Galveston es un libro que viene avalado por los premios World Fantasy y el Sunburst, publicado en nuestro país de manos de La Factoría de ideas y que no ha logrado escapar del saldo que dicha editorial comenzó a realizar hace unos meses.
En Galveston, Sean Stewart nos cuenta la historia de, disculpen la redundancia, la ciudad de Galveston tras una ola de poder mágico en forma de inundación, a partir de la cual una pequeña parte del casco urbano queda atrapada en un Mardi Grass -típico carnaval sureño- eterno y peligroso, en el que los habitantes allí abandonados acaban sucumbiendo al exceso de magia, transformándose en seres más allá de lo humano.
Mientras el resto de la ciudad trata sin demasiado éxito de volver a funcionar -es un reto difícil, la inundación ha dejado aislada la ciudad, la tecnología apenas funciona y no queda demasiado de nuestro mundo-, el carnaval es un lugar apetecible que visitar y en el que dejarse llevar, quizá hasta un confortable olvido. Además, el sistema sureño en el que las viejas familias controlan la sociedad se extrema hasta el punto en que, junto con las distintas casas de carnavaleros, dominan por completo lo que queda de la ciudad.
Galveston no es un mal libro, pero hay ciertos detalles que lastran un poco su potencial. El inicio de la historia es algo lento, pasan unos cuantos capítulos hasta que el argumento se decide a arrancar y en el que no sucede demasiado. Luego, pese a que la historia acaba por atrapar al lector, los personajes sufren altibajos sin demasiado sentido para acabar de una manera bastante previsible.
En el lado bueno, el libro destila originalidad y la idea del Mardi Gras eterno es un gran acierto. Una vez superado el escollo inicial, la historia se desarrolla de manera suave y la verdad es que tiene un ritmo más que correcto. Acabas por encariñarte con más de un personaje y los últimos cambios de escenario resultan divertidos y aligeran un tanto la narración.
Galveston es un libro que puede hacerse un hueco en las estanterías de los aficionados al género fantástico alejado de mundos épicos y magia medieval. Aquellos que busquen grandes sagas y luchas maniqueístas, abstenerse.
Sean Stewart
Galveston