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Gabriella Campbell (Página 25)

Escritores en la cárcel (II)

AutorGabriella Campbell el 31 de enero de 2012 en Divulgación

Voltaire y la cárcel

En el artículo anterior ya os mencionamos a varios escritores que acabaron pasando un tiempo en la cárcel por diferentes razones. En concreto hablamos del Marqués de Sade y de Dostoyevski. En lo que a rusos disidentes se refiere, la lista es muy larga, pero aparte de Dostoyevski es posible que el caso más conocido de encarcelamiento por opiniones políticas sea el de Solzhenitsyn. Acusado de conspirar contra el régimen y de escribir “propaganda antisoviética” (Solzhenitsyn describió con gran detalle la realidad detrás de los gulag o campos de trabajo soviéticos), fue condenado a ocho años de trabajos intensivos y a un destierro posterior (aunque pudo regresar a Rusia muchos años después). En el exilio, trabajaba durante el día como profesor y dedicaba sus noches a escribir. En 1970 recibió el Premio Nobel de Literatura.

La persecución política es una de las razones principales por las que un autor puede acabar pasando largas temporadas a la sombra. Otro de los casos más conocidos, y muy anterior a los ya mencionados es el de Tomás Moro, que nunca aceptó las intenciones de su rey, Enrique VIII, de constituir la iglesia inglesa como una entidad propia independiente de las órdenes de Roma. Debido a la negativa del Papa de concederle el divorcio con Catalina de Aragón para poder casarse con Ana Bolena, el rey anglosajón decidió separarse de la autoridad de Roma de manera definitiva. Si bien Tomás Moro, célebre tanto como consejero de confianza del rey como por ser autor de obras como Utopía y uno de los defensores más acérrimos de la fe católica, terminó por aceptar la separación entre Enrique y Catalina, tomando a la Bolena como legítima reina, no podía consentir la creación de una nueva iglesia independiente, a sabiendas de que ésta se impregnaría con las nuevas creencias que atravesaban la misma Europa que había visto nacer a Lutero, a Calvino y a tantos otros, designados herejes por el Vaticano. Moro pasó sus últimos días en la Torre de Londres, y fue condenado a morir ahorcado y descuartizado, destino reservado a los condenados por alta traición, si bien el rey le conmutó la pena por decapitación, una ejecución bastante más limpia generalmente reservada a nobles y aristócratas.

El escritor francés Voltaire tampoco se libró de la reclusión, durante once meses, en la Bastilla, en gran parte por su propia literatura, de carácter marcadamente crítico y satírico. Durante estos once meses demostró una vez más su gran prolijidad escribiendo su primera obra dramática: Edipo, que llegó a ser una de las obras más representadas del teatro francés. La obra se estrenó el 18 de noviembre de 1718 en la Comédie-Française, estando el propio autor exiliado. Uno de los invitados de honor fue el propio regente, de quien se rumoreaba que mantenía una relación amorosa con su propia hija; por lo que la obra de Voltaire adquirió un carácter satírico sin siquiera proponérselo: dicha representación alcanzó fama y popularidad debido a la polémica asociada al tema de la obra, el incesto.

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Escritores en la cárcel (I)

AutorGabriella Campbell el 29 de enero de 2012 en Divulgación

Zheng Yichun

Como parte activa del entramado cultural e intelectual de un sistema político, es inevitable que la voz del escritor, pertenezca o no al subgrupo periodístico y/o de comunicación de un país, pueda llegar a representar una amenaza al statu quo, sobre todo en regímenes autoritarios o en estados sometidos a la propaganda de los grupos de poder. Es muy frecuente, por tanto, que nos encontremos con casos como los del escritor y disidente chino Zheng Yichun, autor reconocido a nivel internacional, ganador del primer premio internacional de derechos humanos Dr. Rainer Hildebrandt, y liberado hace poco de la cárcel de Nanshan, donde había cumplido una condena de seis años por escribir reivindicando reformas políticas en su país.

