Llega Agosto y el calor aprieta. La mayor parte de la gente está de vacaciones y la que está trabajando no quiere agotarse en exceso. Las moscas vuelan con lentitud hipnotizando a aquellos que logran mantenerse despiertos. Alguien abre una lata y pega un largo trago.
Es el momento ideal… ¡para las serpientes de verano!
La serpiente de verano se camufla bien, se arrastra sigilosa entre las noticias sobre traspasos de jugadores de fútbol y los artículos sobre actividades municipales. El redactor de noticias apenas la ve llegar hasta que es demasiado tarde: unos colmillos en forma de palabras clave se le hunden bien hondo junto a la femoral y apenas puede exclamar un ligero gruñidito que no alerta a sus compañeros de trabajo.
Ahora en serio, noticias como la del posible plagio de Crepúsculo, eco de una noticia sobre una demanda sin demasiado tino, que se ha lanzado en USA, no debería de merecer ni la esquina inferior de la página de obituarios. Al parecer una chica, Jordan Scott, publicó un libro (Nocturne, 2006) -o no lo publicó, la cosa no está muy clara, lo cierto es que aparece en Google Books, pero ni se lee ni se vende- y dice que tiene algunas claras similitudes con Amanecer.
Dejando a un lado que la trilogía de Crepúsculo no destaca por su originalidad -otra cosa es su evidente capacidad para conectar a la perfección con un determinado público– y que el tema de los vampiros está más que manido, todo esto no parece más que un intento por llamar un poco la atención y hacerse un nombre literario… o algo así. Los planes complicados para conquistar el mundo se me hacen difíciles de seguir.
Bien. Y ahora, mientras la serpiente suelta los colmillos de mi pierna y sigue su camino en busca de otro redactor, seguiré con mi bebida a la espera de que Cristiano Ronaldo saque su autobiografía y la siguiente culebra se pasee hambrienta por debajo de mi mesa.
Amanecer