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Gabriella Campbell (Página 5)

Cartas de fans (II)

AutorGabriella Campbell el 27 de mayo de 2013 en Divulgación

Cartas de fans Heinlein

Al hilo de lo que hablábamos en la primera parte del artículo, es fascinante encontrar cartas de fans, de lectores admiradores, dirigidas hacia escritores conocidos. Más aun cuando la carta la escribe un autor que a su vez ha terminado por convertirse en una referencia literaria.

Siguiendo en el terreno de la ciencia ficción, muchos conoceréis al escritor y filósofo británico Olaf Stapledon, que nació a finales del siglo XIX y falleció en 1950. Lo que muchos no sabréis es que entre sus muchos fans se encontraba una lectora de bastante prestigio, nada menos que la mismísima Virginia Woolf. En una carta de 1937, esta le confesó:

Te habría dado las gracias antes por tu libro, pero he estado muy ocupada y acabo de leerlo ahora. Creo que no he entendido más que una pequeña parte de este, pero aun así lo que he comprendido me ha interesado en gran medida, y me ha regocijado además, ya que en ocasiones tengo la sensación de que te acercas a ideas que yo he intentado expresar, de forma mucho más torpe, en la ficción. Pero tú has ido mucho más allá y no puedo dejar de envidiarte por ello, como ocurre siempre cuando te encuentras con alguien que ha alcanzado aquello a lo que aspiras.

Pero no hace falta ser famoso para escribirle una carta llamativa a un autor conocido, por supuesto. Las mejores son, sin duda, aquellas donde los fans solicitan favores o dinero. Algunas son tan honestas como la siguiente, que una mujer de Massachusetts llamada Ola A. Smith le escribió a Mark Twain en abril de 1880:

Sr. Clemens,

mi gentil caballero;

ud. es rico. Perder diez dólares no le haría miserable.

Yo soy pobre. Obtener diez dólares no me haría miserable.

Por favor envíeme diez dólares.

En inglés la atrevida señora utiliza la palabra miserable, que podría referirse a miserable, triste, o a muy pobre. Sea lo que sea lo que quisiera decir la amable oriunda de Massachussets, no parece ser que el escritor le respondiera. Se limitó a escribir un Oh, my (Oh, Dios mío) en el margen del documento. No todos los escritores han sido tan educados, claro, y la recepción de numerosas misivas de manera periódica acaba por irritar hasta al más paciente. En la primera parte del artículo os hablamos de la carta que Bradbury le envió a Heinlein. Aunque desconozco cómo le respondió (si lo hizo), este era famoso por su lista de respuestas predeterminadas, que incluían opciones como las siguientes, que dicen bastante del tipo de epístola que recibía:

-Dice ud. que ha disfrutado de mis narraciones durante años. ¿Por qué ha esperado a que le disgustara un relato en concreto para escribirme?
-No intente llamarnos a casa; trabajamos hasta tarde todos los días del año.
-Por favor no me escriba de nuevo.

Heinlein encabezaba las cartas con una introducción que explicaba que, por cuestiones de tiempo, debía elegir entre escribir ficción o contestar cartas, y a continuación incluía una lista con todas estas respuestas, donde solo tenía que marcar la adecuada, la correspondiente al emisor concreto (podéis verla completa aquí). Con todo, también tenía respuestas positivas y amables:

-¡Recibí su carta con gran alegría! Estaba llena de amabilidad y no contenía peticiones ni exigencias. Dio a entender que no era necesario que respondiera, pero necesitaba decirle lo mucho que me ha gustado. Le deseo aguas tranquilas, vientos a favor y una travesía feliz a lo largo de su vida.

¿Conocéis más cartas divertidas, emocionantes o simplemente curiosas dirigidas a escritores famosos? Nos encantaría que lo compartierais con nosotros en los comentarios.

