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¿Cuándo dejamos de leer?

AutorAlfredo Álamo el 12 de enero de 2017 en Opinión
  • El 40% de españoles no leyó un solo libro en 2015.
  • ¿En qué momento la lectura pierde su atractivo?

Libro en blanco con una hoja de árbol caduca.

Las noticias que da el CIS y el Gremio de Editores siguen la línea de años anteriores, donde el porcentaje de españoles que no leen en absoluto se suele colocar entre un 36 y un 40 por ciento. La verdad es que es un dato algo descorazonador, ya que estamos hablando de un porcentaje bastante alto de la población. Las causas que se han apuntado son varias, entre ellas la crisis económica y las constantes reformas educativas. Sin embargo, ¿acaso se leía mucho más antes de la crisis? ¿No se fomenta la lectura en las escuelas?

Lo cierto es que la crisis afecta más en el tema de las ventas que en el de la lectura. De hecho, leer no es un vicio caro, sobre todo para el que es lector habitual. Siempre se puede conseguir algún libro que otro, en bolsillo, en la biblioteca, por un amigo. Leer no es comprar libros, algo que en el Gremio de Editores suelen confundir. Pero sí, si atendemos a los indicadores socioeconómicos, las clases desfavorecidas tienen siempre menores índices de lectura: cuando la situación no es temporal, sino endémica, el acceso a la cultura no es una prioridad. Si la precarización aumenta, es normal que los lectores disminuyan.

En cuanto a las escuelas, lo cierto es que, pese al cambio de planes educativos, el fomento de la lectura siempre ha sido una prioridad. Introducir la lectura como ocio en los más jóvenes es algo que se intenta desde hace años. Si miramos los porcentajes, vemos que son los más jóvenes los que más leen. Sin embargo, parece que hay un salto al llegar a la edad adulta en el que poco a poco más gente deja de leer y prefiere otras formas de ocio. Entonces, ¿es un fallo del sistema educativo por no lograr enganchar a los jóvenes? ¿O hay un salto social y económico en la edad adulta que nos lleva a alejarnos de la lectura?

El impacto de las nuevas tecnologías y el cambio de ocio tradicional es evidente. Ponerse delante de la televisión a ver series (que está muy bien) es más fácil que leer. Si a eso unimos que el ser humano no deja de ser un animal imitador, no es de extrañar que de padres que no leen o ven en la lectura algo menor, salgan más tarde adultos con el mismo pensamiento. Si en una casa no hay libros, ni se inculca lo importante que son las bibliotecas, por mucho que se intente en su escuela es difícil que de ahí salga algún lector.

La visión social de la lectura como ocio y cultura sigue siendo minoritaria a nivel de calle. Se pueden hacer muchas más cosas que requieren menos esfuerzo y con más reconocimiento colectivo. Eso nos lleva a vivir en un país donde llegada cierta edad se nos transmite la idea de que leer es algo muy secundario. Casi podríamos decir que se piensa en la lectura como en una actividad infantilizada.

Los lectores, sobre todo los muy lectores, vivimos en una burbuja de librerías, bibliotecas, presentaciones de libros y discusiones literarias que, en realidad, importan muy poco a la mayoría social. De hecho, ese 40% de gente que no lee es el primer peldaño de una larga gradación, que va desde los que han leído 1 o 2 al año -otra gran mayoría-, hasta llegar a los que leen de manera habitual.

¿Cuándo dejamos de leer? Cuando aceptamos que la realidad es más importante que la imaginación, cuando entendemos que el tiempo del que disponemos es escaso y hay que aprovecharlo; cuando el trabajo se come nuestra vida y no podemos encontrar un hueco para nosotros. En definitiva, cuando la vida adulta se nos hace difícil y las salidas que podemos encontrar se nos muestran mucho más sencillas y atractivas. Sobre todo si nadie más a nuestro alrededor sigue leyendo. Y este es un proceso lento que viene repitiéndose desde hace décadas, por lo que los cambios educativos o la crisis no son más que elementos que agudizan la situación, pero que no la han creado.

¿Y vosotros? ¿Leéis igual que cuando eráis más jóvenes? ¿Más? ¿Menos? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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