- Si crees que vas a acordarte de todo lo que lees, estás equivocado.
- Lo mejor es llevar un registro sencillo de las lecturas.
Cuando tenía veinte años, es decir, hace unos pocos -ejem-, creía que era capaz de recordar todos los libros que me había leído, que no eran pocos. Así que entre ida y vuelta de la biblioteca pública no me preocupaba mucho de tomar notas, excepto si veía algún tema o idea especialmente interesante. Lo cierto es que ahora, varios miles de libros más tarde, mi memoria ya no da para tanto y echo de menos haber tomado algún tipo de indicación cuando era más joven.
La suerte es que hoy en día casi cualquier programa de gestión de bibliotecas o ebooks tiene los campos suficientes para llevar ese registro que en mi época se hacía -glups- a base de fichas. Sin embargo, he de decir -varios ordenadores, sistemas y desastres informáticos más tarde-, que las únicas anotaciones que me quedan hoy en día son las que hice a mano. Es cierto que la tecnología en la nube ayuda a mantener la información, pero para ciertas cosas tan nimias como esta, casi es mejor un pequeño bloc de notas y un bolígrafo. Pero, ¿qué información debería anotar siempre?
El título, el autor, la editorial y la fecha en que lo leíste. Digamos que esa cabecera te da un cierto empujón a la memoria. Cuando estudiaba, añadía el curso y todavía hoy me sirve para situarme con facilidad en la época (es curioso cómo funciona el cerebro, ¿verdad?). También puedes poner si lo compraste, te lo dejaron o era de la biblioteca.
Luego una breve sinopsis. Nada elaborado, lo que se te quede nada más terminarlo está bien. A continuación, qué te ha parecido. No hace falta que hagas un ensayo sobre el libro, pero unas cuantas líneas te ayudarán en un futuro, sobre todo si le vas a dar una relectura. Algunos conceptos asociados, como el género, si se te ha hecho largo, palabras clave… puedes hacer tus anotaciones tan complejas como quieras. Otra buena idea es anotar libros que en ese momento, cuando lo tienes más fresco en la cabeza, te parezcan relacionados.
Puede parecer una tontería, pero a lo largo de los años, cuando he revisado las escasas notas que tenía, las he encontrado de gran utilidad. La gente que conozco que ha llevado siempre un registro de sus lecturas son fuente segura de sabiduría y capaz de resolverte muchas dudas. Si piensas convertirte algún día en escritor creo que es un hábito indispensable, sobre todo a medida que tus notas van diseccionando mejor los libros de los demás.
¿Y vosotros? ¿Anotáis vuestras lecturas o sois más de los de leer y pasar al siguiente libro? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.