La vida no termina después de la saga de Crepúsculo. O la no-vida, si es que estamos hablando de vampiros.
Eso es de lo que parece ir -todavía no he podido hincarle los colmillos- una nueva saga que reúne amor, terror y fantasía en un explosivo cóctel literario: las Crónicas Vampíricas de L.J Smith (no confundir con las crónicas del mismo nombre escritas por Anne Rice). Una saga de cinco libros lanzada para que todos los aficionados a este oscuro género puedan seguir disfrutando de horas de diversión.
Las Crónicas Vampíricas, Destino [2008], están compuestas por Despertar, Conflicto, Furia e Invocación. Existe otro libro más: Blood will tell, del que nada se sabe en cuanto a fechas de publicación. Por ahora, sólo los dos primero volúmenes han aparecido en el mercado español, pero ya empieza a formarse un cierto movimiento parecido al que se logró con Stephanie Meyer.
Así empieza Despertar:
¡Damon!
Un viento helado azotó los cabellos de Elena contra su rostro, tirando de su fino suéter. Hojas de roble se arremolinaban entre las hileras de lápidas de granito, y los árboles hacían entrechocar las ramas
frenéticamente. Elena tenía las manos heladas, los labios y las mejillas entumecidos, pero se mantuvo directamente de cara al aullante viento, gritándole:
¡Damon!
Aquel tiempo era una exhibición de su Poder, destinada a ahuyentarla. No funcionaría. La idea de ese mismo Poder vuelto contra Stefan despertaba en su interior una furia abrasadora que ardía en oposición al viento. Si Damon le había hecho algo a Stefan, si Damon le había hecho daño…
En apariencia son un poco más juveniles que los de Crepúsculo, pero mantienen ese esquema que tanto ha triunfado desde los tiempos de Bram Stoker y Romeo y Julieta, no hay nada que nos llame más la atención cuando somos jóvenes que el amor imposible. A excepción, claro, del amor inmortal.