Sin embargo, no todos los grandes escritores acaban en prisión por exigir libertades cívicas. Los hay que han dado con sus huesos en la cárcel por tratar temas de discutible moralidad, censurables en su país o época, o simplemente por comportarse como delincuentes comunes. A continuación enumeraremos algunos de los más llamativos.

En lo que se refiere a escribir sobre temas considerados obscenos (y en muchas ocasiones obrar en consecuencia), tenemos el ejemplo notable de Donatien Alphonse François de Sade, mejor conocido como Marqués de Sade. Sus escritos revolucionarios (y actos poco decentes) tuvieron en jaque a varios regímenes, pero se hallaba protegido, hasta cierto punto, por su título nobiliario y contactos en las altas esferas. No queda claro cuánto de cierto hay en las leyendas que rodean a su persona, cuánta verdad existe en las acusaciones y rumores que lo rodearon a lo largo de su vida, pero estuvo recluido en varias prisiones y manicomios, tanto por su comportamiento disoluto como por los manuscritos “peligrosos” que escapaban de su pluma y que se publicaban y circulaban de manera clandestina pero con gran éxito.

Los escritos de Sade han tenido una acogida dispar a lo largo de los años, Para escritores como Bataille, sus obras eran “apologías del crimen”, mientras que para otros autores, como Rimbaud, Apollinaire, o Breton y los surrealistas, eran obras de arte incomprendidas. Entre los que se vieron influidos por su escritura estuvo el escritor ruso Dostoyevski, otro autor que sufrió el encarcelamiento y un posterior destierro para realizar trabajos forzados en Siberia. Había sido arrestado por razones políticos: según las acusaciones realizados contra él formaba parte del grupo intelectual liberal conocido como Círculo Petrasheyski, acusado de conspirar contra el zar, quien desconfiaba de todo tipo de agrupaciones clandestinas debido al clima revolucionario que se llevaba respirando en Europa desde 1848. Aunque sus compañeros fueron condenados a muerte, el escritor consiguió que se le conmutara la pena por trabajos forzados. La segunda parte de su condena lo obligaba a incorporarse al ejército como soldado raso, una vez finalizara su estancia en Siberia, por lo que pasó cinco años más de su vida bajo el poder del estado, acuartelado en Semipalátinsk, en Kazajistán. Con el tiempo obtuvo una amnistía y pudo recuperar tanto su título nobiliario como permiso del nuevo zar, Alejandro II, para publicar su obra.

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Los favoritos de nuestros favoritos: H. G. Wells

AutorGabriella Campbell el 28 de enero de 2012 en Divulgación

H.G. Wells

En la escritura, como en cualquier área de conocimiento, todo el que ejerce, sea profesional, aficionado o algún ente intermedio por definir, cabalga sobre los hombros de gigantes. Todos, en algún momento, nos hemos sentido apabullados por el talento de un gran escritor, y su influencia es inevitable, aunque ni siquiera sea de una manera consciente. ¿Pero cuáles fueron los autores que más prestigio obtuvieron en la estantería de nuestros escritores favoritos?

Más allá de los clásicos innegables, literatos como Shakespeare o Cervantes, aparecen nombres, sean o no sean de primera división, de un modo constante en entrevistas, autobiografías y ensayos de autores. Uno de los nombres recurrentes es el de H. G. Wells, conocido por obras como La guerra de los mundos y favorito de muchos. Borges era un gran admirador y decía de él que era “un admirable narrador, un heredero de las brevedades de Swift y de Edgar Allan Poe”. Para él, parte de la grandeza de Wells se hallaba, precisamente, en sus espléndidos antecesores. Y su herencia no ha sido menos extraordinaria, ya que de su fuente han bebido innumerables escritores de ciencia ficción, entre los que podríamos destacar a Robert Silverberg (él mismo define su obra The Alien Years, publicada en 1997 y nominada al premio Locus en 1999, como un claro homenaje a La máquina del tiempo), o a Arthur C. Clarke, conocido sobre todo por su célebre 2001: Odisea en el espacio, que también era un conocido admirador de Wells, al igual que tantos otros del género de la ficción especulativa. El enfrentamiento del hombre con lo desconocido, su impulso a través de diferentes niveles de existencia (lo social, lo tecnológico, incluso lo político) son aspectos de la obra de Wells que también marcaron con fuerza al gran George Orwell, cuyo 1984 se mantiene en la línea distópica que ya presentó el primero en su engañoso viaje al futuro en La máquina del tiempo. Sin embargo, goza asimismo de seguidores alejados de este entorno fantástico, como Nabokov, que reconocía haber seguido mucho a Wells en su juventud y que estaba enamorado de ciertas escenas de Amigos apasionados, un relato de Wells de 1913.

