- Encuentran relación entre emociones y aprendizaje.
- La tristeza parece potenciar el análisis y la memoria.
Un estudio científico mostró a 80 personas una película cómica, y a otras 80 una cargada de tristeza. Tras el visionado, todos leyeron el mismo texto sobre cómo los osos polares sobreviven hoy en día en el Ártico y rellenaron un cuestionario para comprobar su comprensión lectora. De manera sorprendente, aquellos que venían de ver la película triste lograron una mejor puntuación a la hora de analizar los puntos más complicados del texto.
No es que la tristeza o la felicidad afecten a los puntos básicos del texto, todos sacaron más o menos las mismas puntuaciones en los hechos y detalles descritos, pero los tristes destacaron en los temas que había que inferir a partir de la información. Este resultado fue lo suficientemente asombroso como para que hicieran el mismo experimento otra vez, pero con 600 personas. El resultado fue el mismo.
Al parecer, en un estado de tristeza, o leve tristeza, al parecer, el cerebro funciona mejor en aspectos como el aprendizaje y la reflexión más compleja. Para comprobar una vez más esto, se comparó los resultados con aquellos que venían de ver una película de terror… y no sacaron mejores puntuaciones.
¿Qué quiere decir esto? Puede que, a primera vista, un estado de euforia nos despiste más que el resto de emociones, o que el miedo y la tristeza nos pongan más alerta. Lo cierto es que con lo que tenemos que quedarnos es que las emociones afectan a cómo aprendemos y reflexionamos sobre un texto, algo que, hasta el momento, no está del todo aceptado.
No es la primera vez que se aprecia una influencia sobre las emociones. Otro estudio, este de una universidad australiana de 2016, encontró que las emociones negativas provocan que la gente recuerde mejor las cosas. Otro, de 2002, afirmaba que la gente feliz se centra más en lo general, digamos “el bosque”, mientras que las personas tristes prestaban más atención al detalle, a “los árboles”. Quizá sea esto lo que provoca una mejor comprensión lectora, con una mejor retención de detalles en la memoria.
¿Quiere esto decir que hay que ponerse triste para una mejor lectura? No, pero nos puede enseñar a cómo leemos y procesamos la información, con todo lo que eso implica a la hora de preparar exámenes, artículos o incluso novelas.
Vía: The Hechinger Report