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Gabriella Campbell (Página 20)

En la más absoluta miseria

AutorGabriella Campbell el 27 de abril de 2012 en Divulgación

Pobre escritor

Aunque nos guste tanto hablar de autores que han batido récords de ventas, que firman millones de ejemplares y que se bañan en piscinas repletas de billetes, no podemos olvidar que un porcentaje mayoritario de escritores no está en unas circunstancias económicas tan boyantes. De hecho, son muy pocos los que pueden presumir de pagar las facturas con su trabajo como escritor, e incluso éstos suelen obtener la mayor parte de sus ingresos mediante actividades relacionadas con la escritura (talleres, conferencias, columnas periodísticas, etc), más que con las regalías de sus libros. Muchos autores viven, o malviven, gracias a presentaciones y ventas de libros en colegios, premios de concursos y otras fuentes similares de sustento. Podría decirse que el oficio de escribir se trata sobre todo de una profesión vocacional, ya que cualquiera que conozca la cadena de edición, los porcentajes de los intermediarios y la balanza de oferta y demanda de libros, sabe que sólo unos pocos privilegiados alcanzan un nivel de ventas que les permita vivir de manera ya no desahogada, ni digna, sino básica.

No ayuda el hecho de que los ingresos percibidos por escribir sean erráticos y difíciles de predecir. Uno no recibe un salario, sino una serie de pagos no siempre periódicos que dependen de cada editorial, y que son, debido a la naturaleza del negocio, complicados de anticipar. Y precisamente es ese el mejor amigo del escritor: el anticipo, ese Sagrado Grial que le proporciona la más bella de las ilusiones: la esperanza. En una situación ideal, un autor tendría ya varios libros en el mercado, y contaría con contratos y anticipo por nuevas obras, más un pago continuo de derechos de autor. Esta es, insisto, una situación ideal, e idealizada. Las temidas devoluciones de distribuidoras y librerías rematan la esperanza de vida de un libro, y no todas las editoriales están dispuestas a ofrecer jugosos anticipos por obras cuya rentabilidad no pueden asegurar. Y aun de ofrecerlos, a uno siempre le puede pasar como a la escritora estadounidense Emily Gould, que se fundió su anticipo de 200.000 dólares (unos 150.000 €, aunque de ahí hay que descontar el 15% que se llevó su agente y unos 38.000 € que se le fueron en impuestos) en clases de yoga, viajes internacionales, el alquiler de un apartamento en Nueva York y otras tantas cosas de las que asegura que no se arrepiente… excepto por los 1000 dólares que se gastó en ropa de diseño; ropa que no entiende por qué adquirió y que apenas ha utilizado. En el caso de Emily, como ocurre con muchos escritores en esta situación, su buena fortuna le hizo creer que no podía sino ser un presagio de todo lo fabuloso que estaba por llegar: regalías internacionales, una adaptación de su libro al cine, y todas esas maravillosas aspiraciones que parecen a punto de materializarse con la firma del primer contrato. Finalmente, se vio sin dinero, con un libro que nunca llegó a nada, y mucha ropa que ahora pone a la venta por Internet. Afortunadamente, puede regresar a su actividad inicial, la de editora, bloguera profesional y emprendedora, y siempre cabe la posibilidad de que, tarde o temprano, vuelva a tener un anticipo como aquel en las manos. Por ahora, dirige proyectos tan interesantes como Emily Books, un servicio de venta de ebooks por suscripción. El batacazo de Emily no le impedirá seguir adelante, pero para muchos otros escritores el final fue bastante menos optimista. De ellos hablaremos en la segunda parte del artículo.

Lo mejor de Sant Jordi 2012

AutorGabriella Campbell el 26 de abril de 2012 en Noticias

Sant Jordi 2012

En Cataluña, la celebración del día de su patrón, Sant Jordi, es un tanto diferente a otros festejos. Como es, además, 23 de abril, día internacional del libro, leyenda y tradición se mezclan con la literatura como una fusión curiosa entre San Valentín y una inmensa feria del libro, en la que obras y flores se venden en puestos adyacentes, y un día laboral se convierte en una fiesta continua de paseo, compras y firmas. Si bien la tradición es que los hombres regalen rosas a las mujeres, y que las mujeres regalen libros a los hombres, hace ya tiempo que los regalos se han liberado de las constricciones del sexo, y que las rosas se han convertido, además, en presentes promocionales de editoriales y puestos de venta de libros.

