Tras dejarme un gran sabor de boca con su excelente antología Fantasmas, Joe Hill atacó de nuevo mi biblioteca con su primera novela, El traje del muerto, dispuesto a cumplir las expectativas que había creado.
Hay que decir una cosa: la sombra que arrastra Joe Hill es alargada, para los amantes del género es casi imposible evitar la inmediata comparación con su padre, Stephen King, aunque con el cambio de nombre haya hecho posible que muchos lectores hayan sido capaces de leerle sin entrar en ese juego tan desigual.
Dejando a un lado esa odiosa comparación, no ya por calidad o temática, sino por la diferencia de generación, tiempo y referentes, Joe Hill presenta una excelente ópera prima que lo sitúa muy alto en lo que al terror más accesible se refiere.
En El traje del muerto nos encontraremos a Jude, un viejo rockero satánico, mezcla de un Ozzy Osbourne y un Marilyn Manson actual, que ya ha pasado la cincuentena y mantiene una cínica actitud frente a la vida. Coleccionista de todo tipo de cacharrería esotérica, más para aumentar su propia leyenda que otra cosa, Jude también colecciona otra cosa: hermosas chicas góticas a las que llama por el nombre del estado en que nacieron.
Georgia es la actual chica de Jude, ex-stripper y sureña hasta la médula, terca y enamorada. Un papel femenino que evoluciona bastante desde su primera aparición en el libro -poco más que una niñata-, hasta desarrollar una personalidad interesante.
La acción comienza con la compra por parte de Jude de un fantasma por Internet. Aprovecha una oferta inusual y adquiere un traje al que está unido el espíritu de un anciano, en teoría afable. Animado por su afán coleccionista, Jude no puede evitar quedárselo y a los pocos días le llega un paquete con el traje del muerto. Lo que no espera es que sí exista ese fantasma, y mucho menos aún que el fantasma en cuestión esté decidido a matarlo a él y a todos los que le rodean.
El traje del muerto sigue un esquema tradicional. De una situación normal se inicia una escalada de sucesos que culminan en un viaje, en este caso por el profundo sur americano, en el que los personajes cambian y aprenden. Tiene también dos finales, el de la trama en sí, a resolver en el final del viaje, y otro en el que, con cierta parsimonia, Hill cierra hilos sueltos y nos muestra el futuro de varios protagonistas.
¿Qué tiene entonces El traje del muerto de especial? Es un libro que mantiene la tensión de manera admirable y cuyos personajes enganchan desde el principio. El escenario está muy bien planteado y, aunque no se regodea mucho en el viejo Sur, ese ambiente caluroso y a veces onírico aparece reflejado a la perfección.
Sus defectos son inherentes al tipo de narración escogida: en algunos momentos es muy previsible, algo que sólo molesta si la lectura se hiciera muy espaciada, pero que leyendo de tirón apenas es un detalle. También repite mucho ciertas escenas y frases, acabé del «pelo sudoroso pegado a las sienes» algo harto, pero son problemas menores.
El traje del muerto es, en definitiva, una pieza de terror fácil y trabajada que mantiene la mirada hipnótica y pegada al libro desde el principio hasta el final.
Joe Hill