”. Hay que tener en cuenta que sólo en España este colectivo cuenta con cerca de medio millón de personas, por lo que el público para este recetario es más que amplio.

Otros famosos con libro de recetas serían Gwyneth Paltrow (con un recetario dedicado a su padre), Frank Sinatra, Gerard Depardieu (que aparte es propietario de dos restaurantes y tiene sus propios viñedos, aunque suene a tópico de buen francés adinerado), el matrimonio formado por Gloria y Emilio Estefan (con 60 recetas de cocina tradicional cubana), Sofía Loren (con muchas recetas de su abuela, típicas napolitanas) o incluso Forrest Gump. Sí, a raíz del éxito de esta película protagonizada por Tom Hanks apareció un libro de recetas como si hubiera sido escrito por el personaje principal de la película, y basado en postres dulces. También hay recetas para hacer chocolates, recetas muy fáciles ya que, es de perogrullo, Forrest Gump no es precisamente Roger Ebert.

Autores relacionados Autores relacionados:
Roger Ebert

Las columnas de opinión

AutorVíctor Miguel Gallardo el 16 de octubre de 2010 en Opinión

Periódicos

Ya hemos hablado otras veces en Lecturalia de que la supuesta imparcialidad política de los medios de comunicación es una utopía. En España, por ejemplo, y dejando a un lado los regionales o locales, los principales diarios de difusión nacional ocupan casi cualquier lugar del espectro político actual. Así, ABC y La Razón representan a la derecha más conservadora, monárquica y de base católica. El Mundo es la voz (o pretende serlo) del centro-derecha liberal. El País, el más vendido de todos los diarios de información general, comparte los puntos de vista del centro-izquierda, definiéndose como un medio de comunicación “demócrata y europeísta”. El último en llegar, Público, sería el más izquierdista de estos cinco diarios, permitiéndose una postura anticlerical y siendo el único que abiertamente ha criticado a la monarquía (muy famosa fue su portada en la que, junto con el rostro en rojo de la reina Sofía, se leía un “¿Por qué no se calla?” nada ambiguo). Público y La Razón son, precisamente, los más amarillistas de estos diarios, seguramente por situarse en los extremos opuestos, aunque por ahora, y aunque se esfuerzan, no llegan a los extremos de Diario16 en sus peores tiempos, periódico que llegó a llamar “hijos de perra” a los etarras que asesinaron a Miguel Ángel Blanco en la portada del día siguiente al brutal e injustificado crimen.

Ignacio Escolar, uno de los fundadores del diario Público y uno de los periodistas más influyentes del país, advirtió que el diario de nueva creación (vio la luz en 2007) no contendría editorial ya que una sociedad anónima no podía permitirse ese tipo de instrumentos de creación de opinión. No obstante, Público sí tiene columnas de opinión. La cuestión del editorial no es baladí: las a veces incendiarias editoriales del director de El Mundo, Pedro Jota Ramírez, son textos periodísticos de gran repercusión que muestran la línea editorial del diario. Ramírez no es nuevo en estos temas: precisamente un editorial suyo en sus tiempos en Diario16 le valió para un despido fulminante. Sin embargo, que El Mundo tenga una política editorial bien definida y su director utilice los editoriales para darla a conocer, al tiempo que Público prescinda de dichos editoriales a cargo de su máximo responsable, que en principio nos podría decir que el diario izquierdista es más plural que el liberal, no supone una característica decisoria: si echamos un vistazo a los columnistas de opinión de uno y otro medio podremos comprobar que existe mayor diversidad de posturas entre los de El Mundo que entre los de Público. Difícilmente podrían coexistir en este último medio columnistas tan dispares como los escritores Antonio Gala y Francisco Umbral (uno de sus “opinadores” más influyentes hasta su muerte) con el periodista liberal Federico Jiménez Losantos (que hace parecer, por comparación, bolchevique a Ramírez) o con Eduardo Mendicutti, que aparte de autor es una de las voces más importantes del colectivo homosexual español.

La elección de personajes públicos como responsables de las columnas de opinión de los diarios, siendo muchos de ellos escritores (Raúl Rivero en El Mundo, Juan Manuel de Prada en ABC o el nuevo Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en El País, por poner tres ejemplos), suele responder a criterios de afinidad ideológica, criterios que sólo El Mundo ha obviado en parte, seguramente dado el pretendido carácter liberal de su publicación. Dado que los diarios responden a motivaciones económicas bastante claras, y que son las que en última instancia condicionan su posición política, y dado que los columnistas de opinión son elegidos en base a su lugar particular dentro del espectro político español, habría que plantearse hasta qué punto los columnistas tienen libertad para expresar lo que desean para poder acercarse a sus textos con espíritu crítico y no simplemente con la curiosidad de saber qué tiene que contar en determinado día ese escritor/actor/periodista cuya foto nos observa desde el margen superior derecho de la página de nuestro diario favorito.

