La obra del escritor checo Franz Kafka no solo influyó en la literatura posterior, sino que también ha dado lugar a un término de uso cotidiano: kafkiano. Te contamos qué significa, así como su origen y su aplicación a momentos del día a día.
La literatura tiene la capacidad de trascender sus propias fronteras e instalarse en nuestra vida cotidiana, hasta el punto de que términos literarios son usados incluso por aquellas personas que no han leído las obras a las que se refieren. Muestra de ello es cómo los rasgos distintivos de la obra del escritor checo Franz Kafka, especialmente los relativos a La metamorfosis y El proceso, se han convertido en un adjetivo de uso común: kafkiano. En este artículo te contamos qué quiere decir que algo es kafkiano y profundizamos en las características del término.
Qué significa kafkiano
Si buscamos el significado de kafkiano según la RAE, descubrimos que es un adjetivo con tres acepciones; la primera, «perteneciente o relativo a Franz Kafka, escritor checo, o a su obra», la segunda, «que tiene rasgos característicos de la obra de Kafka» y, la tercera, «dicho de una situación: absurda, angustiosa».
Por tanto, cuando le aplicamos el significado de kafkiano es que no tiene lógica alguna, que escapa de los límites de la razón, que no lo comprendemos en su totalidad y, por tanto, nos genera desazón. Seguro que hay un sinfín de momentos en tu vida en que has podido utilizar este vocablo y si no lo conocías… ¡ahora ya puedes usarlo!
Además, este adjetivo también se puede sustituir por sinónimos de kafkiano como ilógico, surrealista, irracional, incomprensible, indescifrable, incognoscible, ininteligible, opresivo, asfixiante, incoherente o angustioso.
Qué características tiene algo kafkiano
Es el universo kafkiano, conformado por novelas, novelas cortas y cuentos, el que le otorga al término su significado. Entre las páginas de sus obras se desarrollan historias que, a pesar de no contar con un nexo temático, sí cuentan con una característica común: parten de un hecho absurdo en el que los personajes deben desenvolverse de la mejor manera que puedan.
Cuando describimos algo como kafkiano, nos estamos refiriendo a una situación que carece de lógica, es inverosímil. Para que esta pueda ser descrita con este término también tiene que generar una atmósfera opresiva y asfixiante, desconcertando a la persona que la está experimentando.
Origen del término kafkiano
Este término nace de adjetivar el apellido del escritor checo Franz Kafka; son sus obras, tan peculiares como relevantes para el mundo de la literatura, las que dan sentido al uso del término en nuestro día a día. Y es que las historias que se anidan entre sus páginas están repletas de hechos que volverían loco a cualquiera; sus protagonistas se enfrentan a lo que les ha tocado vivir y acaban atormentados por una serie de preguntas sin respuesta que, a base de hacerles cuestionarse su propia existencia, los sumerge en un ambiente de absoluto horror kafkiano.
En La metamorfosis, la obra más emblemática de Kafka, Gregorio Samsa se despierta convertido en un insecto. Una vez se vuelve consciente de lo que está ocurriendo —¡ya no es humano!—, empieza a hacerse preguntas sobre cómo será su vida de ahora en adelante. A partir de ese momento, Samsa verá cómo todo se transforma a su alrededor: su percepción de las cosas, su relación con su familia, su forma de estar en el mundo…
También le infunde significado al término kafkiano la obra El proceso, libro que se publicó en 1925 póstumamente gracias a que su amigo Max Brod no atendió a la petición del autor de quemar todos sus escritos. La novela procede de un manuscrito inconcluso que presenta a Josef K, un hombre que recibe la visita de unos agentes que le informan que queda arrestado. La cuestión es que no sabe siquiera de qué se le acusa. En ese instante se inicia contra él un proceso judicial que se convierte en una auténtica pesadilla: ¿cómo va a enfrentarse a un juicio por un crimen que ni él mismo es consciente de haber cometido?
Además de por sus novelas más importantes, kafkiano le debe su significado a cuentos como «Informe para una academia», donde un simio da una conferencia académica acerca de su pasado como mono y su labor imitando el comportamiento humano, o «Las preocupaciones de un padre de familia», en el que el autor presenta al Odradek, una criatura animada con forma de bobina de hilo.
