La figura enorme y avasalladora dentro del mundo de la literatura que supone León Tolstói hace que cuando hablamos de Tolstói -a secas- todos tengamos presente de quién estamos hablando, de ese ruso barbudo con mal genio, padre de la novela moderna y autor de Guerra y Paz, Anna Karénina, La muerte de Iván Ilich o Los cosacos.
Además, Tolstói fue una figura popular de alcance mundial, algo desconocido para la época, y más en la Rusia zarista de principios del XX. Mucha gente desconoce la influencia de Tolstói sobre gente como Gandhi y en el pensamiento de la no resistencia.
Pero diez años antes del nacimiento de León Tolstói llegó al mundo Alekséi Konstantinovich Tolstói, primo lejano de León, y que se mantuvo en una línea mucho más cercana al título de conde que portaba su primo que él mismo, estando ligado a la cancillería real y siendo incluso maestro de ceremonias en la corte de Alejandro II.
Alekséi K. también tenía el gusanillo de la literatura, dicen que por la influencia que Goethe, a quién conoció de niño, tuvo sobre él. Su obra es romántica, nacionalista y escribió desde poesía a obra teatral, siendo muy famosos sus cuentos sobre leyendas rusas El vampiro y La familia del Vurdalak, dos pequeñas joyas publicadas hace poco en español.
Pero la familia Tolstói de escritores no queda aquí, complicándole más el asunto a libreros y lectores que se ven arrollados por la diferente grafía con la que se traducen los símbolos cirílicos al castellano. Alekséi Nikolayevich Tolstói, el más joven de los tres, nacido en 1883 en Pugachyov. Su nombre, Alekséi, se le puso en honor de Alekséi K. -con quien se le suele confundir- y fue criado alejado de la corte y la nobleza por culpa de un enorme escándalo de amantes, duelos y engaños protagonizado por sus padres.
Esto podría resultar anecdótico, pero Alekséi se crió ateo y antimonárquico, leyendo a Marx y a Plekhanov. Hasta los 13 años no conoció la identidad de su verdadero padre, el Conde Nikolai Tolstói, y siempre se negó a conocerlo en persona. A su muerte heredó una pequeña fortuna y el nombre de la familia. Pese a todo, siguió con sus ideas políticas y su afición por la escritura, animado por autores como Gorky.
Alekséi N. vivió muchos años en París y Berlín, pero se hizo muy famoso en la Unión Soviética por sus novelas procomunistas, entre las que me gustaría llamar la atención sobre Aelita -recién editada por la gente de Nevsky-, una novela de ciencia ficción en la que los soviets se lanzan a viajar hasta Marte. (Al parecer los rusos llevan desde entonces con el mismo proyecto)
Gracias a sus novelas, e historia pasada, Alekséi N. fue uno de los pocos nobles que podía exhibir sin problemas su título de noble, siendo llamado popularmente Camarada Conde.
Estos son entonces los tres Tolstói: León, Alekséi Konstantinovich y Alekséi Nikolaevich, tres maneras muy diferentes de vivir, soñar y entender la vida y la literatura.