Autores relacionados Autores relacionados:
Antonio Gala
Eduardo Mendicutti
Federico Jiménez Losantos
Francisco Umbral
Juan Manuel de Prada

Cruceros posmodernos

AutorVíctor Miguel Gallardo el 11 de octubre de 2010 en Divulgación

Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer

Nunca nos pondremos de acuerdo sobre qué significa realmente la posmodernidad, e intentar definir este concepto sólo nos puede llevar (para los que no somos expertos en la materia) al dolor de cabeza. Por ejemplo, si le decimos a alguien que la obsesión por el consumo es un rasgo netamente posmoderno, paralelamente al paso de una economía de producción a una economía de consumo, estaremos dando una información muy válida y que difícilmente podrá ser refutada. Pero la posmodernidad implica muchas otras cosas, como por ejemplo que Kennedy le ganara unas elecciones a Nixon gracias al primer debate televisado entre candidatos. No por el debate en sí, que habría sido lo ideal, sino simple y llanamente porque Kennedy era más guapo y tenía un aspecto más saludable. Otro rasgo claramente posmoderno es la sobreinformación, la acumulación de fuentes con las que poder mantenerse informado. Internet vino a culminar esta tendencia de multiplicación casi hasta el infinito de los heraldos para el ciudadano. La pérdida de la intimidad, la tendencia al escepticismo religioso (cuando no directamente al desprecio de los cultos), la aparición de personajes que pasan de la noche a la mañana de ser desconocidos a relevantes y, de forma muy rápida, de nuevo ignorados o el culto a la tecnología también nos son conocidos.

Pero uno de los rasgos más visibles, insisto, es el exacerbado consumo de la sociedad del Primer Mundo en nuestros días, un consumo obsceno en muchos casos, injustificable (pues no responde más que a necesidades perentorias) y, a veces, incluso poco ético. Uno de esos productos de consumo es el turismo, y más concretamente los viajes organizados. La mayoría de las veces estos viajes tienen por destino países del Tercer Mundo que apenas se benefician de la incesante marea de occidentales (y de japoneses, y de árabes: en definitiva, de ciudadanos acomodados de toda raza y nacionalidad) bien armados de divisas que llegan a sus lugares de interés, ya sea cultural, natural o, para qué engañarnos, sexual. Del turismo sexual ya habló mucho y muy bien Michel Houellebecq en su conocida y polémica novela Plataforma, por ejemplo.

El tristemente desaparecido David Foster Wallace también hizo lo propio en su ensayo Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, en el que relata un crucero por el Caribe en el que se embarcó tras recibir un encargo por parte de la prestigiosa publicación Harper´s Bazaar. Este ensayo es una feroz crítica al mundo posmoderno, fuera Foster Wallace consciente o no de que él ya estaba más que predispuesto a odiar la experiencia. Yo creo que sí.

El ensayo resulta imprescindible para comprender los mecanismos que utilizan las compañías de cruceros de todo el mundo para la captación de clientes, para satisfacerlos, etc., y también es muy significativa la descripción del comportamiento de las tripulaciones de los barcos y sus bien formadas (y complejas) jerarquías, la mayor parte de las veces basadas en criterios raciales. También es interesante su mirada hacia los nativos, los que acogen con las manos abiertas a los orondos turistas cargados de dólares y euros. David Foster Wallace no puede sino admitir que en ellos predominaba, ante todo, el desprecio. Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer es, además, muy entretenida, y puede ser disfrutada incluso por aquellos a los que les gustan los cruceros o no son conscientes de ser, por sus actos y pensamientos, genuinamente posmodernos.

Autores relacionados Autores relacionados:
David Foster Wallace
Michel Houellebecq
Libros relacionados Libros relacionados:
Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer
Plataforma

El Hobbit: Historia de una ida y una vuelta… al fracaso

AutorVíctor Miguel Gallardo el 9 de octubre de 2010 en Noticias

El hobbit

Después de El Señor de los Anillos, El Hobbit es la novela más conocida de J. R. R. Tolkien. Aunque para los puristas El Silmarillion es una obra mucho más importante ya que es un compendio de la cosmogonía creada por el autor (y luego reflejada en el resto de sus obras) además de un grupo de excelentes narraciones épicas, El Hobbit le supera en popularidad por múltiples razones, la menor de las cuales no es, desde luego, su sencillez. Si El Silmarillion suele ser tachada por muchos como una obra demasiado compleja, El Hobbit, en cambio, es considerada como la mejor obra para adentrarse en el particular universo del autor. No es extraño que se la suela catalogar como Novela juvenil, si bien su lectura es igualmente aconsejable para adultos.

