Premios rechazados
Javier Marías sorprendió al mundo literario cuando dio una firme negativa a los veinte mil euros del Premio Nacional de Narrativa. Marías ya había afirmado con anterioridad que no aceptaría premios estatales, y parece que con este gesto ha querido desligarse de la institucionalización de la cultura, además de protestar contra el comportamiento del gobierno para con las artes en general.
Por supuesto, no es el primero. En el 2010 Santiago Sierra se negó a aceptar el Premio Nacional de Artes Plásticas, aduciendo que el Estado pretendía “instrumentalizar” su prestigio con este premio. Y parece que estamos en racha, ya que hace poco el poeta estadounidense Lawrence Ferlinghetti rechazó un galardón patrocinado de manera parcial por el gobierno de Hungría, debido a su postura frente a la actuación de dicho gobierno (Ferlinghetti afirma que la política del gobierno húngaro actual tiende hacia el autoritarismo y hacia la represión de la libertad de expresión, entre otros abusos contra los derechos civiles).
Si volvemos la vista atrás, la lista es larguísima. Gracias a la intervención de la cadena anglosajona BBC, parece ser que han salido a la luz determinados documentos oficiales que indican que los escritores J. G. Ballard, Graham Greene, John le Carré, Robert Graves, Aldous Huxley, Evelyn Waugh y Roald Dahl rechazaron el título de sir concedido por la corona británica . Para muchos se trata de una cuestión política, para otros un asunto relacionado con sus principios personales. Jean-Paul Sartre, por ejemplo, creía que escribir era su tarea personal, por lo que se negaba a recibir premios y honores por una labor que consideraba simplemente que formaba parte de su identidad de autor y filósofo. Del mismo modo que Marías, Sartre consideraba que la obtención de un premio u honor asociaba al escritor con la institución que lo concedía, algo que le parecía inapropiado. Explicó sus motivos para rechazar el Nobel de manera detallada en una carta que envió al periódico Le Figaro en 1964. Por las mismas razones, tampoco aceptó la medalla de la Legión de Honor francesa.
Por otro lado, el escritor estadounidense Sinclair Lewis se hizo bastante conocido por ser el primer autor en rechazar el premio Pulitzer de Literatura, en concreto por su obra Doctor Arrowsmith. Lewis explicó que no podía aceptar el premio ya que renegaba de lo que representaba para él dicho galardón, que se definía como una recompensa para novelas americanas que representasen la forma de vida americana, una filosofía que, según Lewis, no era estable y dependía de la ideología de cada época, por lo que se anteponía una serie de modas y exigencias pasajeras a la calidad literaria de una obra. No parece, sin embargo, que tuviera problemas para aceptar otros premios, ya que recibió el Nobel más adelante sin ninguna queja. Las malas lenguas aseguran que la publicidad y la recaudación en ventas de su obra al rechazar el Pulitzer le resultaban bastante más rentables que los mil dólares que acompañaban al premio en 1926.
Muy diferente fue el caso de Boris Pasternak, autor de la conocida y celebrada Doctor Zhivago, quien se vio obligado a renunciar al premio tras una fuerte presión por parte de la Unión Soviética, que parece ser que llegó a amenazarle con el exilio si lo aceptaba. Se le informó de que si viajaba a Estocolmo para recogerlo, no podría volver a entrar en su país. La decisión fue muy dura para el escritor; su hijo Yevgenii narró más adelante que le costaba reconocer a su padre aquella noche. Ya nada importa, afirmó. He rechazado el premio.