La figura de Charles Fort es al mismo tiempo ignorada por la práctica totalidad del mundo y alabada por, a partes iguales, seguidores acérrimos y auténticos bromistas.
Pero no adelantemos acontecimientos. ¿Quién era Charles Hoy Fort? Nacido en Nueva York en 1874, Fort viajó de joven por el Oeste Americano, Escocia, Inglaterra y Sudáfrica antes de volver a casa, donde contrajo matrimonio con Anna Filing y con la que más tarde se mudaría a Londres, donde se dedicó a recopilar información de todo el mundo y a escribir como un auténtico demonio.
¿Cuál era la pasión que movía a Fort? Bien, era un hombre de un ego importante, escribió una autobiografía a los 25 años, y guardaba en su casa cientos de fichas con notas, en un meticuloso archivo en el que anotaba información sobre fenómenos extraños de cualquier tipo, dando prioridad a aquellos que estaban dotados de un cierto valor científico, sin importar que al final no tuvieran una validez demostrada. Estos sucesos son lo que Fort llamaba “Hechos condenados” y que son la base de su obra.
Así pues Fort trató de hilvanar una teoría que explicara aquellos fenómenos, que los relacionara y dotara de sentido. Uno de los fenómenos a los que prestaba mayor atención era el de las Lluvias Extrañas (agua de colores extraños, caída de peces, ranas, carne, hielo, etc) síntoma para Fort de una extraña lucha entre entidades extraterrestres que se desataba en el cielo de la Tierra, pero invisible para sus habitantes
Otra de las obsesiones de Fort era el de los Objetos fuera de Lugar, es decir, artilugios de una época que aparecían en otra, sin motivo aparente. Además de teleportaciones, combustiones espontáneas, telepatía, pirokinesia… hoy en día Fort habría sido un excelente guionista de televisión para series como Fringe o Almacén 13, pero en su época acabó por desarrollar una aguda paranoia y no pocos cuadros de depresión, pese a las buenas críticas que comenzaron a recibir sus escritos. Además, comenzó a formarse un grupo de seguidores que recopilaban la información que Fort describía y luego se la mandaban a casa, un germen de lo que luego acabaría siendo la Sociedad Forteana.
El libro más conocido de Fort, y en el que mezcla filosofía, fenómenos extraños, y una prosa en ocasiones delirante, es El libro de los condenados (1919), obra que ha sido traducida y publicada en numerosas ocasiones desde hace noventa años. Destaca el nivel de detalle y de trabajo que Fort realiza en el libro, desde un absoluto convencimiento que casi lo convierte en el padre de todos los conspiranoicos del mundo.
Los trabajos de investigación de Fort se condensan en cuatro libros, el ya mencionado Libro de los condenados, Nuevas Tierras, Lo! y Wild Talents. También se puede encontrar parte de una obra incompleta llamada x+y, más algunos cuentos de ficción, y hay una verdadera avalancha de información en Internet a poco que se realice una rápida búsqueda.
Poco a poco, Fort comenzó a sufrir algunos problemas de salud que derivaron en un diagnóstico fatal de leucemia, muriendo en 1932. Todas sus notas, más de 60.000 fichas, fueron donadas a la Biblioteca Pública de Nueva York.
Tras Fort surgió toda una serie de seguidores, unos más en serio que otros, que adoptaron la misma postura crítica frente a la explicación sencilla, o a la ausencia de ella, frente a fenómenos extraños. La fascinación por lo desconocido y la diversión por ir más allá de la ciencia establecida lograron crear la Sociedad Forteana o el diario Fortean Times y muchos más grupos que comparten, hoy en día, la misma pasión que una vez animó a Charles Fort a mirar al cielo y preguntarse qué había allí arriba realmente, qué era lo que nos estaban ocultando.
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(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.