- El 21 de marzo fue escogido por la UNESCO.
- La poesía está de moda entre la gente joven.
Es curioso ver cómo los saltos culturales entre generaciones son completamente impredecibles. Hace quince años, cualquier editor de poesía habría pensado como imposible alcanzar tiradas de miles de ejemplares y reediciones de poemarios; que poetas congregaran a cientos de jóvenes y que su presencia en las redes sociales fuera abrumadora. Pero aquí estamos, en el Día Mundial de la Poesía de 2018, y con una presencia poética en el mundo literario en castellano, muy por encima de cualquier expectativa.
Se podría decir que existe un repunte de la poesía en dos vertientes, una que nace del yo, de la propia experiencia y que transita el camino de la propia percepción y las relaciones personales, quizá con ecos románticos, cuyo éxito popular es incontestable. Las obras de Marwan o Defreds, así como la de incontables Instagram-poets que ahora toman las redes sociales, suponen un punto de unión emocional y directa. La mayor parte de esta poesía busca la sencillez y la conexión con la vida diaria, una poesía urbana que en ocasiones puede pecar de simplista, pero de gran atractivo para muchos.
Por otro camino, aunque a veces se crucen, sigue en aumento, aunque a menor ritmo, la poesía dedicada a la reivindicación y a la denuncia, a lo social sin renunciar a la experiencia, y que tiene en los recitales -o slams– su hogar natural, junto a los poetas que buscan la descomposición de las formas poéticas tradicionales y que arrasan con el propio lenguaje. Si buscáis algo diferente, podéis acercaros al colectivo de Voces del Extremo.
La poesía, claro, no termina ahí. Ni en lo sencillo de un verso libre ni en lo complicado de un soneto; existe más allá del surrealismo sonoro y de la sencillez amorosa. Del simbolismo romántico, de las voces reivindicativas o de las figuras dolientes. Cada cual tiene su propia voz esperando ser liberada, expuesta y destruida.
Por tanto, os animamos, hoy más que nunca, a darle una oportunidad a la poesía, no solo al leerla, sino también al escribirla. Que no os de vergüenza dar forma a vuestros sentimientos, a vuestro mundo personal, a vuestra visión de la realidad y compartir el resultado con el mundo. Y es que, como decía Gabriel Celaya, la poesía es una arma cargada de futuro.