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Cartas de fans (I)

AutorGabriella Campbell el 20 de mayo de 2013 en Divulgación

Cartas de fans

Aunque a estas alturas ya está el tema más que comentado por todas partes, repito por aquí una de esas noticias que hacen que a uno se le haga un inmenso nudo en la garganta: el escritor Iain Banks (o Iain M. Banks, que era el nombre que utilizaba en su faceta de escritor de ciencia ficción) se muere de cáncer. En un comunicado oficial en su página web, el escritor informó de su decisión de dedicar los últimos meses de su vida a casarse con su pareja, irse de luna de miel, visitar a familiares y amigos, y adelantar la fecha de salida de su libro más reciente. En varias noticias recientes en diversos medios, Banks hablaba de la respuesta extraordinaria que ha tenido su comunicado, y del apoyo multitudinario que ha recibido por parte de sus seguidores.

La relación entre autor y lector es, ya de por sí, muy especial, por el vínculo tan poderoso que se establece entre ellos al utilizar formas de comunicación tan evocativas como la novela o la poesía. Y es inevitable que esta relación se traslade también al terreno de lo personal. Nos invade la curiosidad acerca de las personas que están detrás de nuestros textos favoritos, queremos saber más sobre las mentes que nos proporcionan literatura, queremos entender por qué escriben lo que escriben y qué se oculta tras el narrador, tras el poeta, tras el estudio del ensayista. Los escritores de ficción, que crean un yo a medio camino entre la subjetividad y el lirismo y el análisis objetivo, son, probablemente, los sujetos más cautivadores en este sentido. Para Banks, esta relación se puso de manifiesto por la cantidad ingente de mensajes de apoyo que recibió a través de Internet. Esto, a su vez, lo hizo reflexionar, y se dio cuenta de la necesidad de dar, él también, un mensaje de agradecimiento a los escritores que lo habían influido y que habían hecho de su vida una vida mejor:

“I need to tell other writers how much their work has meant to me while they are (and I am) still alive. Means writing yet more letters, but I feel it’d be hypocritical of me not to, now. I think I’ll start with the amazing Mr Alasdair Gray.” (Tengo que decirle a otros escritores lo mucho que ha significado su trabajo para mí mientras sigan (y yo siga) con vida. Esto implica escribir más cartas, pero sentiría que estoy siendo hipócrita si no lo hiciera ahora. Creo que empezaré con el alucinante Sr. Alasdair Gray).

No es la primera vez que un escritor conocido decide escribirle una carta de fan a otro escritor conocido. La documentación respecto a las cartas de fans es interesante de por sí, pero cuando el fan es un personaje de talento reconocido, el interés se triplica. Así, y aprovechando el terreno de la ciencia ficción en el que se mueven tanto Banks como Gray, podríamos citar las cariñosas palabras que le dedicó Ray Bradbury a Robert Heinlein:

Querido Bob:

La influencia que has tenido en todos nosotros, a partir de 1939, no puede medirse. Solo puedo decir que recuerdo con cariño tu gran generosidad para conmigo cuando tenía 19, 20, 21 años. Aquel joven disfrutó de tu luz y siempre estará agradecido por la ayuda que le prestaste cuando era tan pobre y necesitado. Siempre tuyo en aquel recuerdo, Ray Bradbury.

En la segunda parte del artículo hablaremos de otras cartas de fans, ya sean de escritores famosos o no, dignas de mención.

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Sangre y sexo. El universo Barker (II)

AutorGabriella Campbell el 18 de mayo de 2013 en Divulgación

Imajica- Barker

En la primera parte del artículo hablamos de la trayectoria del escritor británico Clive Barker en el entorno del terror, y del éxito obtenido en su larga relación con otros medios como el cine o el videojuego (además de géneros que no llegamos a mencionar: cómic, ilustración y teatro). Pero es en la fantasía urbana, y en la fantasía oscura en general, donde Barker se ha hecho un nombre muy especial en el mundo de la literatura. Si bien no es el único que ha sabido lucirse en estos terrenos (ahí tenemos a Gaiman, por ejemplo), es indiscutible que su imaginería tiene una potencia de la que disfrutan muy pocos autores. La creatividad de Barker (tenebrosa, extraña, enfermiza), parece no tener límites cuando se trata de crear mundos complejos y personajes surrealistas.

