- La etiqueta de literatura femenina es una cuestión que ha generado un intenso debate en los círculos académicos y literarios.
- Reunimos las diferentes posturas respecto a la pregunta de si existe o no esta categoría.
La pregunta de si existe o no la literatura femenina ha suscitado intensos debates en el ámbito académico. Tanto se ha estudiado y analizado la cuestión que, a día de hoy, no se ha llegado a un consenso entre críticos, investigadores, escritores y otras figuras clave del sector literario. Si bien es cierto que no se cuenta con conclusiones claras y definitivas —y probablemente nunca se alcance ese nivel de acuerdo debido a su complejidad—, sí es posible abordar los diferentes enfoques que han surgido a partir de esta problemática. A continuación, reunimos las distintas posturas al respecto con el objetivo de dibujar un panorama que resulte esclarecedor a la par que enriquecedor.
Para adentrarnos en la materia es necesario hacerse una pregunta: ¿existen elementos de la literatura escrita por mujeres que la diferencian de aquella escrita por los hombres? De ella se derivarían dos respuestas: sí, hay diferencias o no, no las hay.
Hay diferencias entre la escritura de mujeres y hombres
Antes de entrar a evaluar qué se defiende, y por qué, desde este enfoque, es importante hablar de cuáles son esos rasgos propios de la literatura femenina que, a lo largo de la historia, han podido percibir los críticos e investigadores en las obras escritas por mujeres. En primer lugar, las referencias al ámbito doméstico, aspecto que podría tener su origen en el hecho de que ese es el espacio al que se ha relegado a las mujeres durante mucho tiempo y, por tanto, es un lugar conocido y del que pueden hablar largo y tendido. En consonancia con esta característica, es también destacable en su escritura una predilección por los espacios interiores. Asimismo, se atribuye a la literatura escrita por mujeres más detalle a la hora de describir sensaciones y emociones, así como una mayor riqueza léxica, especialmente en el uso de los adjetivos. Otros aspectos que también se han apuntado como relevantes son su particular percepción del amor, el uso del monólogo interior como técnica narrativa o la pérdida de la relevancia de la figura masculina.
Estas características las han achacado unos a las diferencias históricas en las experiencias vitales de las mujeres respecto a las que han vivido los hombres; en otros casos, consideran que tienen su origen en la biología. Otros, directamente, rechazan estas dos perspectivas.
Volviendo al tema que nos atañe, la afirmación de que la escritura de las mujeres tiene características definitorias se ramifica en dos planteamientos diferentes: por un lado, quienes dicen que las obras escritas por mujeres son diferentes a las masculinas y por ello hay que categorizarlas aparte y, por otro lado, quienes admiten estas diferencias pero no consideran que haya que ponerles a estas obras una etiqueta específica.
La defensa de la categorización de los libros escritos por mujeres como literatura femenina está íntimamente relacionada con el marketing editorial. Con el auge del feminismo y la oleada de movimientos orientados a rescatar las voces de escritoras que fueron olvidadas por la historia, las editoriales han encontrado en la literatura femenina un nicho de mercado muy potente. También se benefician los sellos del hecho de que las mujeres leen más que los hombres; por ende, dirigir las campañas publicitarias a ellas tendrá efectos más notables en cuanto a ventas. ¿Beneficia esto a las autoras o, por el contrario, les perjudica? Hay escritoras que lo agradecen, porque tiene un efecto directo en su éxito, mientras que otras se desvinculan de esta etiqueta por considerarla discriminatoria y contraproducente.
De otro lado, están quienes, a pesar de aceptar que hay elementos distintivos entre unas obras y otras, prefieren referirse a esta literatura como literatura escrita por mujeres en lugar de literatura femenina. Este término tiene una concepción verdaderamente peyorativa en multitud de contextos y la literatura no es una excepción. Cuando se trata de libros, si estos están categorizados como “femeninos”, la percepción del lector cambia radicalmente con respecto a aquellos que no llevan esa consigna. La literatura femenina, pues, se asocia con contenido sentimentaloide, cursi, blando… Esta errónea visión desaparece si en lugar de esta terminología se utiliza la de literatura escrita por mujeres.
No hay diferencia entre la escritura de mujeres y hombres
En contraposición a quienes defienden que hay una estética literaria femenina, los hay que no encuentran el sentido en buscar diferencias entre la literatura escrita por hombres y la escrita por mujeres. ¿Quién no pensaría que es ridículo hablar sobre literatura masculina? Al fin y al cabo, nunca ha hecho falta esa distinción porque la literatura escrita por hombres siempre ha sido considerada literatura a secas. El ámbito literario, históricamente, ha estado dominado por hombres. Las pocas mujeres que escribían tenían que hacer frente a multitud de adversidades fruto de la época en la que les tocó vivir; de hecho, muchas escritoras escribieron bajo seudónimo masculino para poder publicar sus obras. Además, cuando firmaban bajo su propio nombre quedaban expuestas a un sinfín de prejuicios misóginos como la consideración de que las producciones literarias escritas por mujeres son de menor calidad, excéntricas y demasiado personales. Curiosamente, cuando una de las voces femeninas destacaba y era irrefutable su valía, se la tildaba de masculina o de un caso excepcional y diferente al resto de mujeres.
En definitiva, quienes abogan por este enfoque piensan que lo más justo, lo más inclusivo e igualitario es dejar de lado las etiquetas, puesto que hay tantas formas de escribir como escritores, independientemente de su sexo. ¿Acaso no hay mujeres que describen sin tapujos escenas de violencia, mientras que hay hombres capaces de escribir con una sensibilidad sobresaliente, siendo estos rasgos estereotípicamente del sexo opuesto? Por supuesto, nacer hombre o mujer moldea la experiencia de la persona y cómo ve el mundo, pero no por ello se tiene que encasillar su literatura en masculina o femenina.
Después de conocer todas las posturas respecto a la existencia de la literatura femenina, ¿qué opinas tú al respecto?