Por otro lado, a pesar de las tendencias izquierdistas del Sr. Herbert George, tenía también importantes aficionados de creencias muy alejadas a las suyas. C. S. Lewis, creador de las archiconocidas Crónicas de Narnia, se declaraba “bajo la influencia” de Wells, tanto que sentía la necesidad de “exorcizarlo” o expulsarlo de su estilo y escritura.

Las influencias siempre son interesantes, y por supuesto necesarias para el estudio literario. Se agradecen también como recomendaciones: si un autor nos encanta, es muy probable que los autores de los que éste, a su vez, disfrute, sean también de nuestro agrado. Para esto pueden ser muy útiles proyectos como el blog Las afinidades electivas, una red de poetas que se conectan y recomiendan entre sí, produciendo una experiencia enriquecedora, preseleccionada, para los amantes de la buena poesía. Si tuviéramos que hacer una red interactiva con un escritor como Wells, seguramente las conexiones serían interminables.

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Joyce queda libre

AutorGabriella Campbell el 24 de enero de 2012 en Noticias

Joyce - Derechos de autor

Hasta ahora, muchos editores temblaban con la simple mención del nombre de James Joyce. El escritor irlandés ha tenido una de las herencias más polémicas de la historia de los derechos literarios, gracias al excesivo celo de sus sucesores, para quienes siempre ha sido más importante proteger la intimidad de la familia que dar a conocer la obra de su antepasado. Stephen Joyce, en concreto, su nieto, ha sido una pesadilla para todos los amantes de la literatura, ya que cobraba regalías hasta por citar a su ilustre abuelo, y se jactaba de haber quemado documentos de éste para “preservar el honor de la familia”. Cada vez que alguien usaba las palabras (permitidas) de James, en algún lugar Stephen y los suyos se frotaban las manos, y sus restricciones afectaban incluso al festival de Bloomsday, celebración que este año podrá llevarse a cabo, por vez primera, sin ningún tipo de cortapisas ni limitaciones establecidas por el principal heredero de los derechos y fortuna de la herencia Joyce. Este año tienen pensado organizar una flash-mob donde figuren todos los capítulos del Ulises, algo que hasta ahora sería impensable, bien por los costes desorbitados que ello conllevaría o una prohibición directa del nieto de Joyce.

En 1991 todos suspiraban, aliviados, al anunciarse que había caducado el periodo estipulado para los derechos de autor de Joyce. Sin embargo, una nueva ley europea exigía que dicho periodo de cincuenta años se alargase hasta setenta, por lo que de nuevo comenzó la batalla legal constante con un hombre que, en un exceso de celo por la intimidad de su abuelo, destruyó más de mil cartas que había recibido Joyce de su hija Lucía. Así que, con la finalización del año 2011, por fin han quedado libres los derechos del célebre escritor.