El primer gran mundo fantástico de Barker fue el de aquella alfombra mágica en Sortilegio. Ahí ya calentaba motores para uno de sus libros (y cosmos) más ambiciones: El gran espectáculo secreto, la primera parte de una serie de libros planeada por Barker de la que solo se han publicado dos: el título ya mencionado y Everville (que, si no me equivoco, no se ha publicado en español). Comienzan a verse los patrones narrativos y los elementos favoritos del escritor: mundos que se solapan, que se entrecruzan, que coexisten con el nuestro, llenos de seres y escenarios psicodélicos, de personajes malos que tienen sus razones para ser malos (o que ni siquiera son malos, sino que disponen de una moral muy diferente a la que conocemos), de personajes buenos que no son tan buenos, pero que son, hasta cierto punto, inocentes o bienintencionados. Los personajes se transforman: los malos se nos revelan como nobles, los buenos se pervierten. Los seres humanos no son más que víctimas y peones de otras criaturas, de grandes designios del destino y de los mismos mundos extraordinarios creados por Barker. Siguió desarrollando este modus operandi en Imajica, en Galilee (donde además se atreve con las grandes sagas familiares, al más puro estilo Dinastía cruzado con el poder de las leyendas, las antiguas divinidades y los siempre presentes amor y sexo) y con la saga juvenil Abarat que, aunque esté dirigida hacia un público menos adulto, retiene el poder de sus obras anteriores para horrorizar y a la vez para enamorar.

El tono onírico de sus obras de fantasía no es casual: en el caso de Imajica, Barker asegura que su inspiración surgió de sus propios sueños. El autor ha afirmado que es su escrito favorito, y que lo compuso en un tiempo récord. Escribió la obra completa en catorce meses (escribía de catorce a dieciséis horas al día, siete días a la semana). Es, tal vez, el máximo exponente de su desbordante imaginación y creatividad, pero al ritmo que continúa publicando no parece que vaya a detenerse durante un tiempo: para los próximos años ya están programados los volúmenes restantes de Abarat, una segunda parte para Galilee y varias continuaciones para Cabal: Razas de noche. Y que sean muchos más, Sr. Barker.

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Sangre y sexo. El universo Barker (I)

AutorGabriella Campbell el 14 de mayo de 2013 en Divulgación

Pinehead - Barker

A todos nos gusta pasar miedo. Es una de esas afirmaciones que se hace así, sin pensar, y que por lo visto hasta tiene explicación científica. Tras ver una película de terror tenemos un subidón de adrenalina que puede llegar a resultar adictiva. Y lo mismo con los libros, con el valor añadido de que no tenemos que ver al monstruo en pantalla, sino que podemos imaginarlo y decorarlo conforme a nuestros temores más profundos.

El terror siempre ha sido un género que, en los niveles más altos de ventas, ha resultado de lo más rentable. El ejemplo más evidente es Stephen King, que además se ha convertido en un producto mediático: el autor que ha sabido escribir no solo para los lectores, sino para los espectadores. King disfruta de un elenco de criaturas legendarias: desde el payaso de It hasta la fan mutiladora (asociada para siempre a la interpretación de Kathy Bates) de Misery. Hay pocos que se acercan a su estatus de productor de iconos; tal vez Clive Barker, con el Pinhead de Hellraiser, sea el más próximo.

Sin embargo, Barker y King no tienen mucho en común. La imaginería y el gore del británico tienen poco que ver con el estadounidense. King es, ante todo, un narrador, es un artista de ideas y personajes, donde el contenido juega un papel principal, donde la insinuación afecta mucho más que la visión directa de lo sobrenatural. Barker, por otro lado, nos lo enseña todo sin inmutarse, no solo al monstruo, sino todo lo asociado a las emociones más viscerales: el asco, el miedo, la lujuria. Con Barker, la asociación entre el eros y el tánatos es mucho más clara; el dolor y lo sexual van cogidos de la mano.

