J.G Ballard fue el escritor visionario de una sociedad que no quería profetas de su propia decadencia, de ahí que su obra se moviera siempre a caballo entre lo más intelectual y el underground más pop.
Con los años la figura de Ballard fue creciendo -el impacto de ser adaptado por Spielberg en El Imperio del Sol, y luego por David Cronenberg en varias ocasiones elevó su posición varios enteros-, para acabar siendo un autor de género que nunca, en realidad, estuvo ni dentro ni fuera de la ciencia ficción, en una paradoja propia de la esquizofrenia habitante de muchos de sus personajes.
La influencia de Ballard a su alrededor, reconocida o no, o simplemente la conexión del escritor con otros artistas de su tiempo, ha servido como excusa a la Galería Gagosian de Londres para inaugurar una más que interesante muestra: Crash, homenaje a J.G. Ballard.
Desde el 11 de febrero al 1 de abril se podrán disfrutar obras que podrían encajar en el peculiar universo ballardiano sin demasiados problemas, contando con autores de primer nivel como Francis Bacon, Salvador Dalí, Andy Warhol, Roy Liechtenstein o Douglas Gordon.
Sin duda, una manera interesante de comprobar hasta qué punto la pluma de Ballard era capaz de transcribir lo que pasaba por la mente de generaciones de artistas atrapados en cambios sociales y que se enfrentaron a un nuevo mundo tecnológico, vacío y pequeñoburgués.