Pues bien, tras el éxito de la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos, todo parecía indicar que una versión de El Hobbit era más que inminente. Han pasado siete años ya y, en cambio, cada vez parece más lejana la realización de dicha producción. Lo primero que hay que mencionar al respecto son los problemas legales y financieros de las compañías que debían encargarse de la película, con una New Line que durante mucho tiempo ha estado enfangada en pleitos debido al pago (o, más bien, a la falta de pago) de los derechos de la trilogía ya mencionada. Los problemas con la productora y la distribuidora han motivado que el director que inicialmente había aceptado llevar a buen puerto el proyecto, Guillermo del Toro, renunciara al mismo.

A estos problemas hay que añadir algunos más. Hace unos días tuvo lugar un incendio en el que se destruyó gran parte de las instalaciones de la empresa que se encargó de las maquetas de “El Señor de los Anillos” y “King Kong” (película también dirigida por Peter Jackson, el hombre detrás de la trilogía), compañía que debía ocuparse de “El Hobbit” y que ahora lo ha perdido todo. Aunque suene extraño en estos tiempos, la verdad es que no todo lo que vemos en pantalla está creado por ordenador: muchos puristas (entre ellos algunos de los mejores directores del mundo) prefieren la utilización de maquetas a la creación digital de escenarios. A este incendio hay que sumar otro nuevo problema, incluso más peliagudo: se ha filtrado a los medios que algunos sindicatos de actores y de trabajadores de la industria del cine han denunciado las condiciones en las que se les estaba intentado hacer trabajar a los implicados en El Hobbit. Dadas las malas condiciones financieras de las compañías que se encargan de la película, habían intentado conseguir trabajadores haciéndoles firmar contratos sin garantía de cobro en caso de que la producción finalmente no se completara. Los sindicatos han puesto el grito en el cielo y, aunque no son los mayoritarios, están intentando convencer a parte del elenco protagonista para que no se involucre en una producción que se vale de tales artimañas. Uno de los implicados es Ian McKellen, uno de los actores fundamentales ya que encarnará (tal y como hizo en “El Señor de los Anillos”) a Gandalf, uno de los protagonistas absolutos de “El Hobbit”.

De entre todas estas noticias desalentadoras sólo hay una que nos da un poco de esperanza y que acerca el día en que podamos disfrutar de esta adaptación al cine de la inmortal novela de Tolkien: se da ya por seguro que el actor británico Martin Freeman hará de Bilbo Bolsón. Podemos ver a Freeman en la actualidad caracterizado como el Doctor Watson en la serie “Sherlock”, de la que ya hablamos en Lecturalia.

Autores relacionados Autores relacionados:
Guillermo del Toro
J. R. R. Tolkien
Libros relacionados Libros relacionados:
El hobbit
El señor de los anillos
El Silmarillion
Personajes relacionados Personajes relacionados:
Doctor Watson
Gandalf

Después de ti, nadie, de M.J Sánchez

AutorVíctor Miguel Gallardo el 2 de octubre de 2010 en Reseñas

Después de ti, nadie, de MJ Sánchez

Para los que no somos muy aficionados a la temática vampírica nos sorprende encontrar un libro como el que nos ocupa, máxime teniendo en cuenta que ha aparecido en una colección de novela romántica: por un lado, el tratamiento que se da al vampiro en Después de ti, nadie nos resulta original y, a la vez, cercano. Por otro, es una obra trabajada hasta la extenuación mucho más allá de lo evidente (el vampiro protagonista, sus motivaciones, su interés amoroso), cobrando vital importancia el contexto histórico, las relaciones de poder de la sociedad vampírica esbozada o la relación de estos inmortales con los humanos. El que crea que este trabajo no se puede notar a simple vista, se equivoca: ahora explicaré por qué. Si a todo esto añadimos que la autora es española (y no ha caído en el error de crear una trama ambientada en los lugares habituales del vampirismo literario, sino que ha creado vampiros genuinamente españoles, lo que es de agradecer) y que esta es su primera novela, parece quedar claro que estamos ante una obra a tener en cuenta.