Es interesante que el personaje más conocido de Barker, protagonista de toda una saga cinematográfica, provenga de una novela corta (The Hellbound Heart), muy en la línea de los relatos del escritor, recopilados en los ya legendarios Libros de sangre. Es un relato, como la mayoría de sus relatos, de terror, de nueva carne (donde lo tecnológico, lo inorgánico y lo biológico se unen de manera fascinante), donde, debajo de todo, uno se encuentra con preguntas inevitables acerca de la ambición humana, el vínculo entre el placer y el dolor y los límites de la ética. Barker ha sabido desarrollar esta novela breve y convertirla en un mundo propio, repleto de atrocidades a la altura de las exigencias de un público deseoso de sangre, vísceras, garfios y erotismo desenfrenado, perfecto para la gran pantalla. En este sentido, hay dos Barkers similares, pero a la vez diferentes: el Barker de Hellraiser, de Razas de noche, de Los libros de sangre y el Barker, igualmente oscuro pero más sutil, menos gráfico, que esconde sus intereses más violentos bajo capas y capas de magia y escenarios imposibles. En definitiva, el Barker del terror (el relacionado con sus series de películas, videojuegos como Jericho o Undying, relatos sangrientos, vampiros y asesinos en serie) y el Barker creador de mundos (el escritor de Sortilegio, del Gran espectáculo secreto, de Imajica o la serie juvenil Abarat). De este último hablaremos en la segunda parte de este artículo.

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El ladrón arrepentido

AutorGabriella Campbell el 11 de mayo de 2013 en Noticias

Biblioteca de Lambeth Palace

¿Qué tiene de especial la biblioteca de Lambeth Palace, sede del Arzobispado de Canterbury, en el Reino Unido? Aparte de que es una institución muy prestigiosa, donde se alojan libros de inmenso valor histórico y artístico, Lambeth llegó a las noticias internacionales hace poco por haber recuperado una buena cantidad de los más de mil libros que faltaban en sus estanterías.

No es la primera vez que nos encontramos con una historia de estas características. Siempre ha habido bibliotecarios con las manos largas; como en cualquier oficio, uno puede encontrarse con empleados poco honestos en cualquier establecimiento, y las bibliotecas no podían ser menos. Pero algunos casos son más graves que otros, como demostró Anders Burius al llevarse unos cuantos tomos de la Biblioteca Real de Suecia (podéis leer más en este artículo que publicamos en Lecturalia). Burius se llevó unos 56 libros, casi nada en comparación con los 1400 ejemplares que atesoró un antiguo empleado de Lambeth Palace durante su estancia en dicha biblioteca.

La noticia, de por sí, no es nueva, pero se ha hecho pública ahora que la biblioteca ha podido recuperar y catalogar tantísimos títulos que se creían desaparecidos. Los responsables de esta sabían que faltaban libros, pero estimaban que estos rondarían los 60 ejemplares. Durante la Segunda Guerra Mundial se habían perdido muchísimos libros (se calcula que unos diez mil), por lo que dicho empleado ladrón pudo apropiarse de muchísimas obras sin que nadie sospechase, ya que se llevaba también las fichas correspondientes. Era como si esos libros nunca hubiesen estado allí, o se hubiesen perdido en la guerra. No fue hasta que otro empleado comenzó a notar algunos huecos curiosos en las estanterías cuando la biblioteca se dio cuenta de que le faltaban libros de gran valor.

En febrero de 2011, el bibliotecario de Lambeth Palace recibió una carta del ladrón, que había quedado en manos de un abogado tras su muerte. Contenía una confesión detallada, con instrucciones sobre dónde encontrar las obras. Descubrieron un ático lleno a rebosar de libros robados y fichas bibliográficas, muchísimos más de los sesenta que habían estimado. Hay algunas fichas cuyas obras correspondientes no se hallaban en aquel ático, por lo que se sospecha que el ladrón ha podido vender dichos ejemplares.

Mientras, la biblioteca se afana por restituir los libros, recatalogarlos y que estén de nuevo disponibles al público (muchos de ellos estaban dañados, con páginas cortadas para eliminar el sello del arzobispado o con las pastas rotas, por lo que ha habido también una meticulosa labor de restauración). La biblioteca ha preferido no dar el nombre del ladrón, tal vez porque teme que los libros que siguen faltando puedan ser destruidos si sus compradores temen verse involucrados en todo este feo asunto. Y, como en el caso del robo de Burius, estos no son libros cualesquiera. Uno de los que sigue faltando es un América original de Theodor de Bry, una crónica de las primeras expediciones al Nuevo Mundo, valorado en 150000 libras, unos 180000 euros. Como anécdota, hay que mencionar que hay un viejo decreto que establecía que el propio arzobispo sería responsable del valor de cualquier libro perdido o robado. Estoy segura de que para el arzobispo bajo cuyo mandato se encontraron los libros, Rowan Williams, esta recuperación del tesoro de un ladrón arrepentido ha debido de significar un tremendo alivio.

