- Es la parte más difícil de escribir una novela.
- Casi todos los libros son juzgados por su conclusión.
Puedes haber pasado mucho tiempo escribiendo con la idea de cómo terminaría tu libro en la cabeza. Bien, es una manera de trabajar, aunque por experiencia sé que a medida que escribes igual ese final tan bien definido que habías pensado se va complicando y perdiendo fuerza. Sí, la idea está ahí, pero ya no parece tan clara. O bien eres de los que escribe con solo una noción de lo que está pasando y dejas que sea la propia historia la que dicte el final a medida que la desarrollas. En cualquier caso, rematar una novela es uno de los momentos más complicados a los que se puede enfrentar un escritor. Hoy os damos algunos consejos sobre cómo superarlo con nota.
Termínalo
Empezamos con un consejo demasiado obvio, pero la mayor parte de la gente que empieza a escribir un libro nunca lo termina. Así que no pierdas de vista el objetivo y avanza hasta darle un final. Luego, más adelante, podrás cambiarlo, ampliarlo, borrarlo y empezar de nuevo, pero si dejas el libro a medias es difícil retomarlo más adelante o incluso empezar con otro. Que no se te acumulen los libros a medias en el cajón. Puede que el resultado no sea el que buscabas o que no te guste, pero por lo menos has completado un proyecto y has aprendido cómo hacerlo.
No sigas escribiendo tramas secundarias
A la hora de escribir, si realmente lo vives, te darás cuenta de que muchos de tus personajes se merecen más espacio, más páginas, más situaciones. Los escenarios se te quedarán cortos, los diálogos pequeños y querrás explorar nuevas ideas. No lo hagas. Al menos no al principio. Céntrate en los capítulos y define tus objetivos. Ten el final en mente a medida que avances y procura que el cierre no sea en falso. Cuantas más tramas abiertas y más personajes secundarios desarrolles más complicado será el final.
Sigue la lógica interna de la narración
Ten en cuenta que los lectores son muy listos. Van a detectar cualquier inconsistencia que hayas dejado en la trama, cualquier contradicción en la que caigas, y también se fijan en los fallos de continuidad. Así que el final debe seguir el ritmo, ideas y concepto del resto de la narración. No hay atajos para terminar una historia y un final abrupto en una novela lenta o un final demasiado largo en un thriller de acción puede hacer que la sensación final sea confusa.
Huye del Deus ex machina
Es un consejo básico a lo largo de cualquier narración, pero en un final es imperdonable. Si decides sacarte de la manga una solución a toda la trama, más te vale ser un maestro de los personajes y el ambiente, porque la mayor parte de las veces dejas al lector con una sensación de estafa. Procura que el final tenga sentido y que incorpore elementos mostrados durante la narración. El deus ex machina es especialmente molesto en las novelas de intriga y suspense, donde es un problema endémico.
Piensa en esas últimas palabras.
El final es el final. Las palabras que uses serán las que queden grabadas a fuego en la mente del lector cuando termine el libro. Piensa bien cómo quieres que recuerden el libro. Mi consejo es huyas de la grandilocuencia y el efectismo. Si tienes que dejar un final abierto, déjalo. Si tienes que acabar con un diálogo, hazlo. Pero no busques volverte un poeta en el último párrafo si el resto del libro has usado un lenguaje telegráfico y sucio.
¿Y vosotros? ¿Qué trucos usáis a la hora de terminar vuestras historias? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.
(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.