Con respecto a la ambientación y contextualización, que ya he mencionado que eran factores importantes, yo al menos siento una gran predisposición a evitar todos aquellos libros que fallan en este aspecto. No es el caso: se nota la formación de la autora (que es licenciada en Geografía e Historia) a la hora de enfrentarse a la creación de la novela. Para no desvelar ningún detalle importante de la trama sólo mencionaré lo bien trabajado que están ciertos pasajes, no exentos (más bien lo contrario) de dificultad. Pero como también es importante eso de ir abriendo boca, ¿quién no tiene curiosidad por saber cómo uno de nuestros artistas más universales, Pablo Picasso, tiene un papel fundamental en una obra sobre vampiros? Ahí queda eso.

Los dos protagonistas Luis Rodríguez de Alcázar y Elena Medina, hacen girar sobre ellos y sus escarceos amorosos gran parte de la novela, que no toda. Esto también es de agradecer: es notorio que Luis, el vampiro centenario, ha de quedar prendado de Elena, la humana puesta a su alcance por motivos estrictamente profesionales (en este caso, la tasación de ciertas obras de arte), pero si la obra se redujera a esto perdería gran parte de su interés. También lo haría si no existiera algún “secundario” (muchas comillas) que no tuviera su papel importante, y en Después de ti, nadie hay uno que sobresale por encima de todos, tanto que se puede afirmar que es, con mucho, el personaje más llamativo de la novela. Estoy hablando de Gabriel Alcalá, el que en realidad hace que la trama sea más que notable. Su participación, no sólo en la historia sino en el universo particular en el que se desarrolla, tiene una importancia capital; más que eso, por momentos eclipsa al resto del elenco protagonista, y según parece él será el protagonista absoluto de la siguiente novela de la autora, algo que en los foros especializados de internet se está pidiendo a gritos. Por algo será.

Lo mejor para acercarse a Después de ti, nadie es dejarse de prejuicios. Estamos de acuerdo en que es una novela publicada en una colección de género romántico, pero es mucho más que eso. Los protagonistas principales son vampiros, por supuesto, pero no unos al uso actual de chic-vampirismo o al más tradicional de vampirismo-vintage. Tiene una contextualización histórica notable, pero tampoco es una novela histórica. De hecho, tal vez sea un hándicap el que haya aparecido publicada en una colección especializada; también lo habría sido de haber aparecido, en vez de en una colección de novela romántica, en una de género fantástico (y no habría sido extraño que hubiera ocurrido). Ignoro los entresijos de la industria editorial en el género romántico, pero es obvio que se ha delimitado su público objetivo. ¿Acaso no podría haber aparecido en una colección generalista? Yo creo que sí. Es más, tanto por tratamiento de personajes como por construcción de la trama está al mismo nivel que muchas otras obras generalistas. En cuanto a calidad literaria en sí, en eso no hay color: está mucho mejor escrita que la mayor parte de las novelas generalistas de autores noveles que se publican en nuestro país. Lástima de una portada tan horrorosa para los que no estamos habituados a este género, porque desmerece completamente el contenido, que es más que recomendable.

Autores relacionados Autores relacionados:
M. J. Sánchez
Libros relacionados Libros relacionados:
Después de ti, nadie

Guerra fría literaria

AutorVíctor Miguel Gallardo el 1 de octubre de 2010 en Divulgación

El jardinero fiel

Podríamos cruzarnos por las calles de St. Buryan, Cornwall, con David John Moore Cornwell, aunque es poco probable ya que vive prácticamente recluido y apartado de las miradas de los curiosos en una casa cercana a un acantilado, y sólo veríamos en él a un viejecito de aspecto entrañable y cejas pobladas, ignorando que, pese a ser uno de los autores más vendidos de los últimos cincuenta años, lleva décadas sin aceptar premio o distinción alguna. De otra forma ya sería, con total seguridad, Caballero.

Estamos hablando, por supuesto, de John Le Carré, uno de los escritores más conocidos y vendidos del mundo, especializado durante años en novelas ambientadas en el consabido espionaje surgido entre las potencias comunistas y las occidentales durante la Guerra Fría. Él conocía ese mundo de primera mano, ya que trabajó en el Mi5 y el Mi6 durante años hasta que, tras la buena acogida por parte del público de sus novelas Asesinato de calidad y El espía que surgió del frío decidió dedicarse a tiempo completo a la literatura. También pesó el hecho de que, debido a la traición de un agente doble británico a sueldo del KGB, las actividades de Le Carré (que había publicado ya con este pseudónimo ya que, como miembro del servicio secreto, tenía prohibido utilizar su verdadero nombre) había quedado al descubierto. No parece que fuera una mala elección: siguió publicando novelas de gran éxito, muchas de ellas protagonizadas por el famoso agente Smiley, y hoy día es prácticamente imposible encontrar a un lector habitual que no haya oído hablar de él.