Los intentos de proteger la obra original llevan en ocasiones a los guardianes testamentarios a llevar a cabo actos ridículos. Como cuenta en el diario The Independent el especialista Gordon Bowker, este celo absurdo ha afectado a muchísimos escritores: la mayoría de las cartas de Jane Austen fueron quemadas por su hermana, a los diarios de Lewis Carroll les faltan páginas (probablemente arrancadas por familiares), el marido de Sylvia Plath directamente destruyó uno de los suyos, y los herederos de Joyce impidieron que la cantante británica Kate Bush utilizara las palabras finales de Molly Bloom de Ulises en una de sus canciones. En otras ocasiones son los propios escritores los que interfieren en la herencia de su obra: Beckett dejó especificado que ninguna mujer debía tener un papel protagonista en su obra dramática Esperando a Godot, Mary Shelley, Kafka y Phillip Larkin solicitaron que sus cartas se quemaran tras su muerte, y Thomas Hardy escribió una autobiografía que debía publicarse cuando muriera como si la hubiera escrito su viuda. Pero el tiempo pasa, antiguos manuscritos salen a la luz y se agotan los derechos de autor. En resumen, algunos escritores célebres no consiguen escapar de la posteridad, incluso cuando intervienen, de manera casi herética, amigos, familiares y ellos mismos.

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¿Dónde está mi coche volador?

AutorGabriella Campbell el 22 de enero de 2012 en Opinión

Coche volador

No recuerdo cuántas veces he pasado la página de un libro de ciencia ficción pensando “espero que haya de eso en el futuro”. Incontables tecnologías, inventos y curiosidades se introducen en la imaginación del lector y uno no puede evitar preguntarse si, realmente, gozaremos de artilugios tan fantásticos en un futuro no muy lejano. Y no puedo dejar de quejarme de cómo la ciencia ficción, o más bien la realidad, me ha engañado.

Yo quería coches voladores, como aquellos de los que ya hablaba la feminista musulmana Rokeya Sakhawat Hussain en 1905, en su relato El sueño de Sultana. Entiendo que no es una premisa muy práctica, y que se han presentado tecnologías y medios de transporte para el futuro bastante más fiables y sostenibles. Sea como sea, en mi imaginación eran bastante más agradables a la vista que algunos de los prototipos de vehículos aéreos que se han presentado hasta la fecha. ¿Y qué hay de los robots? Todavía estamos muy lejos de empezar a plantearnos los peligros de una revolución de las máquinas, aunque los principios de la robótica de Isaac Asimov ya se hayan aplicado alguna que otra vez en la ciencia moderna. Para Arthur C. Clarke el 2001 ya podría significar viajes interestelares y contactos con extraterrestres, y nosotros seguimos teniendo bastante privacidad en nuestro rinconcito del universo, sin alienígenas ni grandes inteligencias artificiales que nos molesten. Tampoco tenemos todavía implantes cibernéticos dignos de los personajes de Gibson o Varley (¿te imaginas, por ejemplo, poder cambiar de sexo a voluntad?), aunque la ciencia médica ofrece soluciones en ese sentido cada vez más avanzadas (sólo hay que ver al artista Neil Harbisson, que disfruta del estatus oficial de “cyborg” gracias a un implante que le permite “escuchar” los colores) y ya existen dispositivos diseñados para videojuegos que pueden leerte la mente. En este sentido, tal vez sea la realidad virtual, concepto que lleva años desarrollándose en la ficción especulativa desde hace tanto tiempo, y la comunicación global a través de una gran red, como se ha venido observando desde los primeros autores del cyberpunk, lo que más se asemeja a nuestro mundo actual.

Lamentablemente, en algunos aspectos la ciencia ficción, sobre todo la distopía, no estaba tan desencaminada. Algunos medios de propaganda, control de masas y autoritarismo político están muy vigentes en muchos lugares del globo terráqueo, e incluso en el 1984 de Orwell y El mundo feliz de Huxley aparecen manipulaciones que pueden recordarnos a determinadas actuaciones de nuestros propios gobiernos y medios de comunicación. En cualquier caso, siempre resulta gracioso reivindicar aquello de ¿dónde está mi coche volador?, sobre todo si se hace desde un teléfono móvil minúsculo a través de una red social como Facebook o Twitter, entrando en comunicación directa con millones de personas a nivel mundial. Habría que ver qué cara pondrían nuestros antepasados hace tan sólo cincuenta o sesenta años.