Lo kafkiano en la literatura más allá de Kafka
Las obras de Kafka, que además de enormemente paradójicas se enmarcan en la corriente filosófica del existencialismo (la reflexión en torno a la condición humana, la libertad o el significado de la vida), influyeron en gran medida en la producción de escritores posteriores.
Uno de los autores en los que más impacto tuvo Kafka fue Gabriel García Márquez. En más de una ocasión el colombiano admitió que la lectura de La metamorfosis había supuesto para él un antes y un después en su trayectoria. En 1947, estudiaba Derecho y su mayor interés era la poesía; sin embargo, una vez cayó en sus manos el libro protagonizado por Gregorio Samsa, su percepción cambió por completo. Y es que la historia no solo le recordó como a cómo le contaba las historias su abuela, sino que también le demostró que era posible mezclar con ingenio lo real con lo mágico. Un día después de leer La metamorfosis, el autor comenzó a escribir su primer cuento; poco después, abandonó la universidad y terminó dedicándose a la literatura.
La producción kafkiana también influyó en otro autor latinoamericano de renombre, Jorge Luis Borges. El argentino admiraba del checo su capacidad para crear historias sacadas de la peor de las pesadillas, y hacerlo con un lenguaje preciso, descriptivo y evocador. Su huella se puede rastrear en cuentos de Borges en los que los protagonistas buscan explicación a sucesos que despiertan muchas preguntas, pero de los que no se obtiene ninguna respuesta.
Asimismo, puede percibirse a Kafka en escritores y filósofos existencialistas como Albert Camus y Jean-Paul Sartre. Ejemplo de ello es El extranjero de Camus, en el que el protagonista asume que la vida es un absoluto absurdo y se niega a ceñirse a cualquier convención humana y social; Sartre, por otro lado, muestra su inspiración kafkiana en La náusea, donde un hombre que escribe la biografía de un aristócrata del siglo XVIII empieza a sentir una extraña sensación, la Náusea, que le hace replantearse profundamente cuestiones relativas a la condición humana.
Cuándo usamos kafkiano actualmente
En resumidas cuentas, lo kafkiano ha trascendido los límites de la literatura para tomar forma como un concepto aplicable a momentos que experimentamos en nuestra vida diaria. Fruto de todo lo mencionado anteriormente —las características de la obra de Kafka y el origen del término—, podemos hablar de una situación kafkiana cuando esta es incomprensible bajo la perspectiva de la lógica. Este sinsentido deriva en una sensación de agobio y angustia, un laberinto de preguntas sin resolución que causa zozobra y desasosiego y que lleva a la persona a cuestionarse su vida y su percepción del mundo tal y como lo conocemos.
Otros epónimos literarios
Kafkiano no es el único epónimo literario que ha encontrado su lugar en el habla cotidiana. Te presentamos algunos ejemplos de términos originados en la literatura que se han convertido en adjetivos.
Dantesco (Dante Alighieri): se utiliza cuando una situación es aterradora o genera espanto, puesto que esas son precisamente las sensaciones que despierta la descripción del infierno y el cielo en la Divina Comedia.
Rocambolesco (derivado de Rocambole, personaje creado por el vizconde Pierre Alexis Ponson du Terrail): dícese de una circunstancia extraordinaria, exagerada, inverosímil, difícil de creer. El concepto hace alusión a las aventuras de Rocambole, que atraviesa una serie de peripecias y pasa de ser un ladrón a ser un justiciero.
Orwelliano (George Orwell): designa todo aquello que oprime, reprime y destruye la libertad. Este concepto es fruto de su obra 1984, en la que se presenta una sociedad totalitaria cuyos miembros están sometidos al poder del Gran Hermano.
Sádico (Marqués de Sade): la obra del escritor y filósofo francés, de carácter explícito, obsceno y depravado, convierte este adjetivo en una palabra perfecta para hacer alusión a circunstancias de estas características.
También son epónimos muy utilizados en el día a día quijotesco, lovecraftiano o maquiavélico, entre muchos otros.