Sant Jordi ofrece, ante todo, un acercamiento a la figura del autor que equivale al de cualquier feria normal, pero condensado en apenas doce horas de firmas y encuentros que se complementan con charlas y presentaciones durante los días anteriores. Aunque la lista de autores era de un largo considerable, en el meollo de la feria se repetían varios nombres una y otra vez: Eduardo Mendoza y Carlos Ruiz Zafón (que competían en número de seguidores, con larguísimas colas de lectores que esperaban, impacientes, sus firmas personalizadas; y por otro lado en número de ventas, aunque el vencedor claro ha sido Mendoza con su El enredo de la bolsa y la vida, el líder de ventas del Sant Jordi de este año). En cuanto a invitados extranjeros, el fenómeno Chuck Palahniuk, conocido por obras como El Club de la Lucha o Asfixia, se ha hecho notar de una forma especial, al igual que ha sido más que notable la presencia del autor de la saga de fantasía épica El legado, Christopher Paolini. Más allá de estos valores seguros para los libreros, repiten los fenómenos efímeros: libros de autoayuda, biografías de famosos y grandes personalidades mediáticas que este año atraen a todo tipo de seguidores y jornadas de firmas maratonianas pero que, probablemente, el año que viene serán olvidados y sustituidos por otros similares.

Los medios aseguran, por lo general, que los libreros se muestran contentos con los resultados económicos de esta jornada, al parecer ligeramente mejores que los del año pasado. Parece que, más allá del éxito de escritores como Mendoza o Zafón, tampoco ha habido un protagonista absoluto de ventas, repartiéndose estas más bien entre un gran elenco de autores entre los que se incluyen Almudena Grandes, Kate Morton o Jaume Cabré. En catalán, el gran triunfador ha sido Jonas Jonasson, con L’avi de 100 anys que es va escapar per la finestra. Como Jonasson no podía acudir a firmar su obra, el encargado de representarlo, interpretando a Alian Karlsson, personaje principal de la novela, fue el actor Quimet Pla, que afirmó haber disfrutado muchísimo de la experiencia.

Aunque no hay duda de que el motor principal de esta celebración multitudinaria es económico, hay otro arranque, otro imán que arrastra a tantísimas personas a la calle a hacer colección de firmas, conocer a sus escritores favoritos y moverse, casi a empujones, por las Ramblas de Barcelona, lugar emblemático de Sant Jordi, el día 23 de abril cada año.

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Los Premios Pulitzer 2012

AutorGabriella Campbell el 25 de abril de 2012 en Noticias

El rey pálido

Aunque son premios que se entregan exclusivamente en el ámbito anglosajón, es posible que los Premios Pulitzer sean de los más conocidos a nivel internacional después de los Nobel. Fundados por el editor Joseph Pulitzer, quien en su testamento legó una gran suma de dinero para la fundación de una escuela de periodismo y unos premios con su nombre, llevan convocándose desde 1917 a través de la Universidad de Columbia. Gozan de una dotación de 10.000 dólares estadounidenses por premio, y la categoría de Servicio Público, la más prestigiosa, ofrece también una medalla de oro. Los premios están orientados sobre todo al mundo de la literatura, el periodismo y la composición musical, y las categorías de mejor reportaje (sobre todo la de mejor reportaje de impacto) o mejor obra de ficción son la máxima aspiración de muchísimos autores y periodistas. Por eso mismo, llama la atención que la categoría de mejor obra de ficción haya quedado desierta este año, máxime cuando entre los finalistas se encontraba la novela póstuma de Foster Wallace, El rey pálido. La categoría de mejor editorial también se ha quedado, este 2012, sin ganador.

El gran triunfador de este año ha sido el periódico The New York Times, que fue galardonado en las categorías de mejor reportaje divulgativo y mejor cobertura internacional, pero tal vez haya obtenido mayor impacto el Huffington Post, que se estrenaba como ganador de uno de estos premios en la categoría de reportaje nacional con un especial estremecedor acerca de las vidas y consecuencias psicológicas de los veteranos de las guerras de Irak y Afganistán.

