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Cómo crear un protagonista para tu serie de novelas

AutorAlfredo Álamo el 26 de septiembre de 2017 en Divulgación
  • ¿Tienes envidia de personajes como Holmes o Poirot?
  • Si eres escritor de género, necesitas protagonistas singulares.

Personaje con traje empuñando un plátano como pistola.

Si estás planteándote comenzar una serie de novela negra, ciencia ficción o terror siguiendo los cánones del género, seguro que ya te has enfrentado a la primera de las dificultades: la creación de un personaje protagonista que tenga gancho, que haga que los lectores tengan ganas de saber de él, de sus aventuras, de su evolución. No, no es algo sencillo, así que hoy os vamos a dar unos cuantos consejos para bocetar a vuestro héroe (o heroína, claro).

Busca algo que lo haga único, que lo diferencie del resto. Piensa en personajes como Holmes, altivo, con grandes cambios de humor, obsesivo… O tal vez en Poirot, un belga susceptible con debilidad por las jovencitas y la comida, pero que nunca deja de ejercitar sus pequeñas células grises.

Tiene que ser muy bueno en algo. Hay una característica en cada gran personaje que aporta a hacerlo único. Grandes poderes de observación. Excelente puntería. Ser un estratega natural. Hasta la paciencia infinita y candor del Padre Brown, por ejemplo, serían definitorias.

Ponle un punto débil. A nadie le gustan los tipos invencibles o sin problemas. De hecho, cuantos más problemas y debilidades tenga, será más fácil de humanizar. Holmes tiene sus escarceos con las drogas, otros se dejan llevar por sus sentimientos, la rabia, el orgullo… siempre tiene que haber algo que pueda hacerles caer.

Algo de rebeldía nunca viene mal. A la gente le gustan los rebeldes, los inconformistas, aquellos que están un poco al margen y se resisten a aceptar lo establecido. Todo gran personaje tiene que tener un poco de esto para no parecer un rodillo monolítico. Y así te puedes permitir meter a personajes con los que discutir, todo Holmes necesita a su Lestrade.

Además, es interesante que le pasen cosas que hagan que el lector se encariñe con él. Un gran ejemplo es lo que le pasa a Philip Marlowe en la mayoría de las novelas de Chandler: no hacen más que darle palizas que lleva más o menos con entereza. Esto consigue que acabemos empatizando con él.

¿Tiene que crecer el personaje? Bien, eso es una decisión personal. Hay series de novelas en las que el personaje principal es siempre igual, que no cambia. Poirot o Holmes no es que tengan un desarrollo personal muy grande, pero otros van evolucionando a medida que las novelas avanzan. ¿Ejemplos? Quizá uno reciente sea Charlie Parker, el detective de John Connolly, cuyo cambio, aunque lento, es cada vez más apreciable.

Vía: Kill Zone

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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