Nacido en el Brooklyn de 1917, Will Eisner ha sido una de las figuras más importantes de la historia del cómic, tanto en su faceta como dibujante/guionista, como en la de empresario, dotando al género de una madurez y profundidad que no tenía hasta entonces. También se le considera el creador de la primera novela gráfica, Contrato con Dios, publicada en 1978, que nos acercaba la vida en el Bronx en los años treinta. Pero Eisner ya había entrado en la historia del cómic antes de esto. Era la década de los cuarenta y The Spirit aparecía en los kioskos.
The Spirit es una historia de policías y ladrones, con mafiosos, mujeres fatales, policías corruptos, jugadores, supervivientes y desesperados, donde las buenas personas pueden ser arrastradas por las circunstancias y la necesidad al lado incorrecto y las malas pueden hacer una buena acción, una historia donde la violencia, los gritos de auxilio de una sociedad enferma se mezclan con un gran sentido del humor y una magnífica narración. La descripción de la ciudad, Center City, de la gente que la habita, de los problemas a los que se enfrentan, nos dan una visión crítica y mordaz de la realidad de cualquier gran ciudad de esa época.
Los personajes son uno de los puntos fuertes de Spirit, personajes que pueden llevar con dignidad el peso de unas historias en las que pueden llegar a pasarlo bastante mal. Spirit es, en realidad, el detective Denny Colt, dado por muerto y que aprovecha esta circunstancia para continuar su lucha contra el crimen escondido tras un antífaz. En la época de aparición de los grandes superhéroes clásicos, como Superman o Batman, Spirit es un héroe sin poderes ni grandes efectos, que no se plantea salvar el mundo; él ayudará al pobre enganchado al juego o al perseguido por la mafia, gente corriente que sufre las consecuencias de una sociedad corrupta.
Su identidad sólo es conocida por su amigo el comisario Dolan, su jefe mientras fue Denny Colt. Dolan es un policía íntegro y eficiente que no sólo colabora habitualmente con Spirit, sino que también es el padre de Ellen, dulce e inocente, casi siempre, y eterna novia de Spirit. Ellen es el prototipo de mujer de clase media americana de los años 40 y su contraste con otros personajes femeninos del cómic provoca situaciones interesantes. Porque Spirit no tiene problema en tontear sin reparos con las femmes fatales que, como corresponde a cualquier novela policíaca del momento, pueblan sus páginas.
Sin duda, hay que hablar de P’Gell, la mejor femme fatal de la historia del cómic, cínica, autosuficiente, ambiciosa y coleccionista de maridos y joyas. Utiliza sus múltiples encantos para casarse con hombres ricos, de los que curiosamente enviuda pronto, utilizando su herencia para conseguir ampliar sus negocios. Cómo diría la propia P’Gell, mientras oculta el arma con la que acaba de conseguir una nueva viudedad, “¿qué podría hacer una pobre mujer como yo?”. También podríamos destacar a Sand Saref, amiga de la infancia de Denny Colt ahora en el lado equivocado, o a la propia hija de P’Gell, Saree.
Además de con mujeres peligrosas, Spirit tiene que enfrentarse con otros criminales, en muchos casos de baja estofa, en otros con enemigos mucho más peligrosos, como es el caso de Octopus, personaje del que, aunque sí conocemos su identidad, Zitzbath Zark, Eisner sólo nos muestra sus guantes. Otro tema recurrente son los científicos locos, como el Doctor Cobra, que fue quien lo dio por muerto.
Como todo héroe que se precie, Spirit tiene un ayudante, en este caso Ebony White, un chico negro, obstinado y divertido, al que Eisner presenta de manera tan estereotipada, sólo hay que ver el nombre, que ahora sería tachado sin duda de racista. Aun así es uno de los personajes más interesantes de la serie y protagoniza algunas de las historias más divertidas. Poco a poco, Spirit cede protagonismo a los personajes secundarios y a las historias, reflejando de manera crítica la sociedad. Estas historias pueden ser policíacas o de misterio, pero también encontramos historias románticas, humorísticas o de terror.
Las técnicas utilizadas por Eisner, con encuadres casi cinematográficos, fueron incorporadas poco a poco por otros dibujantes, pudiendo decir que sin Eisner el cómic actual sería totalmente diferente. Uno de los discípulos declarados de Eisner es Frank Miller quien se ha encargado de llevar el cómic al cine, con su propio y peculiar estilo, y quien protagonizó junto a Eisner un más que recomendable libro, Einer/Miller, publicado en España por Norma, en el que se da cuenta de una extensa conversación entre los dos autores, desgranando y comparando sus técnicas y secretos profesionales.