- Surgieron en los EEUU durante los años 60.
- En la actualidad ha triunfado su versión antiestrés.
El éxito de los libros para colorear dedicados a un público adulto ha sorprendido a propios y extraños durante los últimos meses. Quién podía imaginar que algo tan sencillo como rellenar figuritas abstractas con colores vivos podía llegar a ser una actividad desestresante capaz de vender miles de libros. Esto ha llegado tan lejos que incluso el fabricante de lápices de colores más grande del mundo, Faber Castell, ha declarado que la demanda de material les ha sobrepasado y se están quedando sin stock.
Dejando a un lado la pasión por pintar que, por lo visto, ha atrapado a mucha gente bajo su aparente hechizo antiestrés, lo cierto es que los libros para colorear para adultos no son una invención reciente, sino que tienen su origen hace más de cincuenta años, y no, no se crearon con la misma intención y, además, no se parecían en absoluto a los que podemos encontrar hoy en día en las tiendas.
En los años 60, este tipo de libros también se convirtió en un éxito incontestable, ocupando durante semanas las listas de libros más vendidos del New York Times. Era, claro, en Estados Unidos, durante los primeros años del auge de la contracultura, cuando muchos de los símbolos culturales más populares fueron escogidos para transmitir un nuevo tipo de mensaje. En el caso de los libros para colorear, la política fue el punto principal, con el JFK Coloring Book (El libro para colorear de John Fitzgeral Kennedy) como primer gran éxito, llegando a recaudar un millón de dólares de la época.
Los primeros libros para colorear buscaban ridiculizar el estilo de vida típico americano que se había publicitado hasta la extenuación en los años 50. La familia de clase media, con el padre trabajador siempre de traje, un coche gigante, la mujer en la cocina y los hijos perfectos. De ahí se saltó a realizar sátiras sobre el gobierno, los partidos políticos e incluso sobre los anticomunistas furibundos. No se escaparon tampoco las tribus urbanas de la época o las burlas sobre otros símbolos, como los personajes de la Disney. Las críticas no fueron muy buenas desde las altas esferas de la cultura y, en posteriores análisis, se dieron cuenta de que con toda probabilidad la idea era más leer el libro como una sátira más que para colorear de verdad.
Durante las últimas décadas esta práctica casi ha desaparecido, aunque con el éxito de los nuevos libros para colorear han aparecido nuevas sátiras (hay un libro sobre Hillary Clinton) e incluso han llegado a España, como es el caso de Colorama, una sátira cruel sobre la situación política actual que regaló la Fnac en diciembre de 2015 y que desató una fuerte polémica, ya que hubo mucha gente que pensó que era un libro adoctrinador para niños en lugar de una publicación en la línea de la tradición americana de libros para adultos.
En cualquier caso, si estáis interesados en crear vuestro propio libro para colorear, no hace falta que seáis unos manitas del dibujo, ya que existen webs como Color Me Book que transforman vuestras fotos en libros para colorear de papel que, por un módico precio, os llegan a casa. La nueva modernidad acaba con el posmodernismo de los libros para colorear políticos, convirtiéndolos en un canto al ego personal. El signo de los tiempos.