Es obvio que el fin de la Guerra Fría supuso, tanto para él como para otros muchos escritores especializados en la novela de espionaje, una prueba de fuego: tocaba reciclar la temática de sus novelas si no querían ser reemplazados rápidamente por una nueva generación de escritores que carecían de los lastres acumulados tras décadas de tensión entre el bloque comunista y el capitalista. Las ventas de novelas de Le Carré se resintieron, por supuesto, pero en estos últimos veinte años ha sabido adaptarse poco a poco al nuevo orden mundial y se ha ampliado la variedad temática de sus obras hasta el punto de la que es posiblemente su novela “moderna” más conocida, El jardinero fiel, carece por completo de tramas de espionaje tradicional, centrándose en los tejemanejes de las industrias farmacéuticas en África a cuenta de poder tener bancos de pruebas baratos para sus investigaciones. Bancos de pruebas humanos, quiero decir.

El jardinero fiel fue, como es habitual en las novelas de Le Carré, adaptada al cine. No puede Le Carré quejarse de las adaptaciones que sus obras han tenido, desde luego, ya que algunas son películas consideradas como clásicas, reflejen o no de forma exacta las intenciones del autor. No hay que olvidar que Le Carré siempre fue un “raro” en el mundo de la novela de espías: los agentes del bloque comunista no son malos absolutos, y los espías occidentales tienen motivaciones que, a veces, no son precisamente loables. En toda la obra de Le Carré flota la ambigüedad ética presente en los servicios secretos de todo el mundo, algo que seguramente él vivió en sus tiempos mozos. Las adaptaciones al cine y la televisión no siempre reflejan esta particularidad, pero no obstante hay pequeñas joyas que mencionar tales como la ya mencionada El espía que surgió del frío, La casa Rusia o La chica del tambor, eso sin contar la excelente El jardinero fiel, dirigida magistralmente por uno de los directores más importantes de la actualidad, el paulista Fernando Meirelles.

Autores relacionados Autores relacionados:
John Le Carré
Libros relacionados Libros relacionados:
El espía que surgió del frío
El jardinero fiel
El sastre de Panamá
La casa Rusia
La chica del tambor

Sherlock ama las pantallas

AutorVíctor Miguel Gallardo el 25 de septiembre de 2010 en Divulgación

Sherlock Benedict Cumberbatch

Muchas veces hemos hablado ya de escritores cuyas obras han pasado de forma reiterada al cine o la televisión, pero ha llegado el momento de hablar de un personaje que aparece en el Libro Guinness de los Récords como el más llevado a la pantalla. No es otro que Sherlock Holmes, el inmortal detective (bueno, “detective asesor”) creado por Arthur Conan Doyle en 1887. Las apariciones de Holmes no sólo se limitan al cine y la televisión, sino que también ha aparecido en múltiples obras de teatro adaptando sus aventuras o en seriales radiofónicos, el más importante seguramente “The New Adventures of Sherlock Holmes” (Las nuevas aventuras de Sherlock Holmes), que estuvo en el aire desde 1939 hasta 1947.

El propio Conan Doyle pudo conocer muchas de esas versiones de su personaje. El primero en interpretar a Holmes fue el actor Maurice Costello, en 1905, en el que fue de hecho su primer papel protagonista en el cine. Costello, que también interpretó a Jesucristo, a Henry Ford, a Marco Antonio, a Herodes o al rey David, entre otros personajes, fue años más tardes uno de los actores (y directores) más famosos de aquel primer Hollywood, todavía mudo, aunque su suerte declinó a finales de los años veinte y acabó arruinado y aceptando papeles minúsculos a cambio de míseros cheques.

Otro de los primeros Holmes fue el alemán Alwin Neuss, que lo interpretó en varias ocasiones y popularizó al detective en los países germanoparlantes justo durante la Primera Guerra Mundial y los años inmediatamente anteriores al tiempo que su colega Georges Tréville hacía lo propio en Francia. El primer actor especializado en interpretar a Holmes fue, no obstante, Eille Norwood, que hizo de asesor-detective en más de cuarenta producciones, basadas tanto en las cuatro novelas como en los relatos (poco le faltó para completar el canon holmesiano), entre los años 1921 y 1923. No estamos hablando, claro está, de películas demasiado extensas. Justo en 1922, sin embargo, John Barrymore, bastante más conocido que Norwood, también hizo de Holmes en la película de 88 minutos (un metraje considerable) dirigida por Albert Parker.