En el terreno literario, más allá de la notable ausencia de una obra que haya sido considerada digna del galardón de ficción, ha destacado el premio de teatro, que se ha otorgado a la estadounidense de origen puertorriqueño Quiara Alegría Hudes, quien también analizaba la vida de un regresado de la guerra en su obra Water by the Spoonful (Agua a cucharadas). Las otras categorías de carácter literario son las dedicadas a los libros de historia (que en esta ocasión se ha llevado Manning Marable con un ensayo sobre la vida de Malcom X), biografías o autobiografías(para John Lewis Gaddis por la biografía de George F. Kennan), poemarios (para Life on Mars de Tracy K. Smith), y obras de no-ficción (para Stephen Greenblatt, teórico literario especializado en Shakespeare y fundador del neohistoricismo, por The Swerve: How The World Became Modern). Estos premios ponen a los galardonados en el escalón supremo de su profesión, pero todavía tendrán que ganar alguno más para ponerse a la altura de escritores como Robert Penn Warren, que tiene tres galardones, uno por obra de ficción y dos por poesía; Carl Sandburg, con un premio por biografía y dos por poesía; Robert Caro, que tiene dos galardones por biografía; y otros nombres conocidos que han repetido premio como William Faulkner, John Updike o Norman Mailer. Y cómo competir con el notable Robert Frost, que obtuvo en tres ocasiones el Premio Pulitzer de poesía.

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Artesanía para amantes de los libros

AutorGabriella Campbell el 23 de abril de 2012 en Divulgación

Artesanía - Libros

Hace tiempo os hablamos en Lecturalia de Etsy, una gigantesca red estadounidense de compraventa de productos hechos a mano, y os enseñamos algunas de las preciosidades artesanas que podían encontrarse relacionadas con el mundo de la lectura. Hoy venimos a enseñaros algunos productos que podéis encontrar en una de las webs equivalentes en España, Artesanio. Aunque sólo lleva un año en funcionamiento, goza ya de una gran selección de artistas que ofrecen alternativas a las compras habituales en franquicias y grandes superficies, con productos que llegan a ser, en ocasiones, auténticas obras de arte.

Por ejemplo, ¿qué me decís de unas pegatinas para personalizar vuestros libros? Lovelia crea adorables búhos de colores, con texto en español o inglés, listos para incluir los nombres que indiquemos. Una idea muy buena para animar a la lectura a los más pequeños, por ejemplo. Para aquellos que preferirían no pegar nada en sus impolutos libros, nada mejor que un bonito marcapáginas para no dejar marcas de dobleces en las esquinas de nuestras obras favoritas. Tenemos puntos de lectura en metal repujado, como este de CraftParadise, o de cordón de cuero con abalorios, como los de Qué Fue de Aquello. También hay bisutería y joyería relacionada con la literatura, como los libros-anillo de idili (echadle un vistazo a estos que incluyen una cita de Pablo Neruda). Y aunque marcas como Moleskine o PaperBlanks son difíciles de resistir para los amantes de los libros de apuntes y bocetos, ¿quién no preferiría un cuaderno hecho a mano especialmente para él o ella? Entre otros artistas, podéis admirar (¡y comprar!) las libretas de El Códice del Eremita, Typecollage o La maleta.

Para los aficionados al lector electrónico, romerobags cose elegantes fundas de Kindle, y El paraíso de Lola vende cubre-libros, perfectos para disimular en el metro, bus o avión cuando llevamos lecturas cuyas portadas preferiríamos no compartir; o simplemente para proteger nuestros libros más delicados.

La belleza de lo hecho a mano se basa, sobre todo, en la exclusividad de las piezas. Al comprar artesanía, el cliente sabe que tiene en su poder una creación única, imposible de reproducirse con exactitud. Y esto, para los que amamos lo artístico, tiene un valor muy especial. Del mismo modo que los coleccionistas pagan precios desorbitados por primeras ediciones, manuscritos o ediciones con determinados fallos o erratas de ciertos libros, los que gustan de lo literario pueden elegir complementar sus libros con obras igualmente inspiradoras producidas con mimo, cuidado y tiempo, del mismo modo que los mejores poemas, relatos y sagas de novelas. Y aunque sitios como Etsy son muy atractivos por su apabullante oferta, comprar a artesanos autóctonos suele proporcionar un pequeño gusanillo extra de satisfacción.

