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Libros que tus hijos no deberían leer

AutorAlfredo Álamo el 29 de agosto de 2016 en Opinión
  • ¿Qué hace de un libro una obra no recomendable?
  • ¿Dejas leer a tus hijos sin tu supervisión?

Niños leyendo en el parque literatura infantil.

Si alguien me preguntara si hay, de entrada, algún libro infantil y juvenil que su hijo -o hija- no debería leer bajo ningún concepto, creo que mi primera respuesta sería siempre la misma: ninguno. Claro que tendría que añadir que entiendo que cualquier libro que un niño tenga que leer debe hacerlo con el concurso de sus padres. Es decir, si en el hipotético caso de que un libro polémico, como ha sido en las últimas semanas el de Consejos para sobrevivir en el instituto, cayera en manos de un niño, lo mejor sería leerlo con él, resolver sus preguntas y explicarle cualquier duda que tenga. Los pequeños son esponjas, eso es cierto, pero no son esponjas tontas.

Quizá yo no sea el mejor ejemplo. Empecé a leer muy pronto y casi cualquier cosa que caía por mis manos acababa en la pila de pendientes. Eso me daba alegrías, como el descubrimiento temprano de la literatura de género fantástico, y decepciones como Por el camino de Swann (no, a los diez años no es la mejor lectura). Pero si algo tuve siempre claro era la diferencia entre realidad y ficción, entre lo que podía encontrar en las páginas de un libro y lo que era la vida a mi alrededor. Tuve suerte de que me animaran desde siempre a leer y de que jamás me faltara una lectura, pero también me quedó muy claro esa diferencia, creo que fundamental.

Por supuesto que leía a escondidas libros que en teoría no debía leer por su contenido erótico o violento. Quién haya sido un adolescente curioso siempre habrá tratado de saltarse normas, descubrir lo prohibido y ser un transgresor, buscando los límites. Por eso precisamente hay que tener muy en cuenta qué queremos prohibirles y qué no. Es cierto que hay lecturas muy distanciadas de la edad recomendada, pero, si quieren leerlas, habría que preguntarse la razón de dicho interés, ver si es legítimo y, en ese caso, leer con ellos. Tampoco conviene fiarse de airadas protestas, ya que si nos fijamos, por ejemplo, en los libros que más quejas reciben en Estados Unidos, la mayoría de ellos contienen valores familiares, humanos y contrarios al racismo. En el top de libros con quejas está uno en el que dos pingüinos macho adoptan a un pingüinito. Ese es el nivel.

Una gran solución para que los niños no lean libros que consideramos poco apropiados para ellos es ofrecerles otros que sí nos lo parecen. Es más, la mejor solución es animarles a que desarrollen su propio gusto lo ante posible, ya que aunque pensemos que somos unos padres o unos tíos muy enrollados y que sabemos lo que quieren los chavales, lo más seguro es que no tengamos ni idea de lo que pasa por esas cabecitas cuando están sueltos con su grupo de amigos.

Así que lo vuelvo a decir y lo resumo sin problemas, si un niño quiere leer un libro hay que analizar no sólo la etiqueta de edad recomendada, sino las razones que le llevan a querer leerlo. Y siempre, sobre todo en el caso de obras polémicas o complejas, estar a su lado para atender cualquier duda que tenga y preguntarle qué ha entendido al final. Aprender a leer es aprender a juzgar, a desarrollar un criterio propio y una voluntad por el aprendizaje.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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