Aunque se han traducido y editado algunas de sus obras en España, es muy posible que a muchos de los lectores de este artículo el nombre de Diana Wynne Jones no les diga absolutamente nada. Y sin embargo, es un nombre íntimamente relacionado con otros que seguramente sí les sonarán.
Wynne Jones nació en 1934 en Londres, y en su autobiografía declara que su particular forma de escribir probablemente se deba a que con sólo cinco años el mundo se volvió loco. Y no es para menos, sus padres, pendientes del nacimiento de su tercera hija y asustados ante la inminencia de la guerra, llevaron a Diana y a su hermana Isobel (quien luego se convertiría en la célebre teórica literaria Isobel Armstrong) a vivir con sus parientes en la Gales profunda, algo que marcaría a las niñas para el resto de su vida. Aunque finalmente volvieron con sus padres en Essex, éstos se despreocuparon mayormente de sus hijas, ocupados por sus empleos como profesores, lo que les condujo a una infancia solitaria e imaginativa. Diana acabó entrando en Oxford, donde asistió a clases de grandes como C.S. Lewis o J.R.R. Tolkien. De Lewis, Diana recuerda que era un excelente orador, muy popular entre los alumnos. De Tolkien, que era importante sentarse lo más cerca posible del filólogo, ya que si no era imposible entender su suave murmullo. El mismo año en que se licenció, 1956, contrajo matrimonio con John Burrow, especialista en literatura medieval, con quien ha tenido tres hijos, Richard, Michael y Colin.
Es muy probable que siga sin deciros nada su nombre. Tal vez os dé más pistas si os digo que la mayoría de críticos coinciden en que J. K. Rowling le debe bastante a la Sra. Wynne Jones. Y es que todo esto de colegios para brujos, de niños con poderes, ya lo había hecho bastante antes Diana, y para muchos (entre los que me incluyo), bastante mejor. El humor oscuro de Diana, sus múltiples lecturas y su profundo conocimiento de la psique adolescente conducen a una serie de libros que, pese a su calificación de juveniles, son tremendamente adultos. La crítica está siempre presente en sus obras: la crítica a la discriminación, la crítica a la religión y al autoritarismo en todas sus formas; y un sentido agudo de empatía por esos terribles años de desconcierto que llevan a la madurez. Ha sido comparada frecuentemente con Neil Gaiman, autor con quien mantiene una estrecha amistad: ella le dedicó su novela Hexwood, y éste dedicó su conjunto de novelas gráficas Los libros de la magia a “cuatro brujas”, entre las que estaba Jones. En su país natal, Wynne Jones es una referencia constante para los escritores de fantasía, tal vez por su conocida obra La guía completa de Fantasilandia, en la que ridiculiza todos los tópicos de la fantasía de capa y espada.
Aquí en España, sin embargo, Wynne Jones ha dejado su marca sobre todo en los fans de Hayao Miyazaki (La princesa Mononoke, El viaje de Chihiro), quien adaptó uno de sus libros para su película de animación El castillo ambulante, que fue nominada al Óscar en 2005. En el presente, Diana se está recuperando de un cáncer de pulmón, y a sus 76 años sigue escribiendo y publicando maravillosas obras de fantasía para niños y adultos.