¿Conocíais ya Artesanio? ¿Habéis comprado allí algún producto hecho a mano relacionado con el acto de leer? Si es así, no dejéis de compartirlo con nosotros, como siempre, en los comentarios.

Entrevista a Félix G. Modroño, autor de La ciudad de los ojos grises

AutorGabriella Campbell el 21 de abril de 2012 en Entrevistas

La ciudad de los ojos grises

Algaida Editores ha publicado este mes la novela de corte histórico La ciudad de los ojos grises, una obra de suspense de la mano del autor vizcaíno Félix G. Modroño. Hemos querido hacerle algunas preguntas sobre su labor como escritor.

-¿De dónde surgió la idea general para la trama de La ciudad de los ojos grises?

Es mi novela más personal, por lo que hay tintes autobiográficos. Pero, sobretodo, me apetecía escribir una historia en la que Bilbao fuese la protagonista principal.

-Después de varias obras ambientadas en el Barroco español, ¿por qué elegiste la Primera Guerra Mundial de telón de fondo para esta obra?

Las ciudades, al igual que las personas, tienen momentos cruciales en su historia que determinan su destino. El de Bilbao fue la transición entre el siglo XIX y el XX. Además, si yo hubiera podido elegir la época histórica en la que nacer, habría escogido la que se desarrolla en mi novela. Y de paso, haberlo hecho en la París de la bohemia. De ahí que París cobre vida en las páginas de La ciudad de los ojos grises. Hay una escena, la que se desarrolla en la noche previa al inicio de la Primera Guerra Mundial, a la que tengo un cariño especial. Fue la última noche de su Belle Époque.

-Una de las cosas que más llama la atención a los lectores de tu obra en general es la extensa documentación, tu habilidad para introducir datos que otorguen verosimilitud al entorno en el que se desarrolla la trama. ¿Cuál suele ser tu proceso de documentación? ¿Recurres más a Internet o a métodos tradicionales?

Soy de los que aún se empapa de libros. No sólo de historia, sino también de los que escribieron Unamuno, Baroja, Felipe Trigo… Lo que busco es imbuirme en otras épocas, pero no recrearme en el dato concreto más que para ambientar el contexto. En definitiva, me documento, eso sí, casi obsesivamente, pero sólo para dar verosimilitud a lo que escribo.

-¿Crees que el género histórico está viviendo un buen momento? ¿Consideras que tus historias pueden tener mayor salida comercial por su ambientación, que esto las diferencia de otras novelas de misterio o de corte detectivesco?

Yo creo que interesan las microhistorias, aquellas que los libros de texto no cuentan. Es posible que recrear una intriga en épocas pretéritas tenga, además del atractivo del suspense, el del conocimiento de esas pequeñas historias cotidianas de las que hablaba antes.

-¿Cuáles dirías que han sido los escritores que te han marcado desde siempre, aquellos que para ti han sido fuente de aprendizaje o inspiración?

Fui un lector adolescente compulsivo de las aventuras de Los Hollister, luego de las novelas de Ágata Christie, Lobsang Rampa… Más tarde me incliné por los contemporáneos veteranos: Umberto Eco, Mendoza, Pérez Reverte…

-En Lecturalia hemos hablado alguna vez de las manías que tienen algunos autores a la hora de escribir. ¿Tienes alguna rutina especial a la hora de ponerte delante del folio en blanco, algún hábito fuera de lo ordinario?

No especialmente. Escribo sentado en mi sofá por la noche con el portátil sobre las piernas, sabiendo que hay una lata de Coca Cola Zero bien fría en la nevera.

-Y por último, ya que llevas un tiempo publicando… ¿algún consejo para aquellos que empiezan a escribir?

No soy muy dado a consejos. Pero hay una palabra que prima sobre las demás: disciplina. Y, por supuesto, que si tienen fe en sí mismos, nunca renuncien a sus sueños.

