Leo en El País un artículo de opinión de Juan Goytisolo en el que explica sus razones para rechazar el Premio Internacional de Literatura, un premio otorgado con la financiación de la Yamahiriya Libia Popular Democrática, vamos, el gobierno libio en manos de Muammar al-Gadaffi.
Las razones esgrimidas por Goytisolo para rechazar el premio, pese al respeto que muestra al jurado que decidió darle el honor y los 150.000 euros que conlleva el galardón, por una cuestión ética, ya que Goytisolo se ha posicionado en contra de los regímenes, tanto dictatoriales como de apariencia democrática, que, según el, hacen que el mundo árabe sea incapaz de avanzar de acuerdo a los tiempos que corren.
Goytisolo ha dicho “Gracias pero no” y de esa forma afianza su postura pública y ética. Sin embargo, al leer los comentarios a la noticia, tanto el propio periódico como en otros medios, surgen varias preguntas recurrentes. ¿No podía haber aceptado el premio y donado esa cantidad de dinero a una obra benéfica? Otros incluso van más allá y opinan que esos 150.000 euros deberían haber terminado en manos de grupos opositores a Gadafi. Los hay, claro, que simplemente acusan a Goytisolo de vanidoso…
En mi opinión, ha hecho lo correcto. El hecho, el simple gesto de aceptar el premio haría que su nombre fuera relacionado para siempre en todas las enciclopedias, wikis o bases de datos, con independencia de qué hiciera luego con el premio, dotando de reconocimiento o validez a la institución que lo organiza, algo que, por lo dicho, no quería que sucediese.
¿Y vosotros? ¿Qué hubierais hecho?
Juan Goytisolo