Por qué los escritores nunca hablan de dinero

AutorGabriella Campbell el 8 de mayo de 2013 en Opinión

Broken Piano for President

Durante las últimas semanas las redes sociales han estado dándole vueltas a artículos que reflexionan sobre las posibilidades de ganarse la vida como escritor (os las resumo: muy escasas). En concreto ha dado mucho que hablar este artículo de El Confidencial, donde se analizan las tendencias de los últimos años y se concluye, cómo no, que la cosa está muy malita. Lo curioso es que artículos como estos son, por lo general, difíciles de encontrar, o por lo menos son difíciles de encontrar con cifras y datos fidedignos porque, por alguna extraña razón, en el mundo editorial nadie quiere hablar de dinero.

Cuando desviamos la vista hacia los grandes mercados como Estados Unidos, nos llegan cuentos de hadas de escritores multimillonarios que se han hecho ricos gracias a la autoedición, al digital y a Amazon. Claro está que nuestro mercado es mucho más pequeño y muy distinto al norteamericano (y al anglosajón en general), pero es un atisbo de esperanza para un mundo literario que se nos presenta de lo más pesimista. Pensamos que tal vez, en un futuro, los hispanohablantes tengan todos sus Kindle, sus tabletas y sus derivados, y que estarán más que dispuestos a gastarse el eurito, eurito y medio que piden los superventas de la literatura digital. Y es que, como nos demuestra el mercado angloparlante, estar en la lista de los más vendidos de Amazon es sinónimo de tener cuatro coches, un yate y un asiento reservado para ver Fórmula Uno en Mónaco. O no.

Que se lo pregunten a Patrick Wensink, autor de Broken Piano for President, una novela que alcanzó inesperada notoriedad cuando recibió la carta amenazadora más educada del mundo de la marca de whiskey Jack Daniel’s, cuya muy reconocible etiqueta era parodiada en el diseño de cubierta de la obra de Wensink. La compañía de whiskey le envió una misiva solicitándole que modificara dicha cubierta para posteriores ediciones, para que no tuvieran que tomar acciones legales contra él. La notable cordialidad de la empresa tuvo un efecto muy positivo, no solo para esta, sino también para el libro en cuestión, ya que la carta fue compartida hasta la saciedad en todos los blogs de moda. Sin comerlo ni beberlo, de repente Wensink se vio en el número seis en la codiciadísima lista de los diez libros más vendidos de Amazon.

En un artículo reciente para la web cultural Salon, Wensink se atrevió a explicar exactamente cuánto dinero había hecho en regalías tras llegar a la lista de superventas: 12000 dólares, unos 9000 euros. ¿Y este es el sexto libro más vendido en Amazon, en un mercado tan enorme como el anglosajón? Hay que tener en cuenta que fueron muchas ventas de golpe en poco tiempo, debido a una gracieta de moda, por lo que no puede competir con obras de carrera larga, como Los juegos del hambre, de Suzanne Collins o Perdida de Gillian Flynn, para quienes además los mayores ingresos suelen llegar de adaptaciones a otros medios. No obstante, esta cifra que, sin ser digna de desprecio, es muy inferior de lo que se esperaría de un bestseller (y que el autor piensa invertir en una guardería un par de horas a la semana para tener más tiempo para escribir) podría ayudarnos a responder a la pregunta que encabeza este artículo.

¿Por qué los escritores nunca hablan de dinero? ¿Por qué nunca dicen cuánto les pagan? La solución es sencilla, dice Wensink: es porque nos avergüenza lo poco que ganamos.