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Pinterest: ¿una nueva herramienta para lectores y escritores?

AutorGabriella Campbell el 19 de abril de 2012 en Divulgación

Pinterest

Ya es oficial, Pinterest es la tercera red social más popular de Estados Unidos, después de Facebook y Twitter. Y si algo sabemos es que aquello que se pone de moda en el Norte de América suele acabar arrasando en este lado del charco.

Con todo, es posible que todavía no sepáis qué es Pinterest, máxime cuando para registrarse es necesario contar con una invitación de otro miembro (puedes solicitar una invitación en la propia portada de Pinterest, pero se te añade a una lista de espera y puede pasar cierto tiempo antes de recibirla). Desconozco si esto cambiará, al igual que ocurrió con Google +, que tras una fase de prueba pasó a estar abierta para todos. Existe una variante muy similar a Pinterest, de origen europeo, llamado Pinspire, de registro abierto, que funciona del mismo modo.

Pinterest es un concepto sencillo pero muy eficiente, una especie de Tumblr mejorado, un corcho virtual donde podemos subir todas las imágenes que nos gustan e interesan, y al mismo tiempo ver las imágenes de todas las personas a las que tenemos en nuestra red. Para aquellos que leemos y/o escribimos, algo tan visual no tendría por qué tener un impacto real, pero por supuesto ya hay escritores y lectores que han sabido sacarle partido. Como lectores, hay quien organiza carpetas con portadas de sus libros favoritos, o añade imágenes que le recuerdan a determinados personajes o escenas de sus lecturas predilectas. Como escritores, hay maneras de venderse, si bien hay que tener en cuenta que en Pinterest la autopromoción no está nada bien vista, por lo que el autor curtido en las lides de las redes sociales tiende a ofrecer imágenes de interés para lectores potenciales: escenarios que le han inspirado, portadas de libros que han marcado su forma de leer y escribir, fotos que reflejen ideas o conceptos presentes en sus textos. La idea es crear una cuenta tan atractiva que uno enganche al máximo número posible de seguidores, todos ellos potenciales compradores de sus libros. Aunque la red está enfocada sobre todo a la exposición de imágenes, cada vez aparecen más citas y textos cortos, que pueden ser útiles también para los aficionados al mundo literario. Pinterest también ofrece la ventaja, claro, de poder conectar e interactuar con otros escritores, lectores y profesionales (o aficionados) del libro. Y no hablemos ya de su capacidad inspiradora.

Considero que Pinterest es una herramienta maravillosa para lectores, que pueden encontrar todo tipo de recomendaciones de personas con gustos similares a los suyos, información de autores y libros que les apasionan, y miles de imágenes relacionadas con la literatura. Sin embargo, diría que es poco recomendable para aquellos que quieren escribir en serio. Su presentación adictiva de ideas, obras de arte, reportajes infográficos y fotografía espectacular forma una aglomeración de belleza saturadora de la que no querrás salir nunca, y olvídate de esos noventa minutos diarios de rigor que querías dedicar a perfeccionar tu arte: Pinterest se los tragará, los escupirá, y te dejará, muchos minutos más tarde, preguntándote a dónde se fue el tiempo que te habías asignado para escribir esa gran novela, poemario, obra de teatro o lista de la compra. Pinterest, al fin y al cabo, es una red social, y tiene un efecto parecido en las manecillas del reloj que Facebook, Twitter, Tuenti, Tumblr y tantas otras.