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Letras libres, una vuelta de tuerca al concepto del Bookcrossing

AutorGabriella Campbell el 21 de enero de 2012 en Divulgación

Libros libres

Seguramente muchos conoceréis el proyecto Bookcrossing, que consiste en la práctica de dejar libros en espacios públicos para que otros lectores puedan beneficiarse de estos. De vez en cuando surgen iniciativas relacionadas con estas prácticas, dirigidas desde instituciones oficiales, que siempre son interesantes y muy positivas. En esta ocasión se trata de un proyecto relacionado con la línea 3 del llamado Pumabús, una línea orientada a estudiantes universitarios, y que gracias a la colaboración de diversas empresas (ente otras, las editoriales Cal y Arena, El Naranjo, SM y el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM) y dirigido por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha liberado cerca de tres mil libros, como parte de la consigna Léelo y libéralo, que lleva en acción desde 2009 desde la UNAM y que ha regalado más de ocho mil ejemplares. La idea es que, además, los propios libros liberados no terminen en el autobús, sino que se anima a los receptores de ejemplares a que una vez leídos, se registren en la web de Bookcrossing y se lancen, una vez más, a la calle.

Algo parecido ha ocurrido en algunas ciudades israelíes, gracias a una pareja de artistas que comenzó con una instalación artística y acabó con una biblioteca pública muy particular. Daniel Shoshan y Amit Matalon empezaron a montar estanterías con libros en las paradas de autobús, y ahora su proyecto se ha convertido en una especie de servicio de lectura gratuito para los usuarios de bus. Su lema se traduce como puedes coger, puedes devolver, puedes añadir”, y juega con la idea de que los usuarios puedan leer uno de los libros, devolverlo si pueden y contribuir a la causa con libros que tengan en casa y que ya no quieran o necesiten. Aseguran que la gente es honesta si le das la oportunidad, y que no suelen tener problemas para mantener el caudal de ejemplares. De manera curiosa, los ejemplares se concentran en determinadas temáticas según la zona, así en la parada de autobús más cercana a la universidad, los estudiantes intercambian manuales de ciencia, sus propias tesis y novelas de ciencia ficción. En un vecindario muy creyente aparecen textos y cds religiosos, y en las zonas de inmigrantes rusos surgen copias de libros en ruso. De esta manera, el proyecto se organiza y regula a sí mismo, y ha tenido tanto éxito que los artistas ya han recibido invitaciones de los EEUU para implementar la misma idea en algunas zonas de Nueva York y de Washington DC.

Por supuesto, en España contamos con iniciativas parecidas. Granada lleva ya años ofreciendo publicaciones y textos en sus autobuses a través de la empresa Rober, tanto con los relatos ganadores de su certamen Relatos para leer en el autobús, como con textos poéticos que aparecen en forma de carteles en los interiores de los buses con motivo de la celebración de su célebre Festival de Poesía. Por otro lado, Libros a la calle cumple este año su decimoquinto aniversario, ofreciendo una vez más textos literarios a los que utilizan el transporte público en la Comunidad de Madrid. ¿Qué más iniciativas de este tipo conocéis en España y en el mundo hispanohablante en general?

Un nuevo líder de distribución de libros: ¿McDonald’s?

AutorGabriella Campbell el 18 de enero de 2012 en Noticias

Libros con el Happy Meal

En 2011, se vendió en el Reino Unido una media de 1.16 millones de libros por semana, unos 6.4 millones de ejemplares en un periodo de cuatro semanas. La cadena de restaurantes de comida rápida McDonald’s tiene planeado distribuir una cantidad incluso mayor (alrededor de los nueve millones) durante las próximas semanas. Imitando una medida similar llevada a cabo en Suecia, en la que los niños que asistían a los restaurantes McDonald’s podían consumir un “Book Happy Meal”, que incluía un libro de regalo en vez del habitual juguete promocional, la empresa ha decidido probar suerte en Gran Bretaña, con la intención de expandir la promoción a otros países en el futuro. La iniciativa durará hasta el día 7 de febrero.