Cosas que no sabías sobre Chuck Palahniuk (II)

AutorGabriella Campbell el 6 de mayo de 2013 en Divulgación

El cub de la lucha

Como ya os narramos en la primera entrega de este artículo, hace poco el autor y periodista estadounidense Chuck Palahniuk estuvo conversando en la red de foros Reddit (una especie de Menéame cruzado con ForoCoches) con sus seguidores, como parte de la sección IAmA, dedicado a personas famosas o protagonistas de hechos singulares (estas personas deben acreditarse y demostrar que son quienes aseguran ser y, a continuación de dicha acreditación, entran en comunicación con todos los visitantes al foro e interactúan con estos en formato pregunta-respuesta). Aquí os dejamos algunas perlas más de información sobre este autor que fueron surgiendo a lo largo de su conversación con fans y miembros de Reddit:

-Muchos ya sabíais que Palahniuk es homosexual, y que tiene una relación seria desde hace años (esto salió a la luz debido a una entrevista polémica para Entertainment Weekly, que acabó en un enfrentamiento algo absurdo entre el escritor y la periodista Karen Valby). En la conversación de Reddit aclaró que su novio se llama Mike, y que este, desde el principio de la relación, le dejó muy claro que quería permanecer en el anonimato, razón por la que nunca lo menciona ni habla de su relación de pareja.

El club de la lucha fue un fracaso: Al contrario de lo que podríamos pensar, su novela más conocida fue, en su momento, un desastre de ventas. Y la película tampoco ayudó, ya que recaudó mucho menos de lo esperado cuando se estrenó. Tuvieron que pasar bastantes años antes de que esta adaptación cinematográfica se convirtiera en una obra de culto y que, como consecuencia, comenzara a venderse el libro de forma notable. Hoy en día es un clásico de la literatura contemporánea y forma parte de un elenco de escritores que se han hecho grandes con un estilo sucio y conciso, con obras que se han llevado con gran éxito a la gran pantalla, ese elenco donde sobresalen títulos como Trainspotting o American Psycho.

-Le envía regalos a los que le escriben cartas: Palahniuk tiene por costumbre responder a algunas de las cartas que recibe de fans con cajas llenas de regalitos aleatorios; cosas como casetes, bisutería o paquetes de pipas.

-Su consejo para los que empiezan a escribir: Escribe algo que la gente tal vez no “disfrute”, pero que nunca olvide. Nuestros gustos cambian con el tiempo, y algo que persiste tiene mayor oportunidad de ser apreciado en el futuro.

Y, para terminar, os dejo con una de mis frases favoritas de un autor que, por lo menos en un foro de internet, ha dado la impresión de ser simpático, modesto, divertido y entrañable, por mucho que escriba sobre masturbación, vómitos, sangre y flemas:

There’s an old saying: “No piece of writing is ever finished, it’s just abandoned.” But my own rule is: “No piece of work is done until you want to kill everyone involved in the publishing process, especially yourself.”

(Hay un viejo dicho: Un texto nunca se termina, simplemente se abandona. Pero mi propia regla es la siguiente: Un texto no se termina hasta que quieres matar a todo el mundo involucrado en el proceso de publicación, sobre todo a ti mismo)

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Cosas que no sabías sobre Chuck Palahniuk (I)

AutorGabriella Campbell el 3 de mayo de 2013 en Divulgación

Chuck Palahniuk

Reddit es una red social que tiene un peso tremendo en el mundo anglosajón. A diferencia de otras redes de interacción como Facebook o Twitter, Reddit mantiene el formato foro para crear tablones, posts e hilos completos de conversación. Es, como cualquier foro, un arma de doble filo: una fuente interesantísima de conocimiento, donde puede tratarse cualquier tema (por muy extraño y específico que sea), y a la vez es un lugar donde puede lucirse lo más barriobajero de internet. No obstante, merece la pena como punto de encuentro con autores significativos, que detrás de una pantalla de ordenador pueden sentirse más abiertos y menos expuestos, menos cohibidos a la hora de hablar de su vida personal, como ha ocurrido con el escritor estadounidense Chuck Palahniuk, conocido por libros como El club de la lucha y por describir su literatura como ficción transgresiva (con razón).

Y es que Palahniuk tiene mucho que contar. Con su propia vida ya tendría para escribir varias novelas. Para empezar, perdió a sus padres a una edad temprana. Se divorciaron cuando Chuck tenía unos catorce años, y su padre inició una relación con otra mujer, cuyo ex-novio acabó por asesinarlos a ambos. Como autor, busca crear impacto: en las lecturas de su relato Guts (Tripas) pide a sus asistentes que contengan la respiración durante la duración de la narración; a día de hoy es responsable de más de setenta desmayos en sus lecturas en público (y si no entendéis por qué, solo tenéis que acercaros al texto, que narra múltiples accidentes relacionados con el acto masturbatorio). Y sin embargo hay mucho más, toda una retahíla de datos curiosos que el escritor compartió con los foreros de Reddit. A continuación os dejamos algunas de las joyas del intercambio fascinante que surgió a raíz de dicha interacción:

-Acerca de su pose de escritor borracho: Al comentarle un fan que se quedó impresionado por ver cómo le pegaba un trago a una botella de Jack Daniels sin parpadear en una presentación, Palahniuk admitió que se trataba de un truco que utilizó durante aquella gira en particular: en realidad la botella estaba llena de té Lipton.