El error de John Grisham

AutorGabriella Campbell el 18 de abril de 2012 en Divulgación

Tiempo de matar

En una entrevista reciente con The Daily Beast, el famoso escritor de suspense judicial John Grisham le contaba a la publicación online estadounidense cómo su error favorito fue aquel que cometió con la edición de su primer libro, Tiempo de matar, un thriller ambientado en una pequeña localidad de Mississippi en la que dos jóvenes blancos violan y matan a una niña negra. El padre de la niña se toma la justicia por su mano, arrastrando a todo el pueblo a un emocionante juicio de claros tintes racistas. En 1989, el autor consiguió que una editorial pequeña de Nueva York (que cerró, tras quebrar, justo un año después) publicara su obra, con una tirada de 5000 ejemplares. Emocionado, Grisham compró 1000 de estos ejemplares (a precio de coste), con la idea de celebrar una gran fiesta en la que invitaría a todos sus conocidos y les vendería sus libros a precio completo, con la ilusión de sacarse un buen beneficio. Tras la gran fiesta, Grisham se encontró con que todavía le quedaban 882 libros en almacén y, decepcionado, comenzó a revenderlos a precios muy bajos, o directamente a regalarlos. Quién le iba a decir que, tantos años después, cada uno de esos ejemplares en su primera edición alcanzaría un valor de 4000 dólares cada uno. Sí, habéis leído bien, casi 3000 euros por ejemplar. Y lo peor es que tuvo la posibilidad de contar con 1500 ejemplares, ya que la editorial le envió 500 de más por error, que él insistió en devolver al no querer pagar por más unidades de las que había solicitado. Grisham asegura que no conseguía deshacerse de todos los ejemplares que tenía, y que no consiguió revenderlos del todo hasta que empezó a ser un poco más conocido. Tiempo de matar apenas se vendió en esa primera tirada, por lo que no se realizaron reimpresiones; esto explica el valor de colección de estas primeras ediciones. Doubleday compró los derechos varios años después, aprovechando el renombre del escritor gracias al éxito de su novela The Firm (La tapadera), y reeditó la obra, pero para entonces seguramente todos esos libros primerizos ya habrían huido del domicilio de Grisham.

Tampoco es que al escritor de dramas de juzgado necesite la gran suma de dinero que tendría de haber guardado todos esos libros para el futuro. Tiempo de matar es sólo una de las múltiples novelas que Grisham ha vendido a Hollywood, junto a otras tan conocidas como La tapadera, El informe Pelícano o El jurado, y según un informe de Publishers Weekly, fue el novelista que más vendió durante los años 90. En total ha escrito más de 25 novelas, y la más reciente, Calico Joe, aparecerá el 10 de abril de la mano de Random House. Tambien se ha atrevido con la literatura infantil, Theodore Boone: The Accused, saldrá el día 24 de mayo.

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De biografías inventadas y otras falsedades (II)

AutorGabriella Campbell el 16 de abril de 2012 en Divulgación

Honor Lost

En la primera parte de este artículo os hablamos del caso de James Frey, un escritor que exageró y se inventó parte del contenido de su novela En mil pedazos, una obra que gozó de gran popularidad hasta que finalmente comenzaron a aparecer pruebas de su carácter semi-ficticio.

Otro nombre que también estuvo durante mucho tiempo en los labios de críticos, periodistas y lectores por un motivo similar fue el de Norma Khouri, cuyo libro, Honor Lost (Honor perdido, llamado Forbidden Love en Australia y el Reino Unido), narraba la historia “real” de su mejor amiga Dalia, una joven jordana de familia musulmana asesinada por su propio padre tras descubrirse que mantenía una relación amorosa con un cristiano. Parece ser que la historia no era tan real como aseguraba Khouri, y pronto empezaron a aparecer indicios de que ni existía Dalia, ni era posible que la autora hubiese sido testigo de su drama ya que durante los hechos descritos en el libro Khouri se encontraba afincada en los Estados Unidos, muy lejos de su Jordania natal, país en el que sólo había vivido tres años. Con el tiempo se descubrió que Khouri había pasado la mayor parte de su vida en Chicago (y no en Jordania y en Atenas, como aseguraba), y tuvo poco cuidado al describir un país que se suponía que conocía muy bien: varios errores geográficos y diversas incoherencias en la novela, publicada como “no ficción”, llevaron a ciertos investigadores periodísticos a sospechar que la historia era inventada. Los primeros en señalar el carácter equívoco del texto fueron los miembros de la organización JNCW (Comisión Nacional Jordana para Mujeres), con los que Khouri contactó en varias ocasiones solicitando una cuenta bancaria para realizar un donativo procedente de las regalías del libro. La comisión leyó la obra y se sorprendió al encontrar más de 70 errores e incoherencias, además de llamarles la atención que el supuesto asesinato fuera desconocido para ellos, quienes, después de todo, se especializaban en denunciar este tipo de crimen “de honor”. Khouri había utilizado el nombre de la Comisión y había hablado de donarles dinero para concederle mayor fuerza a su historia, y ésta reaccionó exponiéndola como fraude.

