De todos es conocida la tendencia de los Premios Nobel de literatura a premiar a autores o autoras en base a elementos no literarios de manera que, en ocasiones, parece que se haya elegido a un autor como se eligen a las sedes olímpicas: no repetir país o continente, premiar los gestos políticos o literaturas desconocidas…
Así podemos hacer apuestas si este año le tocará a alguien de tal continente o si hace mucho que no se lo dan a un latinoamericano. Este sistema puede parecernos injusto pero teniendo en cuenta la cantidad de autores que merecen el premio desde tradiciones muy diferentes, tampoco creo que sea demasiado criticable. Otra cosa es si pasa, tal y como denuncia María Kodama, viuda de Borges, que el premio no se conceda por razones políticas. Según Kodama, Jorge Luis Borges era demasiado incómodo su forma de pensar no caía bien, no interesaba y no le podían premiar y que si tenía algún tipo de convicción la sostenía; él no cambiaba su opinión para tener algo aunque este algo fuera el premio Nobel.
Estas declaraciones las realizó María Kodama en la visita que realizó a la exposición El Atlas de Borges en la que se recrean los viajes que realizó el genial autor argentino y que ha recorrido diferentes ciudades españolas, como Madrid, Almería o León.
Fuera cual fuese el motivo de no concederle el Nobel este es uno de esos casos de “pues ellos de lo pierden” por que, aunque a todos nos gustan los premios, no hay duda de que Borges continúa siendo quien es y el Nobel es un poco menos brillante sin él.
Jorge Luis Borges