La segunda novela de Domingo Villar es también la segunda entrega de las aventuras de Leo Caldas y su ayudante Estévez, de nuevo en el mismo escenario principal, Vigo, pero adentrándose en el mundo de los pequeños pueblos de pescadores que componen el paisaje de la costa gallega.
Se nota la diferencia con su primera novela, sobre todo en el tamaño. Parece que Villar ha podido dedicarle un poco más de tiempo a la escritura y se permite ampliar más el espacio dedicado a su protagonista, a Caldas, en una serie de pequeños capítulos sobre su vida personal que recuerdan poderosamente la influencia del sueco Mankell.
El peso de la novela sigue girando en torno a la investigación de un suicidio/asesinato, en esta ocasión el de un pescador solitario y depresivo encontrado en una playa famosa por ser punto final de muchos ahogados. Leo Caldas y su ayudante, que, aragonés de pura cepa, es incapaz de comprender la ambigüedad gallega, se enfrentarán al habitual muro de desconfianza de las poblaciones rurales a la hora de desentrañar tanto el misterio de esa muerte como la de unos hechos sucedidos diez años antes. A eso habrá que añadir sus problemas personales, que incluyen esta vez la enfermedad de un familiar, así como su trabajo en la radio, que ama y odia al mismo tiempo.
Los puntos fuertes de la novela siguen siendo los mismos, unos buenos personajes, incluyendo los secundarios, una buena representación de la sociedad gallega, un buen tour gastronómico cada vez que Caldas se acerca a un bar, y mejora, como ya he dicho, la vida personal de algunos personajes. La parte más floja quizá sea la resolución de la investigación, algo acelerada y a partir de una casualidad -plantada, eso sí, desde el principio de la historia- pero que permite a Villar jugar un poco a lo Agatha Christie para despistar al personal.
La playa de los ahogados será del agrado de los aficionados al género, que podrán disfrutar de algún guiño que otro como el que se hace a la autora francesa Fred Vargas. Una buena novela para consumir las tardes de verano.
La playa de los ahogados