Khouri terminó por mudarse a Australia, y parece ser que dicho traslado pudo deberse a una investigación del FBI por una estafa anterior a la publicación de su libro, un timo hipotecario llevado a cabo por ella y su marido. A día de hoy Khouri sigue afirmando que su historia sobre su amiga jordana es real, y que simplemente cambió los nombres de los protagonistas y algunos de los detalles del libro para protegerse de integristas islámicos. La editorial afectada, Random House, responsable también de la publicación de James Frey, se vio obligada a retirar el libro del mercado tras la protesta de críticos y lectores, que se sentían engañados por la obra.

Hace unos años, en 2009, la cineasta australiana Anna Broinowski decidió realizar un documental sobre la situación de las mujeres en Jordania, donde se le daría a Khouri la oportunidad de limpiar su nombre. Lo que comenzó con las mejores intenciones de Broinowski acabó con un metraje repleto de datos y entrevistas, tanto con Khouri como con múltiples personas involucradas, que dejaban bastante claro que la escritora de origen jordano se aferraba con más y más fuerza a una trama que no se sostiene por ninguna parte, tejiendo excusas cada vez más elaboradas para contrarrestar la evidencia que se le presentaba. A diferencia de Frey, que admitió su falacia y se disculpó públicamente por su engaño, Khouri parece que cree, con total y férrea determinación, en la verdad de su historia.

De biografías inventadas y otras falsedades (I)

AutorGabriella Campbell el 14 de abril de 2012 en Divulgación

En mil pedazos

Como ocurre con cualquier sector, el ámbito literario también tiene su larga lista de tramposos, plagiadores, mentirosos y desvergonzados que no han dudado a la hora de fabricar grandes estafas con el objetivo de hacerse ricos y famosos. Uno de los géneros más populares para ello es el de la autobiografía, ya que la tentación de convertir una vida ya de por sí llamativa en una vida espectacular es demasiado grande, y con frecuencia los mayores engaños no proceden de la avaricia sino del propio orgullo.

En este sentido, uno de los casos más impactantes de nuestro tiempo fue el de James Frey, autor de En mil pedazos. Frey describió, utilizando un estilo curioso, casi de monólogo y flujo de conciencia, su difícil experiencia como ex-adicto, y su novela alcanzó un éxito impresionante, sobre todo después de una recomendación personal de la diva estadounidense Oprah Winfrey, cuyas opiniones suelen significar cifras millonarias de ventas para las obras que tienen la suerte de caer en sus manos y, lo más importante, gustarle. Sin embargo, una serie de investigaciones llevadas a cabo por diversas publicaciones como The Smoking Gun o The Star Tribune terminaron por demostrar que muchos de los datos que había dado Frey en su libro, como el tiempo que había pasado en la cárcel o el suicidio de uno de los personajes, eran o bien falsos o por lo menos cuestionables. En un nuevo encuentro televisado con Oprah, Frey tuvo que admitir que había exagerado y modificado partes de su obra, con motivaciones tanto personales como estilísticas, y es más, la propia editora de su libro, la prestigiosa Nan Talese, vicepresidenta de la inmensa firma editorial Doubleday, tuvo que admitir ante el público televidente que no había comprobado la veracidad de la novela de Frey, obra que ante otros había vendido como “brutalmente honesta” y totalmente verídica.

No terminaron aquí los problemas de Frey, que fundó un sello editorial en 2009 llamado Full Fathom Five, buscando emular el éxito de sagas como Crepúsculo creando novelas de consumo rápido dirigidas a un público joven. En noviembre de 2010, una estudiante universitaria publicó en Internet el contrato que había firmado con dicho sello, un acuerdo legal tan injusto y restrictivo (entre otras cláusulas inaceptables, afirmaba que a los autores se les podía eliminar de un proyecto sobre la marcha, y que podía publicarse su obra sin usar su nombre, además de establecer un anticipo bastante ridículo como pago), y poco a poco salió a la luz que Frey utilizaba mano de obra universitaria para producir libros como churros, ofreciéndoles a cambio una escasa compensación tanto económica como personal, con poco o ningún respeto por su posición como autores.