Costello y Barrymore no son los únicos actores conocidos que han interpretado a Sherlock Holmes: habría que citar también a Basil Rathbone (uno de los “Holmes” más clásicos), el carismático Peter Cushing, Alan Wheatley (seguramente el primer Holmes televisivo), John Neville (uno de esos actores casi desconocidos a los que hemos visto docenas de veces en múltiples registros, incluyendo en este caso, muchas décadas después, un cameo en la serie de temática homosexual “Queer as folk”), John Cleese (en clave de humor, como no podía ser de otra forma para uno de los miembros del aclamado grupo cómico británico Monty Python), Roger Moore, Christopher Plummer, Frank Langella, Guy Henry (que pasó de ser “el joven” Sherlock Holmes a hacer de secundario en nuevas adaptaciones y, de ahí, directamente a cameos y papeles secundarios en series británicas tales como The I.T. Crowd), el gran actor Peter O´Toole, Fat Chung (sí, habéis leído bien: Fat Chung), Jeremy Brett (uno de los más conocidos), Michael Cane, Jeremy Irons (aunque desgraciadamente solamente durante una actuación del Saturday Night Live: habría podido ser un gran Holmes), Christopher Lee, Charlton Heston (sí, un Charlton Heston ya anciano, los directores de cásting debían de estar locos), Joaquim de Almeida, Rupert Everett, Jonathan Pryce y, ya más recientemente, el camaleónico Robert Downey Jr., que protagonizó en fechas recientes una de las adaptaciones más sorprendentes del personaje.

El último gran Holmes es, sin embargo, el actor británico Benedict Cumberbatch, que protagonizó la miniserie de la BBC titulada simplemente Sherlock, de sólo tres capítulos aunque todo apunta a que aparecerán más próximamente. Es esta una arriesgada versión, ambientada en el Londres actual, y que llega de la mano de, entre otros, el polifacético Mark Gatiss, un interesante autor inglés que ha pasado de ser script de la famosa serie Little Britain a guionizar a Doctor Who. Sherlock supone una versión más que interesante y extrañamente fiel al original. Y muy divertida, eso también.

Autores relacionados Autores relacionados:
Arthur Conan Doyle
Libros relacionados Libros relacionados:
Las aventuras de Sherlock Holmes
Personajes relacionados Personajes relacionados:
Sherlock Holmes

Adaptaciones de libros superventas, ¿amor u odio?

AutorVíctor Miguel Gallardo el 14 de septiembre de 2010 en Opinión

Los pilares de la tierra Serie TV

Está por ver cómo acoge el público español la nueva miniserie de televisión basada en Los Pilares de la Tierra, de Ken Follett. La adaptación a la pequeña pantalla de uno de los libros más vendidos del siglo XX era algo que se esperaba desde hace bastantes años: que hayan pasado algo más de dos décadas tal vez ha resultado excesivo, pero contará con un público fiel, eso seguro. Después de todo, hay quien considera esta novela como una de las más importantes de los últimos años, e incluso hay quien ha alabado su continuación, Un mundo sin fin, aparecida hace no demasiado, y se podría decir que sus fanáticos se cuentan por millones.

Echando la vista atrás y observando la lista de libros más vendidos de los últimos años, comprobamos que muchos ya han tenido su adaptación, ya sea al cine o a la televisión. No todas han conseguido el éxito de la trilogía de El Señor de los Anillos (que durante tres años consecutivos llenó las salas de medio mundo y cuya última película, además, es una de las más premiadas de todos los tiempos), de la saga de Harry Potter (con media docena de películas muy taquilleras y que en breve presentará, a falta de uno, dos nuevos títulos) o de Crepúsculo. Estas tres adaptaciones han sido auténticos éxitos, hasta el punto de eclipsar en parte a los títulos de los que partieron: así, no es arriesgado asegurar que mucha gente que cuenta estas películas entre sus favoritas no ha leído la fuente original. Otros, en cambio, animados por estas producciones, sí que se han atrevido a leer las novelas. Eso no quiere decir que sean buenas adaptaciones, sino de que han cumplido su función de entretenimiento de masas hasta el punto de hacer que haya gente que se atreva a leer cientos de páginas y varios volúmenes. Sin ánimo de ensañarme con ellas, la trilogía dirigida por Peter Jackson es muy entretenida y cuenta con una dirección artística formidable, las películas del mago adolescente más famoso de la historia han contado con la dirección de algunos de los mejores directores del momento y la saga Crepúsculo ha conseguido aprovechar a la perfección el fenómeno fan que ya convirtió a los libros de Stephenie Meyer en algo parecido a una religión. De ahí a decir que nos encontramos ante buenas adaptaciones hay un mundo, por supuesto, y cada uno tendrá una opinión sobre el particular: la mía se puede resumir en que las películas de El señor de los anillos son más que notables pero no consiguen igualar a la obra de la que beben, que las adaptaciones de los distintos tomos de Harry Potter son de calidad irregular pero que, por lo general, no desmerecen en nada a la obra de J.K. Rowling y que las de la saga Crepúsculo son perfectas debido a una caracterización de personajes muy adecuada a las motivaciones principales de sus lectores y lectoras (o sea, las hormonas principalmente).

