Si vas a Estocolmo puedes hacer la ruta Millenium y rememorar los lugares donde viven sus aventuras Lisbet Salander y Mikael Blomkvist. En Londres podrás seguir los pasos de Jack el Destripador y sus truculentos crímenes. En París puedes seguir la existencial vida de Simone y Sartre. En Cuba emborracharte con el fantasma de Hemingway. Y en Bombay seguir los pasos de los protagonistas de Slumdog Millionaire, película basada en ¿Quiere ser millonario? de Vikas Swarup, y visitar las chabolas mientras intentas no caerte en una fosa séptica. Es la evolución lógica, después del turismo escatológico (cementerios, poetas muertos) faltaba el turismo chabolista.
Gracias a la agencia Reality Tour podemos hacer una visita a Dharavi, el mayor suburbio de Asia y comprobar que, además de pobres como ratas, trabajan de sol a sol, sobreviviendo gracias al reciclaje de aquellas cosas desechadas por otros barrios. La parte positiva es que el ochenta por cien de los recaudado se invierte en el mismo Dharavi para mejorar, aunque sea mínimamente, la vida de estas personas. Si tenéis la intención de hacer esta visita es recomendable leerse primero el libro y dejar de lado la visión más edulcorada de la película.
De todas formas, este tipo de iniciativas me siguen produciendo un poco de repulsión. Sería como visitar Guantánamo a cambio de ir pagándoles la representación legal -en el caso de que la tuvieran, claro- o los lugares de reclusión de los secuestrados de la FARC mientras van haciendo caja para pagar el rescate. ¿Para cuando visitas guiadas a los corredores de la muerte de los EE.UU.?
Vikas Swarup
¿Quiere ser millonario?