Antonio María Ávila Álvarez, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, publica en el Boletín Económico de ICE un interesante artículo sobre el libro electrónico, poniendo sobre la mesa algunas de las cuestiones claves del desarrollo de este mercado y dejando claro que la miopía que en algunos casos padece el sector no es compartida por todos. Las conclusiones de Ávila Álvarez me parecen muy interesantes: no existe un entorno jurídico, económico y fiscal favorable para el desarrollo de este mercado, y mientras esto continúe así, difícilmente se va a asentar un mercado por muchas plataformas de comercialización que aparezcan.
Partiendo de un breve repaso a los diferentes tipos de contenidos con los que nos podemos encontrar en la maraña digital y de algunas definiciones, Ávila coloca al libro electrónico en su contexto actual y exige al e-reader tres características para ser designado como tal: utilización de tinta electrónica, gran capacidad de almacenaje y conectividad. Pero en lo que se centra más el artículo es en los problemas a los que se enfrenta el mercado del libro electrónico para asentarse, ese marco deficiente del que habla en sus conclusiones. En otro post hablaremos de los problemas de identificación o de la falta de madurez del mercado pero, como la actualidad manda, parece interesante empezar por un problema que parece en vías de solución, la fiscalidad.
Tal y como denuncia el artículo, a pesar de todas la definiciones que hacen prevalecer el contenido frente al formato, para Hacienda los libros electrónicos no gozan de la reducción al 4% del IVA con la que si cuentan los libros tradicionales. El hecho de que, pocos días después de la publicación del artículo, el Ministerio de Cultura anunciase que los libros electrónicos tendrán también el IVA reducido, nos da una idea de lo rápido que cambia el panorama. Ahora hay que esperar que esta reducción se vea reflejada en el precio final del e-book.
Este anuncio fue realizado por la ministra en la presentación del proyecto Enclave de la Biblioteca Digital Hispánica. Enclave permite el acceso a través de la plataforma de la BDH a documentos digitalizados con derechos de autor propiedad de las editoriales colaboradoras, convirtiéndose así en un punto de acceso a la compra de estos documentos. Por ahora, han colaborado noventa editores con mil trescientos títulos de los que aun no están disponibles todos. El proyecto en si es muy interesante, una plataforma única de acceso a la información bibliográfica de todos los documentos digitales de nuestro patrimonio dependiendo la forma de acceso de los derechos; lo que el lengua común vendría a ser un buscador de libros electrónicos. Pero el hecho de que este tipo de iniciativas tengan que partir desde la administración pública nos da una idea de la inmadurez del mercado.
Como decíamos, uno de los problemas que afectan al mercado del libro parece solucionado acercándonos un poco a ese marco favorable del que habla Ávila Álvarez. Obviamente os recomiendo el artículo, al que vamos a coger de excusa para centrar un poco el debate sobre el mercado editorial electrónico.