- Su robo asciende a más de tres millones de dólares.
- Palahniuk había cancelado sesiones de firmas por no poder pagarse el transporte.
La vida del escritor no es fácil y depende mucho de la suerte. Suerte de encontrar un editor que se interese por un texto, suerte en que el libro encuentre su camino hasta las librerías, suerte de llegar en un buen momento para el público y suerte en lograr repetir esa fórmula tan voluble una y otra vez. En el caso de Chuck Palahniuk, la mala suerte parecía haberse cebado con él… pero la realidad era más sencilla: le estaban robando el dinero.
Como cuenta él mismo en su blog, llevaba una temporada pasándolo muy mal. De hacer largas giras firmando libros, en las que él mismo se pagaba a veces los desplazamientos y llevaba golosinas caramelos y ¡miembros de goma amputados para firmar!, había comenzado a dejar de salir de su ámbito más cercano ya que no podía permitirse ningún gasto extraordinario.
¿Cómo era posible? Sin duda, los royalties por sus novelas, que incluyen adaptaciones al cine tan exitosas como El club de la lucha, tendrían que suponer dinero suficiente como para que Palahniuk viviera de manera cómoda y confortable. Después de todo, aunque quizá no venda tanto como antes, sigue sacando libros en la actualidad y cuenta con un público fiel.
Pero no. Hacía tiempo que el dinero le llegaba con cuentagotas. Se ve que recibía numerosas excusas y lo estaba dejando pasar: que si se vendía poco, que si había problemas de salud, que si en ese momento nadie podía atenderle, que si la piratería de libros destrozaba la industria… el autor ya no sabía qué estaba pasando.
Lo cierto es que le estaban robando el dinero de los derechos de autor que le correspondían. Su agente, que formaba parte de una gran empresa de representación de autores, llevaba años sisándole gran parte de las ganancias que tenía que recibir. No solo a él, claro, pero la mayor parte de los otros beneficiarios eran herederos de derechos, como la familia de Puzo, el autor de El Padrino.
El pastel se destapó cuando un joven autor, que tenía que recibir 200.000 dólares como anticipo de su novela, se quejó a la editorial de que el dinero no llegaba, pasando por encima del agente. La investigación policial descubrió que se había embolsado más de 3 millones de dólares.
Durante mucho tiempo, la gente pensó que Palahniuk se estaba volviendo arisco y huraño, pero es que no tenía dinero para hacer la vida social de antaño y, además, dudaba de su éxito y de su posición literaria. No, no estaba loco, es que estaba completamente engañado por un hombre, además, que todo el mundo describe como amable, eficiente y servicial.
Ahora, Palahniuk ha comenzado a recibir apoyos por parte de otros implicados en el mundo del libro, dos de sus editores le van a pagar directamente los gastos de una gira de firmas. Pero hay más: lectores que se han enterado de su situación le han ofrecido dinero para que se recupere, incluyendo fondos para la universidad de sus hijos o incluso hipotecando sus casas.
Palahniuk, por su parte, ha comentado dos cosas importantes: ha descubierto que es rico, no en dinero, sino en amigos y gente que admira genuinamente su trabajo; y que todas sus quejas sobre que la piratería de libros estaba acabando con su carrera eran una enorme exageración.
Editado: Al final la noticia se ha desarrollado en profundidad y el culpable no era el agente asignado a Palahniuk, sino el contable asignado a su cuenta, por el que pasaban las comunicaciones de las editoriales, así como los pagos.
Fotografía de Roferbia con licencia CC BY-SA 3.0
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(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.