A pesar de todo, Frey sigue activo en el mundo literario, si bien sus libros posteriores a En mil pedazos han recibido críticas muy dispares, oscilando entre reseñas que lo consideran brillante y otras que lo definen como un autor de baja estofa. Siempre habrá escritores dispuestos a mentir para alcanzar el estrellato, y de ello seguiremos hablando en la segunda parte del artículo.

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¿Quién es el autor más joven del mundo?

AutorGabriella Campbell el 12 de abril de 2012 en Divulgación

Escritores jóvenes

¿Quién es, o ha sido, el escritor publicado más joven del mundo? Aunque la pregunta podría parecer sencilla, la respuesta no lo es en absoluto. Cada país, estado y cultura afirma que su propio niño prodigio ostenta el récord mundial, y los datos que pueden encontrarse son confusos. Por un lado tenemos a Christopher Beale, que con sólo seis años ha publicado su novela de 1500 palabras, This and Last Season’s Excursions (Las excursiones de esta temporada y de la anterior), de la mano de Aultbea Publishing Ltd. Hay que tener en cuenta que la autoedición permite que cualquier familia orgullosa pueda lanzar al mercado la obra de su pequeño, tenga ésta valor literario o no, y parece ser que Aultbea es famosa por ofrecer coedición encubierta, por la que exige a sus autores aportaciones económicas elevadas para proporcionarles las publicaciones que ansían. Asimismo, se especializa en la edición de obras de niños y autores muy jóvenes, para las que organiza grandes campañas de publicidad centradas en la escasa edad de sus escritores. Por esto, podríamos preguntarnos si Beale es un candidato válido para la cuestión que nos atañe, que es averiguar cuál es el prodigio que ha podido publicar antes una obra de determinada calidad, avalada por un filtro editorial potente. En cualquier caso, hay que ser un niño especial para soltar 1500 palabras de golpe (el padre de Beale es también escritor, lo que explicaría su afición por el mundo de las palabras).

Todo apunta a que la escritora más joven de la que tenemos conocimiento es Dorothy Straight, que publicó How The World Began (Cómo comenzó el mundo) con Pantheon Books en los años 60. La niña escribió la obra para su abuela cuando contaba con tan sólo cuatro años y sus padres la enviaron a la editorial, que accedió a publicarla. Cuatro años es una edad sorprendente, pero a lo largo de la historia nos encontramos con otros escritores que, si bien empezaron un poco más tarde, impresionan por su precocidad. Nuestro Lope de Vega, por ejemplo, que se estrenó como dramaturgo con tan sólo doce años, es un ejemplo de inmenso talento desde una edad muy temprana. Caso aparte es el de Anna Frank, que tenía trece años cuando escribió su famoso diario. Su obra nos impresiona más por el contenido que por la forma, pero es un libro que se mantiene vivo a día de hoy.

Otra obra interesante es The World Through a Child’s Eyes (El mundo a través de los ojos de un niño), de Michael Brasier, ya que narra las vivencias de un niño durante sus viajes (a más de 35 países), entre la edad de seis y doce años. Aquí, como ocurre con Anna Frank, lo impactante es el relato de experiencias que no suelen asociarse a personas tan jóvenes. Esto mismo ocurre con la obra de Thomas Chatterton, un poeta y autor de libros de misterio que vivió en el siglo XVIII. Con tan sólo 17 años, y ante la perspectiva de morir de hambre, se suicidó, envenenándose con arsénico. Durante su corta y dura vida, fue de lo más prolífico, escribiendo hasta libros de historia y publicando relatos en diversas publicaciones periódicas.

Por lo general parece ser que, como ocurre con niños prodigio en otros sectores, los jóvenes escritores suelen ser fenómenos de un día que no suelen arrastrar su fama y prestigio hasta la edad adulta. ¿Se os ocurre alguna excepción? ¿Hay algún escritor al que sigáis que empezara a publicar a una edad muy temprana? Como siempre, esperamos vuestras aportaciones en los comentarios.

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