Los pilares de la tierra Serie TV

No todas las adaptaciones tienen tanto éxito, claro: mucho se criticó la versión cinematográfica de las novelas del Capitán Alatriste, seguramente porque no es muy buena idea condensar tantas páginas en una película de esa duración. La adaptación de otra novela de éxito como es El perfume también tuvo bastantes malas críticas, y pasó bastante inadvertida en gran parte de los países en donde la inmortal obra de Patrick Süskind se había vendido muy bien, seguramente por su crudeza visual (y por la imposibilidad de convertir en imágenes una obra tan sensorial), aunque fue un éxito de taquilla gracias al gusto de ciertos públicos (Alemania, Francia) por el feísmo.

Por lo pronto ya se nos ha avisado: Los pilares de la tierra, la serie, tiene escenas que no son para todos los públicos, pero no llegará a los extremos de la novela, o al menos eso se ha dicho por activa y por pasiva en varios medios de comunicación. Ya veremos.

Autores relacionados Autores relacionados:
J. K. Rowling
Ken Follett
Patrick Süskind
Stephenie Meyer
Libros relacionados Libros relacionados:
Crepúsculo
El perfume
El señor de los anillos
Harry Potter y la piedra filosofal
Los pilares de la Tierra
Personajes relacionados Personajes relacionados:
Alatriste
Harry Potter

Ebooks en las escuelas andaluzas

AutorVíctor Miguel Gallardo el 11 de septiembre de 2010 en Noticias

Ebook TIC Junta de Andalucía

La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ya lleva un tiempo intentando llevar las nuevas tecnologías a las aulas de la Comunidad Autónoma, pero en este año 2010 los esfuerzos por ponerse a la vanguardia española en este particular se han redoblado, tras mucho tiempo mirándose en el espejo de la vecina Extremadura, la primera comunidad en convertir en mayoritario el uso de equipos informáticos individuales entre el alumnado. Así, a principios de este año se empezaron a entregar cerca de 170.000 mini-portátiles a los escolares andaluces, dotados de software libre y especialmente adaptados para sus necesidades educativas, al tiempo que la Junta acondicionaba nada menos que 6439 aulas instalando en ellas pizarras digitales, cañones de proyección y equipos multimedia.

Ahora llega una nueva fase de este programa (denominado Escuela TIC 2.0, y que se desarrolla desde 2003), seguramente mucho más arriesgada y que, además, está levantando ampollas entre el gremio de libreros andaluz, que se siente claramente perjudicado: la intención de la Junta de utilizar libros en soporte electrónico en los centros escolares para, a medio plazo, reducir costes (ya que es la Junta la que en gran parte sufraga los libros de texto), es ya una realidad. Así, 80 centros públicos, diez por provincia, van a utilizar e-books desde este mismo curso académico, integrando un programa piloto que sentará las bases del sistema antes de la implantación total. En principio el formato digital se va a aplicar en al menos tres de las asignaturas de los escolares, que podrán contar con la versión digitalizada de sus libros de texto gracias a la colaboración (interesada, por supuesto) de las editoriales implicadas en el programa. La Junta se ha puesto en contacto con estas editoriales e intentará fomentar la publicación de material curricular en formato electrónico, para lo cual ha sido necesario añadir el soporte digital como un soporte válido que puedan utilizar los centros.

Por ahora este proyecto no va a eliminar los libros de texto impresos, aunque la intención es generalizarlo a medio plazo. Los libreros, como ya he dicho, no están nada satisfechos tras haber suspendido la Consejería el convenio firmado bilateralmente en 2008 en relación a la adquisición de manuales en papel, uno de los gastos más importantes cada año de este área de la Junta, y amenazan con emprender acciones legales para defender sus derechos. Por mucho que la iniciativa del gobierno andaluz favorezca la aparición de contenidos digitales de la mano de las editoriales especializadas, las librerías, en plena crisis, ven peligrar uno de los ingresos “seguros” con que contaban cada año. En este caso está claro que la Junta y las editoriales tienen en mente eliminar el coste de los intermediarios, en el caso de la primera para ahorrarse unos cuantos millones de euros anuales al tiempo que se aprovecha de una gran publicidad, la de poder decir que Andalucía está innovando y abriendo puertas a la educación del mañana.