Es más que probable que el gigante de la hamburguesa haya decidido adoptar esta medida como una respuesta más a las numerosas críticas que ha recibido a lo largo de los años, críticas que lo han llevado a ofrecer fruta como postre en sus menús para niños, mostrar los valores nutricionales de todos sus alimentos, utilizar sólo leche orgánica y participar en numerosas obras de caridad, entre ellas las conocidas Casas Ronald McDonald, que ofrecen alojamiento a familiares de niños enfermos que no pueden permitirse trasladarse para estar junto a los pacientes cuando estos deben acudir a centros especializados lejos del hogar.

Aunque se trate de una medida más de lavado de imagen, es indiscutible que estamos ante una iniciativa muy positiva. Teniendo en cuenta que existe una cantidad inmensa de niños que jamás han pisado una librería o una biblioteca (las encuestas más recientes en el Reino Unido aseguran que uno de cada tres niños no posee un solo libro), pero se estima que 9 de cada 10 niños británicos han estado en un McDonald’s, este libro con su Happy Meal puede significar una entrada significativa en el muy necesario mundo de la literatura infantil, sobre todo por proporcionar un entorno a donde los niños suelen acudir con sus familias, por lo que se fomenta que los niños disfruten de los libros en un entorno cómodo, conocido, y rodeado de aquellos que más deberían animarlos a leer. Los libros irán acompañados de un pequeño juguete que representa a alguno de los personajes de los libros, extraídos de la serie de la Granja Mudpuddle, del reconocido escritor Michael Morpurgo. Los títulos de los libros serán Mossop’s Last Chance; Albertine, Goose Queen; Pigs Might Fly!; Jigger’s Day Off; Martians at Mudpuddle Farm; Mum’s the Word, todos de la misma serie ya mencionada (libros publicados por Harper Collins y que también están disponibles en librerías convencionales). Morpurgo es un escritor reconocido a nivel internacional, sobre todo gracias a su último éxito, la novela Caballo de guerra, recientemente llevada a la gran pantalla por el director Steven Spielberg.

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Libros a medida

AutorGabriella Campbell el 15 de enero de 2012 en Noticias

Libros a medida

¿Harto de que el lector medio se guíe por la lista de superventas y haga caso omiso a libros menos conocidos pero de mejor calidad? ¿Cansado de que los centros comerciales y las grandes librerías sólo ofrezcan obras mediocres, producidas en masa? No te preocupes, siempre puedes hacer lo mismo que Katsuyoshi Shimizu, un antiguo vendedor que decidió montar una librería para ofrecer sólo los libros que él recomendaría personalmente a sus clientes.

Y recomendar es, precisamente, lo que hace Shimizu. Dokusho no susume (“recomendación lectora”) es una pequeña librería de Tokio en la que cada cliente recibe un trato completamente personalizado. Su dueño conversa con cada visitante, analiza su estado de ánimo y necesidades y escoge un libro especialmente para éste. Shimizu asegura que ha leído todos los libros que tiene en la tienda, y que en la actualidad se está concentrando en libros que puedan ayudar a sus clientes a comprender y a sobrellevar el desastre del terremoto del 11 de marzo de 2011 y la tensión generalizada para con el gobierno que ha surgido desde entonces. Su tienda está llena de mensajes escritos a mano que pretenden animar o hacer reflexionar a los visitantes, y aunque al principio algunos lectores se sienten irritados o intimidados por el ahínco de Shimizu, la mayoría acuden ya con preaviso, buscando el consejo de un hombre que ha llevado hasta límites insospechados la experiencia de comprar un libro. Cualquier librero que ame su trabajo encontrará placer en poder ayudar a sus clientes a comprar libros que pueden gustarle, pero pocos se dedicarán, como éste, a venderles libros que además puedan aportarles mucho a nivel personal.