Le parece bien que robes sus libros. Palahniuk asegura que robó un ejemplar de El placer de sexo de Alex Confort allá por 1975 o 76. Se lo metió en los pantalones y salió de la tienda con él; cuando un fan le confesó que había robado una copia de El club de la lucha, Palahniuk le aseguró que, para los veinticinco céntimos que habría obtenido de ese libro en regalías, tampoco pasaba nada, que le comprara su nuevo libro y ya estaría libre de pecado.

Se afeita la cabeza cuando le toca revisar un libro. Asegura que cuando tiene que llevar a cabo ediciones realmente duras se deshace de su pelo, que es “un poco como morir”, porque eso hace que se sienta luego mejor a la hora de matar (recortar) párrafos y escenas que todavía ama.

En la segunda parte del artículo, os contaremos más curiosidades que fueron surgiendo en esta singular conversación con internautas. Mientras esperáis, ¿por qué no leer un libro de Palahniuk? Asfixia, por ejemplo, que no es de los más desagradables, y del que hablamos en su momento aquí en Lecturalia.

Sigue leyendo: Cosas que no sabías sobre Chuck Palahniuk (II)

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Amanda McKittrick Ros, la peor escritora del mundo

AutorGabriella Campbell el 29 de abril de 2013 en Divulgación

Amanda McKittrick Ros

A los seres humanos nos encantan los extremos. Siempre hablamos de lo mejor y lo peor, lo fabuloso y lo terrible; en raras ocasiones nos centramos en comentar la mediocridad, lo mejorable, lo meramente satisfactorio. El cine es un ejemplo perfecto: aparte de lo que consideramos grandes obras de arte, nos encanta entretenernos con películas tan malas que son buenas: horribles ejemplos de serie B donde el diálogo es tan absurdo, los efectos especiales tan falsos y el argumento tan ridículo que disfrutamos sin cargo de conciencia de una pieza de basura tan horrorosa que llega a ser, a su manera, un objeto de culto.

Algo similar ocurre en la literatura. Seguramente no os sonará el nombre de Amanda McKittrick Ros, una autora que vivió entre 1860 y 1939, pero en ciertos círculos esta señora se convirtió en una leyenda. De ella hablaban J. R. R. Tolkien, Aldous Huxley y Mark Twain. De hecho, el grupo literario de Oxford conocido como The Inklings (Tolkien, C. S. Lewis y compañía) solía convocar concursos de lectura, donde ganaba aquel que pudiera leer en voz alta obras de McKittrick Ros durante más tiempo sin desternillarse de risa. Del mismo modo, se puso de moda en los salones de Londres de la época celebrar fiestas dedicadas a los libros de la irlandesa McKittrick, donde los participantes se disfrazaban de sus personajes e intentaban hablar como estos (algo, por otra parte, imposible).

¿Pero tan mala era esta señora? No solo eso, sino que se enorgullecía de lo que ella consideraba una prosa (y poesía, sí, también escribía en verso) excelente. Cuando el cómico Barry Pain dijo de su obra Irene Iddesleigh (un libro que se editó ella misma, pero que parece ser que consiguió un número muy respetable de lectores y ventas), con una ironía inconfundible, que era “El libro del siglo”, la escritora aseguró que Pain solo la criticaba porque estaba enamorado de ella. No obstante, este comentario de Pain fue lo que lanzó a la escritora de prosa barroquísima al estrellato. Ros se convirtió en una autora de culto, y la leían (y la leen) por las mismas razones por las que hay personas que ven, una y otra vez, películas como Payasos asesinos del espacio exterior, con la diferencia de que esta última no tiene mayor pretensión que divertir a sus espectadores, mientras que Ros se consideraba a sí misma una especie de genio malentendido.