Los premios de novela más importantes de España

AutorVíctor Miguel Gallardo el 5 de septiembre de 2010 en Divulgación

Premio Literario

Los medios de comunicación, por lo general, dan por hecho que el premio de novela más importante en España es el Premio Planeta, pero esto es debido a factores que poco o nada tienen que ver con la literatura. En primer lugar, es el premio literario mejor dotado económicamente, ya no sólo en España e Iberoamérica, sino en el mundo, sólo siendo superado por el Premio Nobel de Literatura. El Premio Planeta y el Nobel (o, dentro de las letras hispanas, el Miguel de Cervantes) no son comparables ya que éste premia a autores concretos por el conjunto de su obra, no por un libro en particular. De no ser así habría que afirmar sin ningún rubor que el premio más importante en lengua española es el Cervantes. Volviendo al Planeta, y dejando a un lado el valor económico del premio (nada menos que 600.000 euros), también influye en su popularidad tanto la campaña publicitaria que, año tras año, se orquesta a su alrededor, como la elección como ganadores (y, en menor medida, como finalistas) de escritores muy conocidos. Esto no ha sido siempre así: hay que tener en cuenta que el premio fue instaurado en 1952, pero es evidente, al observar el palmarés del certamen, que en los últimos 25 años han ganado de forma recurrente escritores consagrados o, incluso, figuras públicas que no eran conocidas por sus novelas, caso del filósofo Fernando Savater (ganador en 2008) o del diplomático y presentador de televisión Fernando Schwartz (que hizo lo propio en 1996). Esto ha hecho que los premios se hayan labrado su propia leyenda negra, sobre todo en círculos no afines a la mayor editorial en lengua española del mundo. Las declaraciones de Ernesto Sábato y Miguel Delibes (ambos denunciaron que se les había ofrecido ganar el premio) tampoco ha sido de ayuda al respecto.

Otro premio muy mediático es el Nadal, el más antiguo de España ya que su primera edición se convocó en 1944. Otorgado por Ediciones Destino (curiosamente ligada desde hace años a Planeta), es uno de los “caramelos” más codiciados por los escritores en lengua española de ambos lados del Atlántico. Aunque habitualmente el premio (que en la actualidad está dotado con 18.000 euros) servía para descubrir nuevos talentos, se ha acusado a los organizadores de revertir esta tendencia en los últimos años, más concretamente desde que Planeta se hizo con el control de Destino. El que se haya hecho la modificación de cambiar el segundo premio por un premio de “mejor primera novela” ha añadido más leña al fuego, pero este cambio puede estar motivado por su propia leyenda negra, que decía que ser finalista del Nadal era un mal presagio para la carrera literaria del autor. Así, podemos decir que la mala prensa del premio Planeta y de la editorial que lo convoca ha perjudicado al premio Nadal.

Otro premio con solera sería el Alfaguara, generosamente dotado con 175.000 dólares, un premio que aunque fue creado en los años 60 estuvo desaparecido desde 1973 hasta 1997. Es un galardón muy bien valorado debido a su interés en premiar obras que puedan ser comercialmente viables tanto en España como en América, por lo que no es infrecuente (más bien al contrario) que sean autores americanos los que lo ganen.

El premio Herralde, creado en 1983 y dotado con 18.000 euros, cuenta con un intangible a su favor que ha ayudado a que sea extremadamente prestigioso: está organizado por la editorial Anagrama, una de las mejores valoradas por público y crítica en la actualidad. También ha sido dominado en los últimos años por autores americanos, y cuenta con la peculiaridad de que habitualmente se publican, aparte del ganador y del finalista, una tercera obra de entre las presentadas. De hecho, para muchos autores el simple hecho de publicar con Anagrama ya supone suficiente premio.

Otros premios importantes son el Café Gijón (creado en 1950 y en la actualidad gestionado por el ayuntamiento de Gijón), el Minotauro (especializado en literatura fantástica y que es el premio mejor dotado del mundo en estos géneros), el del Ateneo de Sevilla, el Tusquets (de reciente creación y que venía a sustituir al famoso premio La Sonrisa Vertical, de temática erótica), el Primavera (dotado con nada menos que 200.000 euros y que también ha generado suspicacias por la elección de ganadores) o el Torrente Ballester, promovido por la Diputación de La Coruña, entre otros muchos certámenes.

Autores relacionados Autores relacionados:
Ernesto Sabato
Fernando Schwartz
Fernando Savater
Miguel Delibes