Tampoco es tan sorprendente encontrarse con una librería tan especial en Tokio, una capital en la que algunos son capaces de viajar más de una hora en tren sólo para gastarse el sueldo en un neko cafe, una cafetería con gatos. Aunque se trata de cafeterías a las que acuden los visitantes para ver y, con suerte, jugar con los gatos residentes (hay que tener en cuenta que en Tokio, debido a las limitaciones de espacio y a reglas con frecuencia muy estrictas de alojamiento, es complicado tener mascota en casa), podríamos hablar casi de cafeterías-bibliotecas, ya que suele haber disponible una gran cantidad de libros y manga (además de videojuegos, máquinas expendedoras y cómodos sofás donde echar la siesta). Un auténtico paraíso para aquellos que son, a la vez, amantes del libro y de los animales. Cierto que no llegará ningún empleado tipo Shimizu para recomendarte la mejor lectura para tu estado de ánimo actual, pero pocas cosas hay que no puedan mejorar con un par de ronroneos. Parece ser que de esto se han dado cuenta también en Estados Unidos, donde cada vez es más común encontrarse un amigo felino en librerías pequeñas de barrio. Algunos de estos residentes tienen hasta nombres literarios, como Asimov, el pequeño protagonista de la librería Seek Books, de Massachussetts, que se especializa en ciencia ficción y fantasía. En el siguiente enlace podréis encontrar toda una lista de los mejores gatos libreros de los Estados Unidos. Algunos, como todo buen librero contemporáneo, hasta tienen cuenta de Twitter y Facebook.

Los libros más caros de 2011 (II)

AutorGabriella Campbell el 13 de enero de 2012 en Noticias

The Making of a Fly

Más allá de los libros que Abebooks ha vendido este año pasado por precios más que interesantes, el 2011 estuvo marcado por la venta de algunas otras obras por cantidades desorbitadas. Si entramos en el terreno de los manuscritos, la ganadora sería una obra inédita de Charlotte Brontë. La Musee des Lettres et Manuscrits de París adquirió este curioso texto de Brontë por nada menos que 691.000 libras esterlinas (unos 837.350 €), quitándoselo de las manos al que todos pensaban que sería su nuevo propietario, el Bronte Parsonage Museum, un museo del norte de Inglaterra especializado en las hermanas escritoras. Y decimos curioso porque no es una obra muy normal: se trata de un libro en miniatura. La obra, que mide apenas 6,3 por 3,8 cm y consta de 4.000 palabras, es una de seis que escribió la autora anglosajona cuando contaba con tan sólo catorce años (y de las que sólo se han encontrado cinco; el museo Brontë Parsonage posee cuatro).

Mención aparte merecen las obras más caras aparecidas en la gigantesca Amazon. Amazon sigue toda una serie de complicadas fórmulas para alterar sus precios según las demandas del mercado (y la propia cantidad de visitas de cada libro), por lo que a veces aparecen libros con precios más que ridículos. Si un libro de segunda mano figura como agotado, cada vez que es solicitado aumenta su precio, ya que los algoritmos de Amazon lo interpretan como una creciente demanda. Como no hay control individual de cada libro por parte de Amazon ni de las editoriales, el precio puede seguir subiendo hasta alcanzar cotas absurdas, del mismo modo que algunos proveedores prefieren poner precios irreales a obras agotadas para mantener su espacio en la web hasta poder reponer, sin riesgo de que nadie adquiera el libro. También puede ocurrir que un vendedor establezca su precio en relación a otro (y viceversa), de manera que si uno sube su precio, el otro lo multiplica por una cantidad dada, y viceversa. ¿Por qué? Sea por la falta de stock mencionada anteriormente (uno generalmente comprará el ejemplar al proveedor más barato, por lo que el libro agotado o no disponible del vendedor más caro puede permanecer en la web sin peligro de ventas hasta que se repongan ejemplares) o porque uno de los vendedores considera que su prestigio le permite sacar más beneficio que el otro, ocurre que puedan existir libros como The Making of a Fly: The Genetics of Animal Design, un libro bastante común, de uso habitual en departamentos de biología, que asciende al increíble precio de $23.698.655,93, una nada desdeñable cifra equivalente a 18.313.986 €