En su tiempo, la mala fama de Ros le sirvió para colocar más novelas y poemarios en el mercado y obtener un seguimiento que ya querrían muchos escritores profesionales hoy en día. Con el dinero de sus regalías pudo comprarse una casa, a la que llamó Iddesleigh en homenaje a su primer libro. Se ha convertido, además, en una autora perseguida por coleccionistas, una de sus primeras ediciones ahora tiene un precio de varios cientos de dólares.

Así que ya sabéis, amigos escritores. Si no vais a ser los mejores, a lo mejor merece la pena ser los peores. Pero recordad, no basta con ser malo, con no tener talento o escribir como si uno estuviera borracho. Uno debe ser rematadamente inútil, debe trabajar con una prosa que haga a los demás retorcerse de dolor. Entonces, llegará el éxito.

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Los libros más polémicos del 2012

AutorGabriella Campbell el 23 de abril de 2013 en Divulgación

Stephen King Cuatro estaciones

Como ya empieza a ser costumbre en Lecturalia, un año más os traemos los títulos que ha compartido la ALA (Asociación de bibliotecas estadounidense) de aquellos libros que más se han censurado (o intentado censurar), prohibido, escondido o que han cabreado en general en colegios, bibliotecas y similares. Aunque se trata de una lista propia del mercado de Estados Unidos, donde parece que hay unos cuantos padres y “líderes de la comunidad” a los que les encanta llevarse las manos a la cabeza por alguna escenita de palabrotas, sexo o drogas, os la traemos por su valor de entretenimiento puro y duro. La mayoría son, como era de esperar, libros juveniles o infantiles, que no se consideran apropiados para niños y/o adolescentes.

El top 10 del año pasado se publicó hace poco, e incluye los siguientes libros:

1. La serie de El capitán Calzoncillos, de Dav Pilkey. En España la ha publicado Barco de Vapor, pero parece ser que algunos estadounidenses opinan que tiene lenguaje ofensivo e inapropiado para las edades a las que está dirigida.

2. El diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial, de Sherman Alexie. Este lleva ya unos años molestando, y las quejas suelen ser por lenguaje ofensivo, racismo, contenido sexual y por considerarse inapropiado para las edades a las que está dirigida.

3. Por trece razones, de Jay Asher. Aquí ya entran las drogas, pero también hay sexo explícito, suicidio y otras cosas poco apropiadas en general para la edad a la que está dirigida.

4. Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James. Ha levantado ampollas por su lenguaje ofensivo (y no, no se refieren al estilo literario) y su contenido sexual. Este ya nos lo esperábamos.

5. Tres con Tango, de Peter Parnell y Justin Richardson. Tango repite en la lista de títulos polémicos por su referencia a la homosexualidad, lo que muchos lectores han considerado que es inapropiado para un libro dirigido a niños. Así que ya sabéis, papis, no os llevéis a los niños al zoo, a ver si van a ver parejas macho de pingüinos como los visitantes del zoológico de Central Park, que es donde los pingüinos en los que se basó esta obra criaron a su bebé Tango.

Los siguientes títulos de la lista también han dado bastante que hablar: Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini, Looking for Alaska, de John Green, la serie Historias de miedo, de Alvin Schwartz, El castillo de cristal, de Jeannette Walls y el siempre conflictivo Amor de Toni Morrison.

Aunque no ha recibido las suficientes quejas y reclamaciones como para llegar a la lista de los diez, el caso más notable del 2012 fue, sin duda, el de Las cuatro estaciones de Stephen King, que se habría retirado de la biblioteca de un instituto de California de no ser por una alumna en particular, Amanda Wong, que se opuso con vehemencia y consiguió llegar hasta el superintendente de su distrito, al que convenció al asegurarle que eliminar a este libro de las estanterías de su instituto significaría “abrir la puerta a la censura de todo tipo de materiales”. Y tampoco es que este compendio de novelas cortas de King sea tan peligrosa… queda muy lejos de sus obras más sangrientas y sexuales. Sea como sea, es admirable que esta chica de 17 años fuese contra sus propios profesores para conseguir respeto por un libro que, además, tiene muchísimo que ofrecer a los lectores jóvenes.

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