- Los lectores suelen sentir pavor al enfrentarse a lecturas de gran extensión.
- Os planteamos unos consejos para poder leer libros largos sin agobiarse durante el proceso.
Los libros largos, desde siempre, han infundido respeto incluso a los lectores más tenaces. Y es que, enfrentarse a un volumen de, digamos, mil páginas, es de todo menos una tarea sencilla. ¿Cuántas veces nos ha interesado una historia pero, al ver su tamaño, nos hemos echado atrás y nos hemos negado a leerla? ¿Cuántas grandes novelas nos estamos perdiendo simplemente porque nos da pavor empezarlas?
Este temor tan generalizado en el público lector puede deberse a diferentes motivos. En primer lugar, podría ser causado por la sensación de que terminarán aburriéndose al tratarse de una historia tan larga. Como lectores, nos hemos acostumbrado a la inmediatez, a leer libros menos extensos para dar pie a más lecturas en períodos cortos de tiempo. De este modo, estamos continuamente entretenidos y no llegamos a aborrecer ningún libro. En segundo lugar, el lector puede tener miedo a perderse a lo largo de la historia. Las novelas extensas precisan de un alto nivel de atención, puesto que es necesario estar pendiente de cada mínimo detalle para seguir el hilo argumental. En tercer y último lugar, achantarse frente a un libro largo puede deberse a la posibilidad de dedicar mucho tiempo a una obra que, a lo mejor, resulta ser finalmente una decepción.
Si a pesar de todas estas trabas aún estás dispuesto a darle una oportunidad a ese libro al que tienes ganas, pero con el que aún no te has atrevido, te proponemos una serie de consejos que pueden allanarte el camino.
Antes de empezar a leer
Apúntate a una lectura conjunta. Tal y como comentábamos en uno de nuestros artículos, gracias a este tipo de iniciativas el lector puede encontrar la motivación que necesita para emprender una nueva lectura que, en este caso, le produce respeto por su extensión. Tener a otras personas con quien comentar lo que se lee, al mismo tiempo que te enriqueces de puntos de vista distintos al tuyo, es una forma llevadera y entretenida de salir de nuestra zona de confort.
No empezar por libros excesivamente largos. La inmersión en una literatura más extensa es mejor hacerla de forma gradual. Si queremos pasar de golpe de leer libros de 300 páginas a libros de 800 o más, es muy probable que nuestro intento termine en fracaso. Recomendamos por ello ponerse metas cada vez más altas, sin proponerse objetivos difícilmente alcanzables desde el primer momento.
Lee el libro en formato físico. El formato electrónico es práctico generalmente pero, en la situación que estamos tratando, se puede tornar un obstáculo en lugar de una facilidad. ¿Por qué? Porque en un libro electrónico no podemos ver cómo avanzamos en nuestra lectura. A pesar de que nos puede indicar nuestra posición en el libro y cuánto nos falta para terminarlo, motiva más leer en papel y ver cómo cada vez quedan menos páginas para terminar la historia.
Infórmate sobre el libro. ¿Conoces ya a su autor? Puedes empezar por aprender un poco más sobre la persona que lo ha escrito —esto te puede dar claves para entender mejor la novela una vez te pongas con ella—, así como leer reseñas de otros lectores. Con este paso previo se puede aumentar el interés que te genera la lectura, para así iniciarla con mejor predisposición.
Organiza tu lectura. Proponte una meta diaria de lectura como podría ser, por ejemplo, de 50 páginas. Esta meta es, por supuesto, flexible y en ningún momento busca convertir la lectura en una obligación. No son deberes ni trabajo. La lectura nunca debería ser una imposición. Si no puedes cumplir con el objetivo diario, no pasa absolutamente nada, puesto que es simplemente una guía a la que acogerse para avanzar poco a poco.
Durante la lectura
Toma notas. Lleva contigo cuaderno y lápiz, y apunta los detalles que consideres oportunos. Con lecturas muy largas es muy fácil perderse entre tanta información y haber tomado notas de ciertos datos nos puede ser de gran ayuda para estar siempre ubicados en la historia.
Busca momentos de soledad. Además de que transportar un libro largo de aquí para allá es muy tedioso, cuantas menos distracciones tengamos, mayor será la atención que podremos prestarle al libro.
Combínalo con una lectura más ligera. La gran extensión del libro te puede dar la sensación de que no vas a terminarlo nunca. Para liberarte de esta angustiosa sensación, puede ser conveniente compaginar su lectura con la de otro libro más ligero. Para ello puedes, por ejemplo, leer el libro más ameno en el transporte de camino al trabajo y, en casa, dedicar tu tiempo libre al libro más extenso (recordemos que cuantos menos estímulos nos distraigan, más podremos beneficiarnos de nuestra experiencia lectora).
Al terminar de leer
Reséñalo. Terminar la lectura y hacer una pequeña valoración sobre ella te puede dar una satisfacción extra. Con ella cierras el ciclo de lectura y das por finalizado un proceso que, a priori, creías que no podrías concluir. Además, con tu opinión puedes animar a otros lectores a dejar atrás el miedo a los libros extensos.