Por otro lado, para la fecha de publicación de este artículo probablemente sabremos si se ha roto o no el récord de venta en subasta de un libro. Una copia de la obra Birds of America (Pájaros de América) de John James Audubon se subastaba el día 10 de enero en Christie’s. El récord anterior de venta en subasta pertenece a otra copia de la misma obra, adquirida en Sotheby’s de Londres por £7.321.250 (unos 8.871.858 €) el 7 de diciembre de 2010. El tiempo dirá si en esta ocasión se supera la cifra y tenemos un nuevo récord de coleccionista millonario; la obra, que incluye detalladísimos grabados a color que ya en su producción original costaron una pequeña fortuna, parece tener, en principio, mayor atractivo que un manual sobre moscas.

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Libros más caros de 2011 (I)

AutorGabriella Campbell el 12 de enero de 2012 en Noticias

Das Kapital - Karl Marx

Un año más, la empresa AbeBooks ha publicado las ventas más importantes obtenidas este año pasado, ventas singulares a coleccionistas y lectores pudientes que decidieron gastar cantidades significativas en libros raros, primeras ediciones y títulos descatalogados. El rey del 2011 ha sido, curiosamente, un libro que no aboga precisamente por los caprichos del consumo: el Das Kapital de Karl Marx, una primera edición en tres volúmenes, adquirida por la suma de 51.739 dólares americanos, ¡casi 40.000 €!

El segundo puesto se lo lleva Matar a un ruiseñor, de Harper Lee, en concreto una primera edición, ¡y además firmada! (Puede leerse “con mis mejores deseos, Harper Lee). La obra se ha vendido por nada menos que 25.000 dólares (unos 19.200 €). Tras Lee, llega un conjunto completo de diez volúmenes de la revista Aspen Magazine, publicados entre 1965 y 1971. Considerada la “primera revista tridimensional”, cada volumen se halla dentro de una caja especial que contiene tarjetas postales, carteles, discos y otra parafernalia. Considerando que se trata de diez tomos, el precio no parece tan escandaloso como los anteriores: 22.915 dólares (unos 17.500 €). El siguiente en la lista ha sido El Hobbit, de J. R. R. Tolkien, una primera edición con sobrecubierta intacta. De esta edición sólo se imprimieron 1.500 copias, lo que explicaría su valor de colección, y que se haya vendido por 20.447 dólares, unos 15.700 €.

Menos conocido es el Fourteen Pages on Thomas Carlyle (Catorce páginas sobre Thomas Carlyle) de John Ruskin, un compendio de notas manuscritas del estudioso del siglo XIX sobre la obra Historia de Federico II de Prusia de Thomas Carlyle. Al tratarse de un manuscrito, entendemos su valor, nada menos que 18.750 dólares, aproximadamente 14.400 €. Le siguen The Camels Are Coming de W. E. Johns, una primera edición (en su primera impresión) de la serie de Johns que se publicó en 1932, vendida por 17.754 dólares (13.566 €), y An Authentic Account of an Embassy from the King of Great Britain to the Emperor of China (la traducción sería más o menos Relato auténtico de una embajada del Rey de Gran Bretaña para el Emperador de China), del diplómata británico Sir George Leonard Staunton, en concreto una segunda edición corregida y firmada por el autor, publicada en tres volúmenes entre 1979 y 1978, por 17.000 dólares (12.990 €). Los siguientes de la lista son The Botany of the Antarctic Voyage of H.M. Discovery ships Erebus and Terror in the Years 1839-1843, under the Command of Sir James Clark Ross (algo así como La botánica de la travesía antártica de las naves Erebus y Terror en los años 1839 a 1843, bajo el mando de Sir James Clark Ross), de J. D. Hooker, de 1844, vendido por 16.000 dólares (12.226 €), y de nuevo An Authentic Account of an Embassy from the King of Great Britain to the Emperor of China, aunque de una edición distinta (esta se vendió por 15.800 dólares, unos 12.000 €). La décima en la lista nos es más familiar, se trata de Las flores del mal de Baudelaire, vendida por 14.925 dólares en su primera edición, unos 11.400 €.

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