- Hay lecturas que merecen nuestra atención.
- Leer más no es leer mejor.
Con la cantidad de libros que tenemos pendientes, cada vez se hace más difícil dedicarle la atención que se merece a cada novela que tenemos entre manos. Por si fuera poco, la vida contemporánea está llena de distracciones y nos hemos acostumbrado cada vez más a la inmediatez. Leer despacio no quiere decir que tardemos mucho en leer un libro por falta de tiempo, sino que aprovechemos al máximo las horas que le vamos a dedicar. De esa manera lo disfrutaremos por completo. Aquí os dejamos unos consejos para conseguirlo.
Leer en voz alta, o que te lean.
Se puede disfrutar de una buena lectura en voz alta, pero lo mejor es leer uno mismo. Saborear cada palabra, capturar el sentido de las frases, no saltarse párrafos porque nos entre el ansia de avanzar… además, si leemos para alguien también se establece cierta conexión y se ponen dudas en común.
Convertir la lectura en una experiencia social.
Tanto si lo hacemos con un amigo como si estamos en un club de lectura, comentar lo que estamos leyendo a medida que avanzamos nos hace prestar más atención a los detalles. Por no hablar de revisar lo que nos comenten que podamos haber pasado por alto.
Hacer anotaciones.
Si prestamos atención especial a párrafos y frases, a la estructura interna de la narración, y lo vamos apuntando, bien al margen, bien subrayando o bien en una libreta aparte, nos embarcaremos en otro tipo de lectura, lenta y sosegada, capaz de hacernos descubrir los secretos de cada novela.
Fuérzate a tomar descansos.
Estar leyendo durante horas seguidas es un placer, pero cuando el cerebro lleva trabajando en lo mismo durante mucho rato, empieza a perder el hilo. Para de vez en cuando de leer, aunque solo sea unos minutos, y trata de recordar lo que has leído, si lo estás entendiendo todo o si necesitas retroceder para comprobar alguna cosa.
Relee.
Es uno de los grandes momentos como lector. Si has devorado un libro con impaciencia, lo mejor es dejarlo unos meses en la pila de lectura y luego volver a empezar, pero sin prisa. Volver a disfrutar de un buen libro es como reencontrarse con un amigo, nos da tiempo a ponernos al día y descubrir un montón de detalles que habíamos pasado por alto.
Vía: Bookriot