Libros diferentes (III)
Más allá de los manuales que hemos visto en las entregas anteriores de este artículo que nos enseñan a hacer todo tipo de cosas útiles (crear juguetes sexuales caseros, construir nuestro propio ataúd, o incluso orinar de pie si eres mujer, como nos demuestra Anna Skinner junto a muchos otros consejos para la chica moderna, ya más mundanos, en How To Pee Standing Up: Tips for Hip Chicks), entramos en un terreno igualmente sorprendente: el terreno de la alimentación.
No es del todo descabellado pensar que nuestro comportamiento puede estar afectado, de un modo u otro, por nuestra alimentación. Pero el libro Diet, Crime and Delinquency (Dieta, crimen y delincuencia) de Alexander Schauss va mucho más allá, explicándonos cómo “las dietas de comida basura, la falta de azúcar o de ciertas vitaminas, el envenenamiento por plomo o las alergias pueden convertir un cerebro normal en una mente criminal”. Echadle un vistazo a la portada porque no tiene precio. Por lo demás, hay tantos libros de nutrición y dietas de lo más risibles que no sabemos con cuáles quedarnos, aunque el testimonio de Jared Fogle, que perdió peso a base de bocadillos de la franquicia Subway, o la dieta del escritor que propone Julia Cameron en The Writing Diet: Write Yourself Right-Sized, son de los más curiosos. En este último, Cameron asegura que al escribir sobre sus emociones y problemas y liberarse de sus demonios, sus alumnos/pacientes/cobayas perdían el peso que les sobraba. Claro, porque no hay nada que adelgace tanto como pasarse la vida sentado delante de un ordenador dándole a las teclas, y todos los escritores que conocemos son personas esbeltas y muy en forma.
En resumen, teniendo en cuenta la gran cantidad de libros que se producen al año, entre los que existe un porcentaje significativo de obras que, o bien no han pasado por un filtro editorial o bien han pasado por un filtro editorial algo extraño, no es de extrañarnos la lista interminable que podríamos hacer con libros de contenido casi surrealista. En ocasiones, es simplemente una cuestión de mercadotecnia, después de todo, ¿quién no querría comprarse el libro How to Live With a Huge Penis (Cómo vivir con un pene gigante ), simplemente para dejarlo olvidado encima de la mesa del salón, a la espera de inocentes visitas? Y en tiempos de crisis, algunos libros comienzan a hacerse del todo necesarios, como el How to Cook Roadkill, de Richard Jacob, que nos ofrece montones de recetas para cocinar animales atropellados. Nada como alimentar a nuestras familias con el último bicho muerto encontrado en la carretera más cercana.